?ramos tan felices

Como en un cuento. Los cinco Dolores originales sobre un escenario, 25 a?os despu¨¦s. Alg¨²n pelo de menos, alguna tripa de m¨¢s, quien no ha sido padre es abuelo. Espect¨¢culo gozoso, el de los cinco veteranos sacando del ba¨²l las piezas que fueron alma, coraz¨®n y vida para muchos. Ese delicioso batiburrillo de muchas cosas, de cuando todo estaba por hacer y nada se daba por sabido. Lo que reproduc¨ªan -la modernidad de entonces, Weather report, Milton Nascimento...- y lo que ellos mismos se inventaron. Tuvieron que venir desde Jap¨®n y Estados Unidos para que nos enter¨¢ramos de lo importantes que fueron Dolores. Que, sin Dolores, no hubiera habido un Paco de Luc¨ªa -no, tal como le conocemos- ni el Camar¨®n de La leyenda del tiempo; tampoco un Chano Dom¨ªnguez. Ellos estuvieron en el principio de los tiempos y tocaban esta misma m¨²sica repleta de intuiciones de la que ofrecieron el viernes una lectura inteligente y realista.