Disparos entre tinieblas
Tienen graves discapacidades visuales. Algunos est¨¢n completamente ciegos. Y son fot¨®grafos. Desde Par¨ªs hasta La Habana, pasando por Bilbao, estas personas han decidido desafiar sus limitaciones aportando una mirada diferente al mundo del arte. Luz en la oscuridad.
La mano izquierda del fot¨®grafo tienta la Alhambra mientras la derecha sostiene la c¨¢mara. La noche envuelve la paz de sus jardines. "?Flas!". Demasiada luz; el sensor sonoro emite un pitido de alarma. Hay que encuadrar otra vez de forma intuitiva y aguantar la respiraci¨®n al disparar el obturador. "?Clic!". Tras el revelado, el artista no puede ver lo que muestra la fotograf¨ªa. La voz de su ayudante se lo explica. "Maestro, su mano aparece en la imagen tanteando unas letras esculpidas en la pared monumental: 'Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada".
Esta fotograf¨ªa en blanco y negro forma parte de la serie El jard¨ªn invisible. Con ese t¨ªtulo se expuso en el madrile?o C¨ªrculo de Bellas Artes -junto a obras de 38 artistas videntes, discapacitados visuales e invidentes- durante la I Bienal de Arte Contempor¨¢neo de la Fundaci¨®n ONCE. El autor, Evgen Bavcar (Eslovenia, 1946) es ciego. Del brazo de su representante y durante la inauguraci¨®n de la muestra, explica las sensaciones que experiment¨® al retratar el monumento granadino: "La Alhambra est¨¢ prohibida para los ciegos porque todo en ella pertenece al dominio de lo visible. Hay que desmitificar esta gran injusticia est¨¦tica".
"Que una mujer se desnude ante un ciego para ser fotografiada es un acto con una carga po¨¦tica inigualable"
La rama de un ¨¢rbol le arrebat¨® la vista de su ojo izquierdo a los 10 a?os. A los 12, la explosi¨®n de una mina enterrada durante la II Guerra Mundial le sumi¨® en la total oscuridad. Sufri¨® ambos accidentes en su Eslovenia natal, donde se convirti¨® en "una v¨ªctima de guerra en tiempos de paz". Con la memoria visual de los paisajes de su infancia -"creo que Dios me dej¨® ciego para recordar mi pa¨ªs siempre bello"-, empu?¨® una c¨¢mara por primera vez a los 16 a?os. Un artista amigo de su familia revel¨® su primer rollo y le ense?¨® los secretos de la c¨¢mara oscura.
"?Mi Nikon ve por m¨ª! Cada flas que disparo me resarce una pizca del sol que he perdido". La frase pertenece a la deslumbrante novela Tommaso y el fot¨®grafo ciego, del italiano Gesualdo Bufalino. El amigo del protagonista se niega a resignarse a las costumbres supuestas a los invidentes. Bavcar aparc¨® pronto el acorde¨®n tras sus percances. "Para un ciego como yo (que conserva el o¨ªdo) no supon¨ªa ning¨²n reto seguir toc¨¢ndolo". La fotograf¨ªa, en cambio, s¨ª que lo era. "Empec¨¦ a hacer fotos porque nacen de la oscuridad. Sin tinieblas no puede hablarse de fotograf¨ªa".
El sonido es su principal aliado en la cuesti¨®n t¨¦cnica. Un peque?o aparato con una c¨¦lula fotoel¨¦ctrica advierte de la intensidad de la luz, emitiendo se?ales sonoras que sugieren los ajustes en la c¨¢mara. El ayudante mide los metros que separan al artista del motivo a retratar para fijar la distancia de enfoque. El resto lo aporta la intuici¨®n de Bavcar. En el laboratorio donde se revelan sus carretes le explican lo que muestran sus fotograf¨ªas y ¨¦l ordena los retoques a llevar a cabo. Siempre a trav¨¦s de las voces de los dem¨¢s. Su modalidad favorita es el desnudo. "Que una mujer se desnude ante un ciego representa un acto de belleza sublime. Si accede a ser fotografiada, el instante adquiere una carga po¨¦tica inigualable".
