Subdesarrollo social
Vicen? Navarro acaba de publicar El subdesarrollo social en Espa?a, que completa temas de su anterior ensayo, Bienestar insuficiente, democracia incompleta, premio Anagrama 2002. La facilidad con que Navarro utiliza los datos precisos con un tono casi period¨ªstico, le permite ofrecer un texto que, a pesar de su insistente objetividad, se lee casi como un mitin apasionado, como una proclama pol¨ªtica de rabiosa actualidad. Esa es, precisamente, una de las primeras cualidades del libro: la demostraci¨®n estad¨ªstica del subdesarrollo social en Espa?a -y, especialmente, en Catalu?a- es tambi¨¦n una llamada al rearme de la izquierda pol¨ªtica, en contra del poder permanente de unas clases conservadoras.
Una de las cualidades del libro de Vicen? Navarro es la demostraci¨®n estad¨ªstica del subdesarrollo social en Espa?a
Ha habido una permanente operaci¨®n de maquillaje para borrar los aspectos programados y sistem¨¢ticos de la barbarie de una dictadura fascista
Espa?a est¨¢ en la cola de la UE en cuanto a inversi¨®n en desarrollo social, es decir, en el mantenimiento del Estado de bienestar: sanidad, educaci¨®n, vivienda, ayuda a la familia, pensiones, mercado de trabajo, etc¨¦tera. Los datos aportados en la primera parte del libro son incuestionables y anuncian consecuencias insuperables si no se atacan las causas profundas, entre las cuales tienen un papel preponderante el poder de una clase minoritaria pero decisiva (el 30% de la poblaci¨®n con rentas superiores) y el poder de g¨¦nero que se opone a una reestructuraci¨®n de las formas de convivencia y a la consecuci¨®n de sus instrumentos.
La segunda parte del libro -la de mayor apasionamiento pol¨ªtico- es la rese?a del dominio de las clases conservadoras en la historia reciente de Espa?a como causa del subdesarrollo social, que culmina en la dictadura de Franco, calificada como el fascismo m¨¢s largo, m¨¢s persistente y m¨¢s decisivo del siglo XX, agravado con la beligerancia mal¨¦vola de la Iglesia cat¨®lica. Las p¨¢ginas dedicadas al an¨¢lisis de los preceptos fascistas m¨¢s caracter¨ªsticos son excelentes y abarcan desde la imposici¨®n de un l¨ªder de cualidades sobrehumanas, mitificado por un tremendo sistema de propaganda, hasta el intento de crear un nuevo arquetipo humano y una nueva sociedad nacionalista, racista y fundamentalmente anticomunista, apoyando el poder de las clases dominantes. El hecho de que a la dictadura se le llame en Espa?a franquismo en vez de fascismo como corresponder¨ªa seg¨²n este an¨¢lisis, ya indica que ha habido una permanente operaci¨®n de maquillaje para borrar en la mente de las nuevas generaciones los aspectos programados y sistem¨¢ticos de la barbarie de una dictadura fascista. Este cambio de denominaci¨®n es s¨®lo una parte del largo proceso de tergiversaci¨®n de la historia. Lo m¨¢s grave son las falsas interpretaciones tan divulgadas de la heroica apertura progresista de la Segunda Rep¨²blica. "Lo que no se ha explicado todav¨ªa a la juventud espa?ola es que la Segunda Rep¨²blica signific¨® el intento m¨¢s importante en la historia de nuestro pa¨ªs de corregir las enormes injusticias existentes en la sociedad. Naturalmente, en estas reformas hubo que recortar los privilegios de los intereses corporativos y de los poderes f¨¢cticos, que dominaban la vida pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural del pa¨ªs. As¨ª, la Rep¨²blica y la Generalitat de Catalu?a introdujeron la escuela p¨²blica (afectando a los intereses de la Iglesia, que controlaba la educaci¨®n), la Seguridad Social (que puso en contra a la banca y a las empresas de seguros), la reforma agraria (que afect¨® a los intereses de los terratenientes), el divorcio y el aborto (que puso en contra a la Iglesia), las reformas del ej¨¦rcito (que encontr¨® gran resistencia en el generalato), el derecho a la sindicalizaci¨®n (que puso en contra a la patronal) y un largo etc¨¦tera. La ciudadan¨ªa tambi¨¦n desconoce que esta Segunda Rep¨²blica espa?ola fue plurinacional, respetando no s¨®lo ret¨®ricamente sino tambi¨¦n en su ordenamiento constitucional la existencia de varias naciones en un proyecto com¨²n". Los grupos afectados dieron soporte al golpe militar para recuperar sus prebendas en contra de los intereses de la mayor¨ªa de los espa?oles. Y siguen hoy en la misma l¨ªnea, presentando a la Rep¨²blica como un fracaso e, indirectamente, justificando el golpe de Estado contra el desorden.
Adem¨¢s de esa falta de reconocimiento de los valores progresistas de nuestra historia, hay tambi¨¦n un "conservadurismo imperante" que se apoya en aquella tergiversaci¨®n: la Monarqu¨ªa, la Iglesia y el nacionalismo conservador. Los dos primeros se despachan de manera rotunda y convincente y las p¨¢ginas dedicadas al tercero dan datos concretos sobre Catalu?a -donde los d¨¦ficit sociales no s¨®lo son superiores al promedio europeo, sino al espa?ol- y explican c¨®mo el largo gobierno conservador logr¨® ocultar la descohesi¨®n social con una supuesta cohesi¨®n nacional y c¨®mo las clases sociales en el poder lograron que la discusi¨®n identitaria -pol¨ªtica y medi¨¢tica- sustituyese la urgente discusi¨®n social que les amenazaba.
El libro se complementa con dos secciones m¨¢s generales: la situaci¨®n a escala mundial y la cr¨ªtica a las posibles alternativas que ofrecen los socioliberales y las derivaciones moderadas de la izquierda. Son asimismo de un gran inter¨¦s y forman parte de una proclama claramente pol¨ªtica, revolucionaria, de la que el propio autor reclama una mayor divulgaci¨®n: las clases populares tienen que entender las causas del subdesarrollo social, puesto que son ellas las que sufren sus consecuencias. Y en este libro demuestra la conexi¨®n directa y perniciosa entre el olvido de nuestra historia, el poder persistente de las derechas en las clases dominantes y el retraso social de Espa?a.
Oriol Bohigas es arquitecto
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