"Como problema literario me interesa m¨¢s la moral que la pol¨ªtica"
Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) escuch¨® a?os atr¨¢s en una fiesta organizada por un terrateniente algunas historias que, pasadas por el cedazo de la ficci¨®n, acabaron conformando la trama de su nueva novela, Caballeriza (Seix Barral), obra plagada de violencia que su autor inscribe en el g¨¦nero policiaco o thriller. "No es s¨®lo un retrato de la Guatemala actual, porque todo el mundo es ya un lugar violento. Eso s¨ª, la guatemalteca es una sociedad armada. El g¨¦nero de la novela policiaca, que tanto predomina en la narrativa de nuestro tiempo, era el perfecto para adentrarme en la parte oscura de la realidad", explica Rey Rosa, quien ya hab¨ªa cultivado la novela negra en otras entregas, como en su contundente Piedras encantadas, en la misma editorial.
El escritor ambienta la historia en el sur de su pa¨ªs, un enclave dominado por grandes explotaciones agr¨ªcolas y ganaderas que recuerdan los paisajes de las pel¨ªculas de vaqueros. Todos van por all¨¢ armados con pistolas, los ricos tienen sicarios a su servicio e impera la ley del m¨¢s fuerte. "La prensa silencia esta situaci¨®n, juega un papel muy ambivalente. Por eso son necesarias novelas como ¨¦sta, porque reflejan realidades ocultas. Es su ¨²nica raz¨®n de ser, m¨¢s all¨¢ del puro entretenimiento. No obstante, hay muchos pa¨ªses diferentes en Guatemala", dice el escritor, y a?ade: "Como problema literario me interesa m¨¢s la moral que la pol¨ªtica. Mi manera de escribir es la de alguien que no entiende el mundo y trata de comprenderlo mediante la literatura". Asimismo, Caballeriza se enriquece con apuntes autobiogr¨¢ficos. Por ejemplo, el padre del escritor, Mario Francisco de Jes¨²s Rey Rosa, fue quien llev¨® a Guatemala en la d¨¦cada de 1960 el primer purasangre espa?ol, un semental andaluz de la cuadra de ?lvaro Domecq. "Esta novela es un experimento autobiogr¨¢fico con la ficci¨®n necesaria para presentar los hechos de una forma po¨¦tica. No he querido hacer una denuncia, sino una obra literaria".
La novela arranca con el mencionado jolgorio en la finca de un mandam¨¢s guatemalteco, una juerga prohibida a las mujeres, con excepci¨®n de las camareras y las amazonas. Entre las ¨²ltimas, destaca una alemana que es adem¨¢s amante del hijo del ranchero. La fiesta se interrumpe cuando empiezan a arder los establos y con ellos el caballo m¨¢s preciado del patriarca. Todo indica que es un incendio provocado por el af¨¢n de venganza. Lo dem¨¢s corre a cargo de la intriga y es mejor no desvelarlo.
El propio escritor aparece como personaje novelesco en el papel de detective improvisado. "En esta suerte de ejercicio autobiogr¨¢fico me he tomado muchas licencias. Las mentiras eran necesarias para armar la peripecia, pero nunca he ca¨ªdo en la trampa de idealizar la historia. Me he querido presentar como un testigo ocular de unos hechos que no ocurrieron en el orden en el que est¨¢n narrados en la novela", aclara Rey Rosa. "En la fiesta me explicaron lo de un establo que quemaron por venganza, lo de un ni?o que su abuelo encerr¨® en un calabozo porque le robaba, conoc¨ª all¨ª a una amazona alemana... Los hechos son al final un pretexto, porque lo importante es la imaginaci¨®n, el acto de la creaci¨®n po¨¦tica. Sin embargo, era un ambiente ideal para la tragedia".
Rey Rosa, disc¨ªpulo de Paul Bowles, regres¨® a su Guatemala natal en 1993, despu¨¦s de una vida n¨®mada con estancias en Nueva York y T¨¢nger. Sus novelas, de una gran brevedad y concisi¨®n, siempre han sido aplaudidas por la cr¨ªtica, aunque nunca ha gozado de un p¨²blico mayoritario. Ni siquiera en su pa¨ªs. "Muchos no saben ni que soy escritor. Un guatemalteco de clase media-alta no lee al a?o m¨¢s de un libro". Despu¨¦s de su paternidad ha tenido nuevas razones para justificar su actual sedentarismo. La relaci¨®n entre padres e hijos es uno de los elementos recurrentes de sus ¨²ltimas obras, no s¨®lo de Caballeriza, sino tambi¨¦n del libro de relatos Otro zoo, in¨¦dito en Espa?a, aunque Seix Barral tiene prevista su publicaci¨®n. "Ahora me enfrento al vac¨ªo. Hasta que no surja otra idea, me dedicar¨¦ a la traducci¨®n de autores franceses pocos conocidos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.