Bavcar comparte el amor por las tinieblas de Baudelaire y Rimbaud; se ampara en el Edipo rey, de S¨®focles, y el plat¨®nico Mito de la Caverna para denunciar la injusticia que, seg¨²n ¨¦l, se comete con los ciegos al negarles el mundo reservado a los que ven. "Los griegos comprendieron que con los ojos no se puede ver lo invisible. S¨®lo los ciegos sabemos mirar con el coraz¨®n". Este doctor en Filosof¨ªa por la Universidad de la Sorbona, que hoy vive y trabaja en Par¨ªs -en el Centro Nacional de Investigaci¨®n Cient¨ªfica-, reclama el derecho a la imagen, "que es universal, incluso para los ciegos".
El historiador Michel Frizot excluy¨® a los fot¨®grafos ciegos de su Nouvelle histoire de la photographie. Para los que no aceptan que un invidente intente atrapar una realidad que, a simple vista, se le escapa, el artista esloveno recuerda: "Hay muchos tipos de ceguera; pol¨ªtica, social, art¨ªstica?".
El resumen m¨¢s cr¨ªptico de la actividad fotogr¨¢fica lo dej¨® escrito el gran fot¨®grafo franc¨¦s Henri Cartier-Bresson (1908-2004): "Consiste en poner el ojo, la cabeza y el coraz¨®n en el mismo punto de mira". Bavcar asegura transmitir la misma emoci¨®n a pesar de su carencia visual. "Las realidades que retrato existen en la mirada de los dem¨¢s. Eso justifica mi trabajo".
Manuel Falces, director del Centro Andaluz de la Fotograf¨ªa (CAF), que desde 1990 organiza talleres, exposiciones y publicaciones en su sede de Almer¨ªa, asegura que las instant¨¢neas de Bavcar han destrozado el mitificado ojo fotogr¨¢fico. "Su obra demuestra que la visi¨®n y la memoria no son imprescindibles para hacer fotograf¨ªas". El esloveno ha expuesto su obra en el CAF, junto a la de ilustres del gremio como Cartier-Bresson o Sarah Moon.
Su caso no es ¨²nico en el mundo. De Asia a Latinoam¨¦rica, pasando por Nueva York, invidentes o discapacitados visuales exponen o publican fotograf¨ªas. Como el espa?ol Paco Grande -ciego casi total y ex marido de la actriz Jessica Lange-, que ha desarrollado la mayor parte de su carrera fotogr¨¢fica y cinematogr¨¢fica en Nueva York. O la neoyorquina Flo Fox, el mexicano Gerardo Nigenda o el japon¨¦s Toun Ishii, quien retrata con emocionante precisi¨®n el monte Fujiyama.
Para Miguel ?ngel Verdugo, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Discapacidad en la Universidad de Salamanca, "todos estos creadores representan un claro referente de huida de las costumbres asociadas a su discapacidad". Asegura que, sin tratarse de una terapia recomendable cient¨ªficamente, "logran con su actividad un alto grado de participaci¨®n social".
En nuestro pa¨ªs, la ONCE cuenta entre sus afiliados con tres fot¨®grafos que tienen gravemente limitada su capacidad visual. Uno de ellos es Juan Torre (Getxo, 1956), quien la ma?ana del 15 de enero de 1986 se levant¨® con el ojo derecho encharcado en sangre. La vida reservaba para el d¨ªa de su 30? cumplea?os un regalo macabro. Una persiana roja baj¨® ante su mirada en forma de hemorragia interna, presagiando la enfermedad degenerativa que aniquil¨® sus armas de reportero. Tras ser un espectador de la transici¨®n como fot¨®grafo del extinto Diario 16 y la revista Interviu, se impuso una veda forzosa de la caza de im¨¢genes.
El d¨ªa de la primera hemorragia, Torre termin¨® s¨®lo con su ojo izquierdo el reportaje que realizaba en Madrid sobre la obra del artista vasco Agust¨ªn Ibarrola. Dos meses m¨¢s tarde empez¨® a padecer hemorragias en ambos y dej¨® de hacer fotos profesionalmente. Intervenciones quir¨²rgicas con l¨¢ser y quemado en fr¨ªo de las venas oculares. Dolor. Alternativas naturales y tratamiento psicol¨®gico. Oscuridad. En la Universidad de Coimbra le diagnosticaron s¨ªndrome de Beh?et. "Su vista ir¨¢ poco a poco diluy¨¦ndose en sangre". Lo peor que le puede pasar a un fot¨®grafo. "Uno nunca acaba de asumir la putada que te hace la vida". Hoy no ve nada con su ojo derecho y conserva un 8% de visi¨®n en el izquierdo.
