Defensa rechaza que los servicios secretos de EE UU act¨²en por su cuenta en suelo espa?ol
La captura y repatriaci¨®n de un 'marine' en San Fernando pone en evidencia la falta de control
Federico Pimienta-Perdomo, un marine estadounidense de 28 a?os, natural de Uruguay, fue capturado el pasado 15 de febrero en San Fernando (C¨¢diz). Paul Cicarelli, agente especial encargado de delitos militares en Carolina del Norte (EE UU), explic¨® que el marine "fue detenido durante la noche y luego trasladado en un avi¨®n militar a la base a¨¦rea de Kelly, en Tejas".
Pimienta se encontraba en busca y captura desde el 6 de junio de 2005, un d¨ªa antes de que tuviera que enfrentarse a un consejo de guerra por la muerte del tambi¨¦n marine Russell White, de 19 a?os, a quien mat¨® de un disparo en la cabeza cuando limpiaba su arma en la base de Bagram (Afganist¨¢n), donde ambos estaban destinados. Pimienta fue juzgado en rebeld¨ªa y condenado a 12 a?os de prisi¨®n.
Pimienta fue detenido en C¨¢diz y llevado a Tejas sin intervenci¨®n de ning¨²n juez
"Desde que huy¨®", explic¨® Cicarelli, "nuestros agentes han estado trabajando activamente para localizarlo". El pasado verano, el nombre y la fotograf¨ªa de Pimienta se incluy¨® en la lista de M¨¢s buscados de Am¨¦rica.
Primero, fue seguido hasta Londres, donde se perdi¨® su pista. "Tras recibir informaci¨®n sobre el paradero de Pimienta, los agentes del Servicio de Investigaci¨®n Criminal Naval (NCIS) John Barron y Brian Moran y el investigador Jos¨¦ Luis Biez, destinado en Rota, donde hay una base naval, lograron localizarlo", agreg¨® el portavoz militar.
Pocos d¨ªas despu¨¦s, el Cuerpo de Marines cambi¨® su versi¨®n inicial y adujo que Pimienta no fue detenido sino que se entreg¨®. EL PA?S se puso en contacto con familiares del militar, en Hillside (Nueva Jersey), quienes ratificaron esta nueva versi¨®n, informa Yolanda Monge. Al estar acusado tambi¨¦n de un delito de deserci¨®n, la entrega voluntaria le garantizar¨¢ un trato m¨¢s ben¨¦volo.
Seg¨²n la informaci¨®n facilitada por los representantes estadounidenses al Ministerio de Defensa espa?ol, Pimienta iba camino de la base de Rota (C¨¢diz), con el prop¨®sito de entregarse, cuando se perdi¨®, por lo que los agentes del NCIS acudieron a buscarle. La detenci¨®n se produjo a las 10 de la noche en una gasolinera.
No hay forma de confirmar esta informaci¨®n: ning¨²n polic¨ªa espa?ol asisti¨® a la supuesta entrega y ning¨²n juez intervino antes de que el marine, detenido toda la noche en Rota, fuera embarcado en un avi¨®n militar.
El Convenio de Cooperaci¨®n para la Defensa entre Espa?a y EE UU prev¨¦ la posibilidad de que los jueces espa?oles hagan una declinatoria de jurisdicci¨®n en favor de sus hom¨®logos estadounidenses. Esta conducta es habitual en el caso de los militares destinados en Rota y acusados de delitos militares. Pero exige un acto formal del juez.
Con Federico Pimienta no se produjo tal renuncia de jurisdicci¨®n. Ni siquiera se trataba de un militar destinado en Espa?a y sujeto a las previsiones del convenio. Era un ciudadano estadounidense en busca y captura por un delito de homicidio involuntario. Lo l¨®gico, seg¨²n los expertos, es que se hubiera tramitado una petici¨®n de extradici¨®n. Aunque ¨¦sta habr¨ªa tropezado con dificultades, ya que hab¨ªa sido condenado en rebeld¨ªa, lo que no permite la legislaci¨®n espa?ola.
