Marilyn Monroe, el icono m¨¢s rentable de Am¨¦rica
"Sab¨ªa que le pertenec¨ªa al p¨²blico y al mundo. No porque fuera guapa o maravillosa sino porque nunca le pertenec¨ª a nadie m¨¢s". Marilyn Monroe escribi¨® estas palabras en su autobiograf¨ªa, My story, publicada en 1974, m¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s de su muerte, asesinato, o suicidio, seg¨²n quien cuente su historia. El pr¨®ximo 1 de junio la actriz hubiera cumplido 80 a?os, pero muri¨® a los 36. Su cuerpo, atiborrado de barbit¨²ricos, apareci¨® inerte un 5 de agosto de 1962 en su casa de Los ?ngeles. Y su prematura desaparici¨®n la transform¨® en el cad¨¢ver m¨¢s rentable de la iconograf¨ªa del siglo XX.
El copyright de sus im¨¢genes est¨¢ en manos de los fot¨®grafos que la inmortalizaron, pero la explotaci¨®n de los derechos comerciales no, ya que Marilyn se los leg¨® a Lee Strasberg, inventor del m¨¦todo de interpretaci¨®n hom¨®nimo y profesor de la actriz. Cuatro de aquellos fot¨®grafos y sus herederos intentan ahora recuperar esos derechos en los tribunales, donde este mes comenzaban a discutirse las ocho causas pendientes que les enfrentan con Anna Strasberg, viuda de Lee Strasberg y con CMG Worldwide, la agencia que gestiona para ella el cobro de esos derechos. En juego hay ocho millones de d¨®lares (627 millones de euros).
Sorprende que lo que est¨¢ en cuesti¨®n judicialmente sea su lugar de residencia en el momento de su muerte. ?Era Marilyn neoyorquina o californiana? Su fotograf¨ªa m¨¢s famosa, la imagen en la que se le levanta la falda sobre unas rejillas del metro, tomada por Sam Shaw durante el rodaje de La tentaci¨®n vive arriba, se dispar¨® en Lexington Avenue, en Nueva York. Estuvo casada con un dramaturgo que triunfaba en Broadway, Arthur Miller, y con un jugador de b¨¦isbol de los Yankees, Joe di Maggio. Pose¨ªa un apartamento en el Upper East Side y estaba registrada en el Partido Dem¨®crata de Nueva York; su rostro fue convertido en obra de arte por el m¨¢s neoyorquino de los artistas de su ¨¦poca, Andy Warhol, y su vida en literatura por otro ilustre vecino de Manhattan, Truman Capote. Pero, Marilyn Monroe falleci¨® en California.
Si los jueces decidieran que en el momento de su muerte la actriz era neoyorquina, los cuatro fot¨®grafos que protagonizan la disputa se beneficiar¨ªan de las leyes de Nueva York que proh¨ªben entregar los derechos de imagen de una celebridad muerta. Si en cambio fuera declarada californiana, Strasberg seguir¨ªa conservando la gallina de los huevos de oro.
Por si esto no bastara, hay otro juicio en marcha relacionado con una pel¨ªcula sobre su primer marido, Jim Dougherty; se han abierto nuevos archivos del FBI que aumentan las suspicacias sobre la posible conexi¨®n entre la muerte de Marilyn y el presidente JFK, supuesto amante de la actriz; y quiz¨¢, lo m¨¢s sorprendente: Hollywood se plantea rodar un filme sobre su vida. El actor Tom Hanks quiere producir un biopic basado en la biograf¨ªa Goddess, de Anthony Summers protagonizada por la oscarizada Charlize Theron.
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