Su ¨²ltima foto publicada fue el 9 de marzo de 1987. Portada de la edici¨®n nacional de Diario 16 y reportaje interior del funeral en Mondrag¨®n del etarra Txomin Iturbe Abasolo, fallecido en Argelia tras sufrir un accidente. Se acabaron los viajes en coche a toda velocidad para llegar al aeropuerto de Bilbao a tiempo de mandar los carretes a la sede del peri¨®dico en Madrid.
La desesperaci¨®n le llev¨® a la ONCE en 1991, donde le ayudaron "a tirar pa'lante", y a Venezuela en 1996, su lugar de residencia hasta hace pocos meses. Lejos de sus oscuros fantasmas, volvi¨® a empu?ar una c¨¢mara tras 10 a?os de abstinencia. En una fugaz vuelta a Bilbao rescat¨® su equipo del altillo en el que un d¨ªa decidi¨® abandonar su profesi¨®n.
"Cuando llegu¨¦ a Venezuela empec¨¦ a sentirme mejor y recuper¨¦ la confianza. Record¨¦ que, pase lo que pase, soy fot¨®grafo". Torre se ha dedicado durante casi diez a?os a contemplar la vida. A esperar, sentado c¨¢mara en ristre -y con alg¨²n amigo que le gu¨ªa "para no caer por los barrancos"-, a que pasen las cosas. Y a disparar. Mirando a trav¨¦s de un potente teleobjetivo con el ojo en el que conserva algo de -m¨ªnima- visi¨®n. El resultado lo revisa con unas gafas de 24 dioptr¨ªas. "Intento que mis fotos reflejen m¨¢s de lo que puedo ver", comenta ahora por tel¨¦fono desde su regreso a Getxo. All¨ª intenta exponer sus fotos de peleas de gallos en Venezuela, tomadas durante estos ¨²ltimos a?os. Su ¨²ltima muestra individual en Espa?a se celebr¨® en el a?o 2000 en el Museo Tiflol¨®gico de la ONCE. Tuvo por t¨ªtulo Calor en el color.
La sede se encuentra en el madrile?o barrio de Tetu¨¢n. El Museo Tiflol¨®gico de la ONCE se inaugur¨® en 1992 para difundir creaciones art¨ªsticas perceptibles a trav¨¦s del tacto o realizadas por discapacitados visuales. Su director, Miguel Moreno, es ciego desde la infancia. Recuerda que casi todos los artistas que exponen su obra en el centro tienen memoria visual. "No sufren su discapacidad o ceguera desde el nacimiento. Conciben las im¨¢genes perdidas que permanecen en su subconsciente y aportan una mirada diferente al mundo del arte".
La memoria visual impulsa a estas personas a seguir atrapando realidades que conocieron en el pasado. Para el periodista de 50 a?os Carlos L¨®pez-Tapia, ciego desde los 27, los recuerdos de sus a?os de videncia tambi¨¦n son esenciales para su trabajo: dirigir un programa de radio sobre cine en la cadena SER. "Haber contemplado durante una parte importante de mi vida c¨®mo se organiza el lenguaje cinematogr¨¢fico en una pantalla me facilita hoy la comprensi¨®n de las pel¨ªculas". Afirma que el esfuerzo que desarrollan los discapacitados visuales con su trabajo fotogr¨¢fico est¨¢ por encima del resultado que obtengan: "Lo que cabe elogiar de estos artistas es que no se rinden a la autocompasi¨®n y la melancol¨ªa".