El llamado caso Pimienta ilustra la ambig¨¹edad de la situaci¨®n con que operan en Espa?a tanto el Servicio de Investigaci¨®n Criminal Naval (NCIS) como la Oficina de Investigaciones Especiales de la Fuerza A¨¦rea (OSI).
La reforma del convenio bilateral de defensa, firmada por los Gobiernos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y George W. Bush el 10 de abril de 2002, legaliz¨® por vez primera la presencia en Espa?a de los servicios de inteligencia de la Navy y la Fuerza A¨¦rea de EE UU.
El art¨ªculo del 17.6 del denominado protocolo de enmienda se?ala que el NCIS y la OSI "podr¨¢n mantener personal en Espa?a para que act¨²e en conjunci¨®n con sus hom¨®logos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de los servicios de inteligencia espa?oles en asuntos de inter¨¦s mutuo y lleven a cabo investigaciones criminales que afecten a personal o bienes de los Estados Unidos de Am¨¦rica".
La redacci¨®n es deliberadamente confusa. La expresi¨®n "en conjunci¨®n" significa de manera conjunta, pero no necesariamente subordinada; mientras que el verbo "afectar" es lo bastante amplio como para abarcar cualquier riesgo o amenaza que incluya entre sus objetivos potenciales a ciudadanos o instalaciones estadounidenses. El propio art¨ªculo prev¨¦ que "las autoridades competentes de ambos pa¨ªses deber¨¢n establecer las normas reguladoras sobre la actuaci¨®n en Espa?a del NCIS y de la OSI".
Cuatro a?os despu¨¦s de la firma del protocolo, todav¨ªa no se ha logrado un acuerdo sobre las reglas a las que debe ce?irse la actuaci¨®n en Espa?a de los servicios militares de inteligencia de EE UU. Poco antes de dimitir del cargo, el pasado d¨ªa 7, el anterior ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, rechaz¨® conceder al NCIS y a la OSI capacidad para realizar por su cuenta investigaciones criminales en suelo espa?ol.
"No es de recibo que tengan en Espa?a mayores competencias que en su pa¨ªs", indicaron fuentes pr¨®ximas al ex ministro.
Un estudio editado por la Fundaci¨®n Alternativas, que dirige Nicol¨¢s Sartorius, considera que el art¨ªculo 17.6 supone "una clara regresi¨®n en el principio de soberan¨ªa espa?ola", y propone suprimirlo antes de que expire la vigencia del convenio, en 2011.
La autora, Inmaculada C. Marrero, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Granada, cree que el protocolo de 2002 responde al alineamiento del Gobierno de Aznar con la Administraci¨®n de Bush, que culminar¨ªa con el apoyo a la invasi¨®n de Irak en 2003, y puede contradecir la nueva ley Org¨¢nica de Defensa Nacional. "Resulta incoherente que el Gobierno de Espa?a consienta que EE UU utilice el territorio espa?ol para realizar un tipo de misiones militares que las propias Fuerzas Armadas espa?olas no estar¨ªan autorizadas a llevar a cabo", escribe Marrero, en alusi¨®n al apoyo log¨ªstico que desde las bases de Rota y Mor¨®n de la Frontera se presta a la ocupaci¨®n de Irak.
De momento, la revisi¨®n del convenio no est¨¢ en la agenda. Pero s¨ª el acuerdo sobre las reglas de actuaci¨®n del NCIS y de la OSI. El caso Pimienta ha demostrado que las normas provisionales aprobadas por el Comit¨¦ Permanente Hispano-Estadounidense son, como m¨ªnimo, insuficientes.
La aprobaci¨®n de las definitivas incumbir¨¢ al nuevo ministro de Defensa, Jos¨¦ Antonio Alonso, que a su condici¨®n de juez une su experiencia como ministro de Interior en la cooperaci¨®n policial con Estados Unidos.
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