"Nuestra generaci¨®n puede acabar con ETA"
Como todo adquiere aire de met¨¢fora -la canci¨®n de Serrat dice: "Uno se cree / que los mat¨® / el tiempo y la ausencia. / Pero su tren vendi¨® / billete de ida y vuelta"-, no qued¨® m¨¢s remedio que pensar en ese reiterado rumor de que ¨¦l mismo se ir¨ªa de vuelta a su tierra, para optar a la presidencia del Gobierno de Canarias. Tiene "un contrato de cuatro a?os" con el Ministerio de Justicia, es su respuesta m¨¢s concreta. Mide todo lo que dice. Y guarda, con puerta de acero, su vida personal. Ah¨ª su sonrisa tambi¨¦n es una frontera.
Pregunta. ??ste de la pol¨ªtica es un billete para quedarse o es de ida y vuelta?
Respuesta. Yo creo que la pol¨ªtica es parte de la vida. Nunca cre¨ª que quienes estamos en la pol¨ªtica circunstancial u ocasionalmente estemos profesionalmente.
"En Jos¨¦ Luis (Zapatero) hay cualidades que no tengo: templanza, sangre fria, nervios de acero, capacidad de sobreponerse a las truculencias pol¨ªticas"
P. El viaje empez¨® en las islas.
R. Era mi mundo, pero yo sab¨ªa que no era todo el mundo. Los canarios estamos acostumbrados a jugar como Robinson y como Ulises; uno encerrado y el otro viajando, pero deseando volver. Y seguramente ni Robinson ni Ulises dejan nunca de ser ambas cosas. Estuve muy influido por lo que era Canarias en los sesenta: los puertos, el tr¨¢fico, el turismo, hicieron de las islas una plataforma abierta. El nuestro era el ¨²nico sitio del mundo donde pod¨ªamos distinguir a un chino de un coreano. Est¨¢bamos influidos por la m¨²sica latinoamericana, por la salsa; hubo movimientos -como las sectas- que hasta los ochenta no vinieron al resto de Espa?a... Hac¨ªamos rock sinf¨®nico, rock psicod¨¦lico, teatro experimental, nos llegaban las corrientes de vanguardia... En el ¨¢mbito pol¨ªtico fui asistiendo a proyectos que entonces tambi¨¦n parec¨ªan abocados al fracaso: el nacionalismo radical, el independentismo, el africanismo..., hasta que la apuesta por la socialdemocracia de orientaci¨®n federalista me pareci¨® que era la que ten¨ªa futuro. En los ochenta triunf¨® la apuesta socialista andaluza que preconiz¨® ese modo de entender el socialismo.
P. Apoy¨® a Zapatero desde muy temprano, para suceder a Felipe. ?Qu¨¦ le atrajo de ¨¦l?
R. Cuando Felipe anunci¨® que ya no ser¨ªa candidato, fui a hablar con Zapatero. ?l recuerda lo que le dije: "Si en el futuro hay un candidato, se ha de parecer a ti". Era joven, con experiencia org¨¢nica y parlamentaria, y adem¨¢s era capaz de sintonizar con la franja gruesa de la sociedad que se estaba haciendo. Sabe escuchar, imponerse sin levantar la voz, integrar casi sin despeinarse...
P. ?Se parece a usted?
R. No. Tengo una gran capacidad de admirar en los dem¨¢s las cualidades que me faltan. En Jos¨¦ Luis hay cualidades que no tengo: templanza, sangre fr¨ªa, nervios de acero, capacidad de sobreponerse con serenidad frente a las truculencias que son propias de la pol¨ªtica en este pa¨ªs...
P. ?Qu¨¦ tendr¨ªa que pasar para que este viaje de ida a la pol¨ªtica valiera la pena?
R. La confianza que nos da la gente es muy importante. No debemos darla por hecha, ni tampoco podemos bastardearla, basurizarla... Debemos persuadir para traspasar la intuici¨®n de que estamos anticipando el cambio. No es f¨¢cil. Hay muchas resistencias, y unas bases conservadoras muy articuladas.