Carme Olle (Barcelona, 1950) llega a la puerta del Tiflol¨®gico agarrada del brazo de su hermano Alfons, de 52 a?os. Trae unas copias enmarcadas de las fotos de su ¨²ltimo viaje a Venezuela para que el museo gestione una exposici¨®n. Ella es, junto al riojano Gregorio Mart¨ªnez Ruiz, otra de los tres discapacitados visuales afiliados a la ONCE que exponen obras fotogr¨¢ficas. Una m¨¢cula de F¨¹chs y una degeneraci¨®n en la retina son responsables de que sus preciosos ojos azules vean la realidad distorsionada. "Desde que se me fundieron los plomos, cuando estoy frente a un edificio tengo la sensaci¨®n de que se me va a caer encima". Acerca su cabeza a medio metro del periodista y adivina el color malva de su camiseta. "En el mundo de la ceguera, yo soy la reina".
Carme trabaj¨® en un laboratorio fotogr¨¢fico antes de sufrir su enfermedad. Pasados los 40, el oculista le confes¨® que ya no ten¨ªa sentido "cambiarse las ventanas" para contrarrestar su miop¨ªa magna. Una especie de mosca empez¨® a revolotear por sus ojos, desvirtuando su vista.
Se afili¨® a la ONCE en 2000 y retom¨® dos a?os m¨¢s tarde su pasi¨®n fotogr¨¢fica. En el Tiflol¨®gico coincidi¨® con el fot¨®grafo-pintor-dramaturgo cubano Eladio Reyes. Ciego y artista multidisciplinar, este hombre hizo pensar a Carme: "Si ¨¦l puede hacer fotos, ?por qu¨¦ yo no?". Desde entonces dispara, siempre con la ayuda de su hermano. Utiliza un catalejo para hacer retratos. "Es muy inc¨®modo tener que pegarme a los modelos". Prefiere alejarse del motivo y fotografiarle desde la distancia con un teleobjetivo, tras intuir su presencia con el prism¨¢tico. Nunca ha vendido una foto. "Para m¨ª, es un hobby".
Aquel cubano que hizo reflexionar a Carme vive en La Habana. Ten¨ªa 16 a?os cuando le operaron de un tumor cerebral que le dej¨® completamente ciego. Eladio Reyes sobrepasa hoy la cincuentena. Ha escrito varias obras de teatro e infinidad de poemas. "Para tener sensibilidad no son necesarios los cinco sentidos. Ya es hora de que el hombre que s¨®lo posee cuatro sea considerado un ser capacitado".
El artista moja los dedos en tarros de pintura al ¨®leo. Verde, azul, amarillo y rojo. Acaricia con sus manos la tela blanca, dejando impresa la pintura en delicados c¨ªrculos; manchas que puede sentir, pero nunca ver. Flores amarillas con el tallo verde y abstracciones con diferentes tonalidades. La escena pertenece al documental La luz de los sentidos, realizado por Alberto Gonz¨¢lez Lorente en noviembre de 2003. El director valenciano conoci¨® a Reyes en Cuba, mientras estudiaba en la escuela de cine de San Antonio de los Ba?os.
Reyes compr¨® una vieja c¨¢mara sovi¨¦tica por cinco pesos y empez¨® a fotografiar a la gente de su pueblo, como ¨¦l llama a sus compatriotas. As¨ª lleva m¨¢s de diez a?os. Toca la cara de los modelos y se lleva la c¨¢mara a la altura de sus ciegos ojos. Siempre en blanco y negro. Su primera exposici¨®n fotogr¨¢fica tuvo lugar en la escuela de San Antonio de los Ba?os en 1995. Un profesor del centro le desvel¨® los secretos de la t¨¦cnica. "Lo dem¨¢s has de ponerlo t¨² con la intuici¨®n", le dijo. Antes de marcharse a pasear por el Malec¨®n con su bast¨®n blanco, recuerda por tel¨¦fono su mensaje: "Las cosas existen, aunque yo no las vea. El ojo que le falta al ciego ya lo tiene la c¨¢mara".
Una provocaci¨®n, tal vez. Una osad¨ªa "para el mundo de los que ven". Ya lo dej¨® escrito Gesualdo Bufalino en Tommaso y el fot¨®grafo ciego: "En este mundo no hay nada que no sea suplencia, pr¨®tesis, violaci¨®n: cabellos te?idos, dientes postizos, palabras falsas? S¨®lo ¨¦sta no miente -concluye blandiendo triunfalmente la Nikon negra-. ?Te sorprendo? ?Te escandalizo?".
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