Si Otegi fuera navarro
El PP presentar¨¢ antes del verano una proposici¨®n no de ley solicitando la derogaci¨®n de la disposici¨®n cuarta de la Constituci¨®n, relativa a la eventual incorporaci¨®n de Navarra al Pa¨ªs Vasco, seg¨²n anunci¨® hace dos d¨ªas Eduardo Zaplana. El PP asume as¨ª la posici¨®n que ven¨ªa sosteniendo desde que se conoci¨® el alto el fuego de ETA el presidente de Navarra, Miguel Sanz, a fin de "blindar" de manera definitiva el estatus de su comunidad. Esa disposici¨®n transitoria se diferencia de otras incluidas en la Constituci¨®n en que no se agota en un acto determinado; por el contrario, deja abierta de manera indefinida la posibilidad de ser aplicada. ?Es razonable que as¨ª sea? El informe del Consejo de Estado sobre reformas constitucionales considera que no, y recomienda su reformulaci¨®n o derogaci¨®n expresa. Pero no es seguro que esto ¨²ltimo resulte muy recomendable en estos momentos.
Navarra es plural. Tan poco sentido tiene negar la existencia de un componente vasco en la identidad navarra como reducir tal identidad a ese componente. As¨ª lo reconoc¨ªan los navarristas, incluyendo los m¨¢s opuestos al nacionalismo vasco, en los a?os en que se redact¨® la Ley de Amejoramiento. El euskera se ha conservado all¨ª mejor que en ?lava, hay tantos apellidos vascos como en las Vascongadas y la toponimia de buena parte de su territorio es vasca. La f¨®rmula de crear una comunidad diferenciada pero manteniendo abierta la posibilidad de incorporaci¨®n a Euskadi si as¨ª lo decidieran los navarros refleja mejor la realidad hist¨®rica, sociol¨®gica y pol¨ªtica de Navarra que otras alternativas imaginables: mejor que la imposibilidad permanente de integraci¨®n y mejor tambi¨¦n que la integraci¨®n de entrada en Euskadi con posibilidad de desvinculaci¨®n. Las elecciones han dejado claro el car¨¢cter minoritario del nacionalismo en la comunidad: en torno al 20% de media.
Tanto el Estatuto vasco como el Amejoramiento navarro recogen la posibilidad prevista en la Constituci¨®n y precisan el procedimiento. La iniciativa corresponde al Parlamento de Navarra, cuya decisi¨®n deber¨¢ ser ratificada en refer¨¦ndum por el censo de la comunidad. En la transitoria cuarta ni siquiera se contempla la intervenci¨®n de las Cortes, pero el Estatuto de Gernika s¨ª lo prescribe para aprobar las reformas que la incorporaci¨®n haga necesarias en el Estatuto. Y culmina en todo caso con un refer¨¦ndum del nuevo Estatuto en el conjunto de los cuatro territorios. El Amejoramiento prev¨¦ que por el mismo procedimiento podr¨¢ Navarra separarse de la comunidad aut¨®noma a la que se hubiere incorporado, si se diera tal supuesto.
Batasuna hizo de la cuesti¨®n navarra su principal se?a de identidad y de diferenciaci¨®n con el PNV. Su visi¨®n ha sido siempre esencialista y antidemocr¨¢tica: Euskal Herria como sujeto pol¨ªtico con derecho a decidir de manera conjunta, con independencia de la opini¨®n de los navarros. Algo absurdo, porque es evidente que ¨¦stos no aceptar¨ªan los resultados de un refer¨¦ndum conjunto si ellos hubieran votado en sentido diferente al mayoritario. Tal vez por ello, ese planteamiento, que ya provoc¨® la ruptura de ETA con el PNV que precedi¨® a la de la tregua de 1998, ha sido matizado recientemente por Otegi. En sus declaraciones al diario Avui (8-5-06) consideraba que uno de los errores de su partido hab¨ªa sido "el planteamiento territorial" [que hace que ]"ahora Navarra piensa que les queremos anexionar". Eso es lo que efectivamente ha pretendido siempre ETA, con el respaldo de Batasuna.
Sin embargo y aunque se comprenda su desconfianza, resulta exagerado el rechazo de Miguel Sanz a que "se hable de centros de di¨¢logo o cooperaci¨®n entre [ambas] comunidades". En 1986, un Gobierno de coalici¨®n presidido por el socialista Otano y del que formaba parte un sector moderado del navarrismo acord¨® la creaci¨®n de un ?rgano Permanente de Cooperaci¨®n entre Euskadi y Navarra en materias de inter¨¦s com¨²n. La iniciativa, amparada por el art¨ªculo 145-2 de la Constituci¨®n, decay¨® a ra¨ªz de la dimisi¨®n de Otano en plena crisis de su partido, sacudido por los esc¨¢ndalos. Ya entonces, el principal partido navarrista, la UPN, mostr¨® una oposici¨®n radical, pese a que a fines de los setenta sus fundadores se hab¨ªan mostrado abiertos a una cooperaci¨®n de ese tipo, como forma de dar satisfacci¨®n al sector vasquista de la poblaci¨®n navarra sin ceder a la pretensi¨®n de asimilaci¨®n de los nacionalistas radicales.
?Qu¨¦ hab¨ªa pasado? Pues sobre todo que entre 1979 y 1986 ETA hab¨ªa asesinado a 398 personas, 26 de ellas en Navarra. Ah¨ª tiene Otegi la raz¨®n de que propuestas que a comienzos de la transici¨®n eran vistas con normalidad pasasen a ser consideradas estramb¨®ticas (y amenazantes).
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