P. En los desencuentros tan feroces entre el Gobierno y la oposici¨®n, ?qu¨¦ culpa tienen ustedes?
R. No hablar¨ªa de culpa. Un an¨¢lisis honesto pone de manifiesto el contraste de lo que pasa ahora con respecto a otra etapa en que el Gobierno manifestaba su desprecio por la oposici¨®n, "que ladraba su rencor por las esquinas"... Pero ser¨ªa bueno analizar a la oposici¨®n: el Partido Popular fue puesto en la oposici¨®n democr¨¢ticamente por la ciudadan¨ªa, y eso le hubiera abocado a renovar su liderazgo, su discurso, y a construir un proyecto de futuro. No est¨¢ por la labor, el precio le ha parecido demasiado alto. Ha decidido, simplemente, envejecer cuatro a?os y reencontrarse con las urnas en lo que entiende que ser¨¢ una revancha, una vendetta.
P. ?Y ustedes mismos no han encontrado alguna flaqueza en este recorrido?
R. No me caracterizo por un optimismo compulsivo, pero tampoco me he permitido jam¨¢s la menor concesi¨®n a la flaqueza o al desaliento. Siempre estoy remando. En este Gobierno hay ambici¨®n de cambio, y hay una sociedad en la que hay mucha resistencia a los cambios. Eso te obliga a dedicar mucho tiempo a conocer el terreno, a buscar complicidades, a intentar el consenso.
P. Por su ministerio pasar¨¢ tambi¨¦n la posible negociaci¨®n con ETA: ?qu¨¦ pasar¨¢ con los presos etarras? ?C¨®mo ve usted ese porvenir?
R. Tenemos una agenda social tremenda, y hace falta un Gobierno de izquierdas para fijar un objetivo de enorme ambici¨®n social... Trabajamos en la promoci¨®n de la igualdad de las mujeres, practicamos una pedagog¨ªa c¨ªvica conscientes de que nadie pretende la superaci¨®n de todos los males de forma definitiva.
P. ?Y a ETA?
R. La desaparici¨®n de ETA ser¨¢ un salto de gigante, y ese salto de gigante est¨¢ al alcance de nuestra generaci¨®n y ser¨¢ una consecuci¨®n hist¨®rica. Nuestra generaci¨®n puede acabar con ETA.
P. ?Ser¨¢ generoso el Estado?
R. El Estado s¨®lo podr¨¢ ser generoso si la sociedad est¨¢ dispuesta a serlo.
P. ?Y eso c¨®mo se eval¨²a?
R. Con un compromiso de transparencia, de honestidad y de franqueza en el acometimiento de la cuesti¨®n, la m¨¢s crucial de la ¨¦poca democr¨¢tica. Zapatero ha ido ante el Parlamento a explicar una hoja de ruta sensata y veros¨ªmil, que se carga de raz¨®n en el curso del camino; no es producto de ninguna iluminaci¨®n, sino de la contemplaci¨®n solidaria de una serie de datos compartidos por la soberan¨ªa popular. Nada se har¨¢ si no es caminando de la mano de un gran consenso democr¨¢tico y con el aliento de la sociedad. La sociedad tiene derecho a realizar la esperanza de que esto no fuera a durar siempre, y esa esperanza creo honestamente que ahora est¨¢ m¨¢s cerca que nunca; todos los indicadores lo ponen de manifiesto.
P. Pero, ?cu¨¢l va a ser la actitud de Justicia?
R. Es un proceso que puede durar a?os, de modo que pueden responder de ¨¦l muchos ministros despu¨¦s que yo, y Gobiernos de distinto signo ser¨¢n los que tengan que poner en orden las piezas del ordenamiento jur¨ªdico que hay que utilizar para seguir este ejercicio de desaparici¨®n de ETA, pero no quiero anticipar nada porque lo que intento enfatizar es que este proceso no va a pillar a nadie por sorpresa en Espa?a.
