El Espanyol aplaude al Bar?a

Ha muerto el derby, o al menos ayer no hubo contencioso, porque el Espanyol no sali¨® del pasillo que mont¨® para rendir cumplido homenaje al campe¨®n de Liga, que no es otro que el Barcelona, o el otro equipo de la ciudad, como le llaman los directivos blanquiazules para constatar que si no hay rivalidad en la cancha debe mantenerse al menos en la calle. A juzgar por su bondad y mansedumbre, nadie habr¨ªa dicho que el Espanyol puede perder la categor¨ªa despu¨¦s de conquistar la Copa. No hubo partido y s¨ª mucha fiesta. La gent blaugrana cantaba y cantaba y el equipo bailaba y bailaba sin parar.

El Barcelona nunca dej¨® de mirar a la grada, muy coloreada y festiva, llena de ni?os y ni?as, la alegr¨ªa de la vida. Jug¨® siempre de cara la galer¨ªa, de forma muy acaramelada y distentida, sin poner el pie en la cancha. Los futbolistas se contagiaron de la jarana de la hinchada, que apenjas reparaba en la contienda, sino que se regal¨® una noche muy l¨²dica. La cancha y la pelota, la contienda al fin y al capo, quedaban a pies del Espanyol, que se desentendi¨® de la competici¨®n de forma sorprendente si se atiende al dramatismo que provoca su clasificaci¨®n. El equipo blanquiazul se acun¨® malamente. Tal fue su compa?erismo con los azulgrana que se meti¨® un gol en propia puerta para que no quedaran dudas de sus intenciones. Ronaldinho profundiz¨® para Eto'o y el centro con la zurda del camerun¨¦s lo remat¨® Jarque con el pecho en el primer palo antes de que la pelota alcanzara la zona del portero.

El Espanyol s¨®lo supo acabar una jugada en su meta para suerte de los azulgrana, que no contaron ni un remate entre los tres palos de Iraizoz antes de que el ¨¢rbitro pitara el descanso. Aunque Lotina apost¨® por una alineaci¨®n atrevida, con Juafran y Domi en las bandas para abrir el campo, los blanquiazules se espantaron y aflojaron sin venir a cuenta. Los azulgrana jam¨¢s se entrometieron en los asuntos del Espanyol. Rijkaard aline¨® a los titulares para evitar cualquier murmuraci¨®n (¨²nicamente faltaron Vald¨¦s, M¨¢rquez e Iniesta) y sus futbolistas simplemente jugaron para su p¨²blico en una tarde deliciosamente relajante. Hubo momentos incluso en que Ronaldinho parec¨ªa estar en la playa. Levantaba la cabeza hacia la derecha, sin perder de vista a su gente, y tocaba la pelota con los pies hacia su izquierda, sin que el tronco se quejara. Una versi¨®n peliculera de la jugada del dandy Michael Laudrup. Y la afici¨®n babeaba mientras Xavi sosten¨ªa al equipo ante la insustancialidad de los volantes.

Ronaldinho en persona remat¨® al Espanyol despu¨¦s que Larsson le perdonara la vida en una asistencia sensacional de Deco nada m¨¢s comenzar el segundo acto. El sueco se perfil¨® estupendamente, se arranc¨® en posici¨®n dudosa de fuera de juego y remat¨® sobre el cuerpo de Iraioz, tan acertado frente al delantero centro como vencido ante Ronaldinho. El brasile?o agarr¨® el rechace, movi¨® al meta, que gate¨® sin suerte ante el cuero, y chut¨® con la zurda, una suerte in¨¦dita en el gaucho en lo que va de curso. La facilidad con la que se manejaba el Barcelona contrastaba con la penuria del Espanyol, que no daba pie con bola, peleado con las dos porter¨ªas, falto de pegada y sobre todo de consistencia.

La salida al campo de Pandiani le dio un punto de picante, y Jorquera se emple¨® con tanto ¨¦xito como Sylvinho, que sac¨® un bal¨®n de gol. No hubo manera de que el Espanyol se metiera en el partido, y Lotina pareci¨® firmar la derrota cuando sustituy¨® a Lopo, se supone que para guardarle con vistas al choque definitivo contra la Real, encuentro para el que tambi¨¦n se espera a lo pelat, ausente en la veraniega noche de ayer en el estadio.

La rueda de cambios aument¨® el tono divertido de la jornada. Dimitido el Espanyol, que todav¨ªa no ha ganado un partido en cancha ajena durante la segunda vuelta y lleva 24 a?os sin cantar victoria en el Camp Nou, el Bar?a se prepar¨® para el homenaje de despedida a Larsson, que abandona el equipo, y para los actos de celebraci¨®n de la Liga. Desconectado el pichichi Eto'o, que no atin¨® en dos ocasiones, la bravura de Puyol ayud¨® a llegar a fin de fiesta tanto como el intervencionismo de Jorquera, espl¨¦ndido en los partidos de entreguerras. La felicidad del Bar?a, que aguarda tranquilamente la final de la Liga de Campeones, alcanz¨® incluso al portero suplente ante la sumisi¨®n del Espanyol, que ha decidido jugarse la vida a un partido. El ¨²ltimo