"La clandestinidad s¨®lo aumenta el sufrimiento"
1. Obviamente, no existen cifras oficiales de un hecho clandestino. Se considera eutanasia la ayuda a morir a un tercero a petici¨®n de ¨¦ste y a causa de sus sufrimientos. Las encuestas se centran m¨¢s en la actitud de los m¨¦dicos y de la poblaci¨®n. Por ejemplo, la realizada por la OCU en el a?o 2000 se?ala que un 65% de los m¨¦dicos y un 85% de las enfermeras reconocen haber recibido alguna petici¨®n de eutanasia. La del CIS de 2002 indica que un 7,8% de m¨¦dicos han recibido la petici¨®n de un f¨¢rmaco letal de alg¨²n paciente para acabar ¨¦l mismo con su vida.
2. Primera raz¨®n: acabar de una vez con la clandestinidad de un hecho del que no se conoce m¨¢s que cuando alg¨²n caso sale en los medios de comunicaci¨®n. La clandestinidad s¨®lo lleva a aumentar el sufrimiento. En contra de lo que dicen los que se oponen a la legalizaci¨®n, el peligro de abusos es mucho mayor en la clandestinidad. Si se establecen controles legales rigurosos, como se ha hecho en Holanda y B¨¦lgica, ese peligro se minimiza. Espa?a es actualmente un pa¨ªs europeo avanzado en derechos individuales: tenemos leyes para que los homosexuales puedan regularizar su situaci¨®n civil, que permiten la investigaci¨®n controlada con c¨¦lulas madre, para proteger a la mujer maltratada..., ?por qu¨¦ se deja de lado al enfermo que ya no puede aguantar sus sufrimientos y que no tiene voz social ni puede tenerla debido a su estado? La lucha de Ram¨®n Sampedro debe ser una excepci¨®n. Nadie tiene por qu¨¦ realizar semejante esfuerzo, adem¨¢s de aguantar sus padecimientos.
3. Resulta un tema inc¨®modo. El Gobierno ha de enfrentarse a la Iglesia cat¨®lica, que ni debiera meterse porque su campo de trabajo en una sociedad laica debiera ser exclusivamente la conciencia de sus feligreses. Se deja pasar la marea: cuando los medios de comunicaci¨®n se callan, se acaba la historia, y hasta la pr¨®xima. Los moribundos no votan. Y el colectivo m¨¦dico, especialmente quienes tratan a enfermos irreversibles y terminales, debiera manifestarse libremente. Cuando comparec¨ª ante la Comisi¨®n de la Eutanasia en el Senado en 1999 pregunt¨¦ qu¨¦ ocurrir¨ªa si un m¨¦dico manifestase haber llevado a cabo una eutanasia. Se me contest¨® que el caso pasar¨ªa a un juez. En esas condiciones, ?qu¨¦ m¨¦dico se atreve a decirlo?
4. Desgraciadamente, no s¨®lo en Espa?a: ha ocurrido tambi¨¦n en el Reino Unido y en otros pa¨ªses. Hay un goteo de casos y luego el silencio. El Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero no ha querido dar prioridad a esta cuesti¨®n. Ha acudido a muchos frentes dif¨ªciles de derechos individuales y ha salido airoso. Deber¨ªa volver a formar una comisi¨®n, seria y sin trabas. Cuenta con una herramienta de trabajo nueva e in¨¦dita en Espa?a: el Informe sobre la eutanasia y el auxilio al suicidio realizado por el Comit¨¦ Consultivo de Bio¨¦tica de Catalunya en diciembre de 2005. Un grupo de expertos cualificados, codirigidos por la catedr¨¢tica Victoria Camps y el doctor Rogeli Armengol, ha hecho un trabajo magn¨ªfico y plantea una interesante propuesta de legalizaci¨®n. Que piensen que m¨¢s del 70% de los espa?oles apoya la legalizaci¨®n. Quiz¨¢ hasta el PP se lo piense.
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