P. Generosidad, tregua, c¨¢rceles... Palabras de conjugaci¨®n diab¨®lica...
R. Siempre lo han sido. Las us¨® en el pasado el Gobierno del PP, cuando administr¨® su propia oportunidad, con el apoyo de todos; por cierto, con el apoyo de todos. Pero no se trata ahora de anticipar ninguna de las f¨®rmulas que puedan contribuir a hacer de esta oportunidad la definitiva, la buena.
P. Ahmed Tomuchi. En tercer grado. Piden su indulto, porque un tribunal lo encontr¨® inocente de un delito de violaci¨®n. ?Alguna novedad con respecto a las reivindicaciones de inocencia?
R. Lo han condenado cuatro tribunales diferentes. En Espa?a hay 60.000 presos, y en su inmensa mayor¨ªa son solicitantes de indulto. Mi trabajo consiste en dar por buena la justicia que se ha dictado, con todas las garant¨ªas. En este caso, tres de los tribunales que lo condenaron han emitido informes desfavorables al indulto. El delito es de cuatro violaciones. Escucho que es inocente, veo cartas al director en prensa... El Gobierno ha decidido que no es un mensaje asumible indultar a una persona condenada por violaci¨®n. Se le ha aplicado el tercer grado, ya es posible para ¨¦l acceder a ese grado de libertad. Y eso se ha hecho con el debido respeto a los procedimientos legales.
P. Los transexuales se le rebelan: el Gobierno no les ha facultado para cambiar su identidad.
R. Tienen raz¨®n. Y tienen mi empat¨ªa, y mi solidaridad. Este a?o ver¨¢n compensada su lucha, la legalidad va a contemplar su deseo de cambiar su identidad sin necesidad de cambiar de sexo. Este a?o. Lo garantizo.
P. Est¨¢n tratando que su viaje sea de vuelta. ?No le halaga tanta insistencia para que sea candidato a la presidencia de Canarias?
R. Debo confesar que lo he visto con un punto de perplejidad; desarrollo un gui¨®n de m¨¢xima concentraci¨®n en mi trabajo como ministro de Justicia; tengo un contrato, por as¨ª decirlo, de cuatro a?os, e intento que en estos dos a?os que quedan ¨¦ste tambi¨¦n sea mi trabajo; hay mucho por hacer, en todos los campos, y debo cumplirlo. La legislatura bien se lo merece. Han puesto en mi agenda algo que yo no he contemplado en ning¨²n momento. De lo que estoy seguro es de que el Partido Socialista Canario, que es al que le corresponde proponer una candidatura para las elecciones de 2007, har¨¢ una apuesta ganadora y acertada que ir¨¢ al encuentro de la mayor¨ªa de cambio que desea la sociedad canaria.
P. ?Lo sabe quien lo tiene que saber?
R. Sin duda. De hecho me nombr¨® ministro de Justicia.
P. Dibuj¨® y borr¨® mientras habl¨¢bamos. ?Qu¨¦ borrar¨ªa del todo?
R. La crispaci¨®n, la gran tentaci¨®n de destruir al adversario para derrotarlo. Basta con ganarle en buena lid. No hace falta difamarlo, ni gritar, ni ultrajarlo, ni meterlo en la c¨¢rcel, ni mucho menos llevarlo al pared¨®n. Ese para m¨ª es un paso de gigante. Pero eso no lo borrar¨¢ del todo nuestra generaci¨®n.
![El ministro de Justicia, Juan Fernando L¨®pez-Aguilar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QEMTWK5RJQ5LYOVUKAGMMFFA2Q.jpg?auth=84248c0084b42f296e35401cea08145c6cdd99aa6b13875ecbefcb947a3c3b6d&width=414)
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