Espa?a y Afganist¨¢n
Casi cinco a?os despu¨¦s de la derrota de los talibanes y de que las naciones occidentales prometieran reconstruir r¨¢pidamente el pa¨ªs, Afganist¨¢n sigue afrontando graves problemas. El creciente resurgimiento de los talibanes, que se cobra a diario una docena de vidas afganas, y la epidemia de drogas que est¨¢ financiando el terrorismo y fomentando la corrupci¨®n, dificultan mucho m¨¢s la tarea de reconstrucci¨®n.
Mientras tanto, el temor a las bolsas de cad¨¢veres que regresan al pa¨ªs est¨¢ incrementando en varias naciones europeas la oposici¨®n a que se desplieguen en Afganist¨¢n m¨¢s tropas de la OTAN. Mientras el Parlamento espa?ol debate el env¨ªo de otros 150 soldados, que se unir¨ªan a los 540 que ya tiene en Afganist¨¢n, una encuesta reciente demuestra que, aunque la mayor¨ªa de los espa?oles apoyan la acci¨®n humanitaria en Afganist¨¢n, son menos partidarios de desplegar all¨ª tropas espa?olas.
Una encuesta efectuada por el Real Instituto Elcano demuestra que, aunque el 79% de los espa?oles creen que se deber¨ªa ofrecer un apoyo mucho mayor a la acci¨®n humanitaria, s¨®lo el 51% secunda la presencia de tropas espa?olas en Afganist¨¢n.
Sin embargo, s¨®lo el env¨ªo de tropas espa?olas puede preservar los instintos humanitarios de Espa?a y demostrar al mundo musulm¨¢n que est¨¢ haciendo todo lo posible por tender un puente entre ambas civilizaciones.
A menudo, los espa?oles meten a Afganist¨¢n en el mismo saco que Irak. Sin embargo, Afganist¨¢n no es Irak. Aunque es probable que la situaci¨®n sobre el terreno empeore antes de mejorar, los soldados occidentales cuentan con el respaldo mayoritario de la poblaci¨®n afgana, algo que no ocurre en Irak.
Por cada capa de enga?os, subterfugios y falta de legalidad internacional que constituy¨® el razonamiento estadounidense para invadir Irak, se dio otra capa simult¨¢nea de transparencia, legalidad internacional y respaldo ciudadano generalizado cuando el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la OTAN y la Uni¨®n Europea aprobaron el derrocamiento del r¨¦gimen talib¨¢n en 2001.
Inmediatamente despu¨¦s de ganar la guerra, algunos expertos occidentales advirtieron de que los afganos, debido a su historia, no tolerar¨ªan durante mucho tiempo las fuerzas de paz occidentales destacadas en Kabul. Pero el Gobierno afgano, que lleva cinco a?os en el poder, el Parlamento recientemente elegido, cientos de organizaciones no gubernamentales (ONG) afganas y la mayor¨ªa del pueblo siguen respaldando la presencia militar extranjera en su territorio, ya que la consideran la ¨²nica garant¨ªa para reconstruir el pa¨ªs.
Despu¨¦s del 11-S, los pa¨ªses de la OTAN, Espa?a incluida, se comprometieron con Afganist¨¢n a que no abandonar¨ªan a su pueblo. Pero Afganist¨¢n qued¨® postergado debido a la guerra de Irak. Muchos afganos temen que el pa¨ªs vuelva a quedar relegado ahora que Ir¨¢n domina la agenda mundial.
Sin embargo, el pasado mes de enero, las potencias mundiales y el Gobierno de Kabul firmaron en Londres el Pacto de Afganist¨¢n, que establece el compromiso de la comunidad internacional con Afganist¨¢n y, a su vez, el compromiso de Kabul para crear un Estado en los pr¨®ximos cinco a?os. Es vital que Espa?a participe de pleno en ese renovado compromiso.
