Los esc¨¢ndalos de tres ministros brit¨¢nicos ponen de nuevo a Blair a la defensiva
La oposici¨®n pide la salida del titular de Interior por no deportar a un millar de convictos extranjeros
Aunque firme en los sondeos, el Nuevo Laborismo parece haber entrado en una crisis con aires de fin de reinado que ha puesto en la picota esta semana a tres ministros clave del Gobierno. En el caso m¨¢s problem¨¢tico para el primer ministro, Tony Blair, la oposici¨®n ha pedido la destituci¨®n del titular de Interior, Charles Clarke, por no deportar a m¨¢s de mil extranjeros al t¨¦rmino de sus penas de c¨¢rcel, al tiempo que el viceprimer ministro, John Prescott, ha admitido un idilio con su secretaria, y la responsable de Sanidad, Patricia Hewitt, tiene en pie de guerra a los empleados de la sanidad p¨²blica.
Todo este se¨ªsmo sucede a una semana de las elecciones locales del 4 de mayo, en las que los expertos pronostican un batacazo laborista, a pesar de que los sondeos sobre las elecciones generales siguen reflejando un sorprendente vigor del Gobierno y la incapacidad de los conservadores de convertirse en una alternativa clara.
Unas veces por Irak y otras por la incompetencia o los deslices de sus ministros, Blair vive en el alambre. La infidelidad conyugal del viceprimer ministro, Prescott, de 67 a?os y bastantes kilos de peso que representa al viejo Laborismo y cuya extrovertida y malhumorada personalidad le ha servido de salvoconducto entre los periodistas, ha pasado de refil¨®n al lado de las otras dos crisis, que tocan aspectos muy pr¨®ximos a los electores: la seguridad ciudadana y la sanidad.
La crisis del Ministerio del Interior es especialmente da?ina y puede arrastrar a la dimisi¨®n a su responsable, Charles Clarke, uno de los ministros m¨¢s fieles a Blair. En s¨ªntesis, el problema es que desde 1999 hasta ahora han sido liberados m¨¢s de 1.000 presos extranjeros que legalmente pod¨ªan haber sido extraditados a sus pa¨ªses. La prensa y la oposici¨®n han presentado el asunto con una fuerte deriva xen¨®foba y alarmista, denunciando el peligro que esas liberaciones suponen para la seguridad de los brit¨¢nicos como si los ex convictos extranjeros fueran m¨¢s sanguinarios que los nacionales.
Blair se neg¨® ayer a aceptar la dimisi¨®n de Clarke, "porque se trata de gente que ya hab¨ªa cumplido sus sentencias, aunque se ha querido dar la impresi¨®n de que han sido puestos en libertad antes de tiempo". Pero m¨¢s all¨¢ de esas consideraciones, el problema es que las liberaciones y la renuncia a la deportaci¨®n no han sido fruto de una decisi¨®n sopesada, sino de la falta de coordinaci¨®n de los diferentes organismos del Ministerio. Los responsables de prisiones no sab¨ªan qu¨¦ reos deb¨ªan ser deportados por consejo de los jueces y, de hecho, en muchos casos hasta desconocen la nacionalidad misma de los presos. Peor a¨²n para Clarke, las liberaciones se han acelerado desde que en octubre tuvo conocimiento del problema.
La ministra de Sanidad, Patricia Hewitt, otro puntal de Blair en el Gabinete, parece tambi¨¦n al borde del abismo tras sufrir un g¨¦lido recibimiento el lunes en el congreso del sindicato de servicios, Unison, y ser abucheada repetidamente el mi¨¦rcoles en el congreso del Colegio de Enfermeras, un colectivo especialmente querido por los brit¨¢nicos y los medios de comunicaci¨®n. Hewitt parece haber perdido el apoyo de los empleados de la sanidad p¨²blica, que no comprenden que el d¨¦ficit del sector est¨¦ provocando el recorte de miles de empleos, en un momento en que el Gobierno est¨¢ inyectando mucho dinero en el sistema sanitario.
La oposici¨®n denuncia que el problema es que ese dinero ha llegado sin que el Gobierno haya sido capaz de reformar de antemano el sector, por lo que est¨¢n bajando los ratios de productividad y colapsando las finanzas de muchos hospitales. Y mientras los m¨¦dicos callan porque han disfrutado de considerables aumentos de sueldo, las enfermeras se quejan de que sus salarios crecen menos, pero sus responsabilidades aumentan de manera mucho m¨¢s pronunciada. Y aunque la atenci¨®n sanitaria ha mejorado, lo que se palpa en v¨ªsperas de las elecciones es la sensaci¨®n de que la sanidad est¨¢ en crisis.
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