El amigo de Cela que enga?¨® al r¨¦gimen del 25 de abril
Evadi¨® un coche Dodge lleno de sellos, construy¨® una multinacional filat¨¦lica y amas¨® una fortuna incalculable
"Siempre detest¨¦ el clich¨¦ del viejo coleccionista que mira los sellos lupa en mano". Eso dec¨ªa en 2003 el rey de los Sellos, Albertino de Figueiredo, fundador, presidente honorario y due?o del 50,01% de Afinsa, l¨ªder mundial en filatelia y numism¨¢tica, detenido el martes junto a su hijo Carlos.
Quiz¨¢ deteste las lupas, pero, a sus 75 a?os, debe todo a los sellos. Y que le gusta m¨¢s el arte y la cultura que pagar impuestos: ha tenido residencia fiscal en Montecarlo, fue ¨ªntimo de Camilo Jos¨¦ Cela (el Nobel fue patrono de Honor de la Fundaci¨®n Albertino de Figueiredo para la Filatelia), guarda en sus cuatro casas (Madrid, Pamplona, Par¨ªs y Montecarlo) una espl¨¦ndida colecci¨®n de arte y es due?o de dos galer¨ªas en Madrid (Metta y Almirante), y otra en Oporto.
A primera vista, parece el t¨ªpico emprendedor nacido en una aldea (Oliveirinha, cerca de Viseu, a 80 kil¨®metros de Oporto) que monta un imperio partiendo de una idea aparentemente tonta (la compulsi¨®n por mirar estampitas con una lupa) .Una mirada m¨¢s atenta matiza las cosas. En una entrevista a ?nica de Expresso, en 2003, contaba los secretos de su ¨¦xito. Y el azar, la muerte y la Revoluci¨®n de los Claveles jugaron un papel muy importante.
Albertino (le gusta ser llamado as¨ª, odia las ceremonias) se fue a vivir a Espa?a en 1965 porque en Portugal no hab¨ªa tratamiento para la poliomielitis de su hija Dolores. Antes hab¨ªa conocido de chiripa a Natividad, una espa?ola de vacaciones en Portugal. Se casaron, dej¨® su trabajo como director comercial de un concesionario de coches en Viseu y se coloc¨® de ingeniero mec¨¢nico en una f¨¢brica de autom¨®viles de Villaverde (Madrid). Ten¨ªa 34 a?os y pas¨® all¨ª 23 m¨¢s, hasta acabar de director de producci¨®n con 6.000 trabajadores a su cargo.
Mientras, segu¨ªa con los sellos. ?Afici¨®n? No s¨®lo. Tambi¨¦n le regalaron la inevitable colecci¨®n con ocho a?os, pero fue en 1975 cuando le lleg¨® la iluminaci¨®n. Sucedi¨® en parte gracias a Vasco Gon?alves, uno de los capitanes de la revoluci¨®n cuyo Gobierno prohibi¨® sacar divisas de Portugal. Cuando en 1975 muri¨® su padre, Albertino viaj¨® a Portugal para repartirse la herencia. Lo cont¨® as¨ª: "Como ya no pensaba volver a Portugal, vend¨ª mi parte y segu¨ª el consejo de un amigo filat¨¦lico espa?ol: para pasar la frontera sin levantar sospechas, convertir el dinero en sellos". Y como la herencia era considerable llen¨® hasta los topes de sellos su viejo Dodge. En Madrid, su amigo se los compr¨® por el doble. El pelotazo, que se convirti¨® en la f¨®rmula de las fortunas lusas para sacar sus bienes, aument¨® su inter¨¦s por el negocio.
En 1980 fund¨® Afinsa. Se cas¨® dos veces m¨¢s, la ¨²ltima con una rica heredera italiana. Y encontr¨® sucesor: su hijo Carlos. ?Modelo de emprendedor? ?Timo de la estampita a escala global? Imposible saberlo. Pero, una vez, Albertino de Figueiredo dijo que la filatelia no dejaba de descubrirle "cualidades misteriosas". "Es preciso distinguir el trigo de la paja y eso es particularmente importante en Espa?a. Ya ve, el primer sello falsificado lo hicieron los espa?oles".
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