El 18 de mayo se celebrar¨¢ en Espa?a un gran congreso sobre Afganist¨¢n en el que participar¨¢n los Gobiernos espa?ol y afgano, la OTAN, la Uni¨®n Europea, Naciones Unidas y algunos expertos. El congreso, organizado por los Ministerios espa?oles de Exteriores y Defensa y por el Instituto Elcano, deber¨ªa constituir un proceso de aprendizaje para los espa?oles que les ayude a comprender qu¨¦ hay en juego y los inspire a dar m¨¢s a Afganist¨¢n.
Tambi¨¦n deber¨ªa ayudar a convencer a los afganos y al mundo musulm¨¢n en general de que Espa?a es un socio en las soluciones para un mayor entendimiento humano a largo plazo, al igual que es un socio en los elementos b¨¢sicos de la construcci¨®n de colegios y hospitales.
Afganist¨¢n ha avanzado enormemente en la creaci¨®n de una infraestructura pol¨ªtica. En resumen, ahora tiene un presidente electo, una Constituci¨®n democr¨¢tica votada mediante consenso nacional, un Parlamento bicameral elegido en un proceso electoral en general limpio, y autoridades locales electas en las 34 provincias. Vale la pena proteger estos avances en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres pero estrat¨¦gicamente m¨¢s importantes del mundo.
Sin embargo, no se pueden esperar nuevos avances con el actual estado de inseguridad y caos que reina en el sur del pa¨ªs, donde los talibanes ahora est¨¢n asesinando a maestros y mujeres. El a?o pasado, la insurgencia formada por los talibanes y miembros de Al Qaeda se cobr¨® la vida de 1.500 afganos y m¨¢s de 100 soldados estadounidenses y de la OTAN. Este a?o, ha asesinado ya a 300 afganos.
La coalici¨®n terrorista est¨¢ atacando a los contingentes de la OTAN, precisamente para intentar provocar una oleada de repulsa ciudadana en los pa¨ªses europeos contra nuevos env¨ªos de tropas. El sur tambi¨¦n es el centro del cultivo de opio y de un inmenso tr¨¢fico de hero¨ªna, que los talibanes utilizan para financiar su movimiento.
Este verano, la OTAN desplegar¨¢ 9.000 soldados m¨¢s en el sur y el oeste para combatir a los talibanes y proporcionar seguridad a los proyectos de reconstrucci¨®n. Las fuerzas estadounidenses permanecer¨¢n en la zona oriental del pa¨ªs. Espa?a es parte de esa movilizaci¨®n, y sus soldados est¨¢n desplegados en el oeste de Afganist¨¢n.
Aproximadamente 400 soldados espa?oles forman parte de una "fuerza de reacci¨®n r¨¢pida" italo-espa?ola con base en Herat, la capital de la regi¨®n, mientras que otros 150 est¨¢n desplegados en un equipo de reconstrucci¨®n provincial en Qila-e-Nau, provincia de Baghdis, una de las zonas m¨¢s pobres y olvidadas del pa¨ªs, donde la gente no han visto a¨²n ninguna de las ventajas de la paz.
La OTAN tiene intenci¨®n de destinar un equipo de reconstrucci¨®n a cada una de las 34 provincias para formar al personal de gobierno local y proporcionar seguridad a las ONG occidentales y afganas. La coalici¨®n formada por Al Qaeda y los talibanes est¨¢ dispuesta a librar una larga guerra de desgaste, que seguir¨¢ hasta que las fuerzas de la OTAN y Estados Unidos muestren su resistencia. Cualquier indicio de debilidad por parte de la OTAN s¨®lo servir¨¢ para reforzar la moral de los extremistas y para que se pierdan m¨¢s vidas afganas; y, en ¨²ltima instancia, fortalecer¨¢ a los grupos extremistas de Europa y Am¨¦rica.
Ahmed Rashid es periodista paquistan¨ª, autor de Los talib¨¢n y Yihad, el auge del islamismo en Asia Central (Pen¨ªnsula). Traducci¨®n de News Clips.
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