Con una pistola al cinto
Las empresas de vigilantes carecen de controles para analizar psicol¨®gicamente a sus contratados
Madrid ha vivido en menos de cinco meses tres hechos graves en los que han intervenido vigilantes de seguridad con eventuales problemas psicol¨®gicos. El 9 de enero, el empleado de Orma Seguridad Manuel Ram¨ªrez Torrecilla, de 35 a?os, mat¨® a tiros a dos compa?eros en la antigua sede central de Correos y dej¨® herida muy grave a una tercera. Despu¨¦s se suicid¨® de un tiro en la cabeza. Otro vigilante, Francisco Javier Casado Hull¨¢n, irrumpi¨® el pasado mes de marzo en el Tribunal Supremo y realiz¨® seis disparos con una pistola de fogueo. Nada m¨¢s salir de la c¨¢rcel, el pasado 10 de mayo, dej¨® tuerto a un hombre con una barra de hierro por una discusi¨®n de tr¨¢fico. Al registrar su veh¨ªculo, la Polic¨ªa encontr¨® dos palos largos con la punta de acero, una barra antirrobo doblada y una navaja de seis cent¨ªmetros de hoja. El tercer caso se produjo el pasado domingo, cuando el vigilante de seguridad Antonio Mena Sanz, de 27 a?os, que estaba fuera de servicio, muri¨® tras enfrentarse a cuatro compa?eros en la estaci¨®n de Atocha.
Seg¨²n las empresas de seguridad, Espa?a tiene una de las legislaciones m¨¢s estrictas de la UE
La patronal reclama al Gobierno central que deje entrar a los inmigrantes en el sector
Los responsables de las empresas de seguridad aseguran que se trata de casos aislados que han coincidido en pocos meses. Eso s¨ª, piden reformas legislativas que les permitan contratar a inmigrantes y acabar con el intrusismo. Sin embargo, fuentes del sector reconocen que, hoy por hoy, no se aplican medios o controles suficientes para comprobar el estado psicol¨®gico de sus contratados. Y eso que muchos de estos vigilantes llevan un arma de fuego (pistola o rev¨®lver) al cinto.
Los datos son elocuentes. En Espa?a est¨¢n dados de alta unos 80.000 vigilantes de seguridad. ?stos requieren una habilitaci¨®n especial del Ministerio del Interior para ejercer su trabajo. De esa cifra, 29.000 residen en la Comunidad de Madrid, pero s¨®lo ejercen la actividad cerca de 15.300, seg¨²n fuentes policiales. Esto supone que las 287 empresas de seguridad dadas de alta en la regi¨®n tienen que repartirse lo que consideran una oferta muy peque?a.
Uno de los principales problemas es que d¨ªa a d¨ªa crece el n¨²mero de empresas, organismos y particulares que desean contratar vigilantes para proteger sus bienes o a s¨ª mismos. Ello plantea serios problemas porque desde que un aspirante contacta con una empresa de seguridad hasta que puede salir a la calle pasa un tiempo m¨ªnimo de cinco meses. Y eso en el mejor de los casos.
"Espa?a tiene una de las legislaciones m¨¢s estrictas a la hora de formaci¨®n y control de los vigilantes de seguridad. Todo est¨¢ perfectamente regulado y vigilado por la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa y el Ministerio del Interior", dice Eduardo Covas, secretario general de la Asociaci¨®n Profesional de Empresas de Seguridad Privada (Aproser), que engloba al 75% de las compa?¨ªas del sector.
Un aspirante a vigilante necesita ser ciudadano de la Uni¨®n Europea, tener entre 18 y 55 a?os, superar 1,70 metros de estatura (o 1,65 en el caso de las mujeres), tener una buena relaci¨®n entre peso y estatura, estar en buena forma f¨ªsica y poseer como m¨ªnimo el t¨ªtulo de graduado escolar. A eso se suma carecer de antecedentes penales, no haber sido sancionado en los ¨²ltimos cuatro a?os por infracci¨®n muy grave, ni separado de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado.
El Ministerio del Interior obliga a que los aspirantes pasen un curso de formaci¨®n de 180 horas impartido en seis semanas (30 semanales) y despu¨¦s superar un examen oficial que se convoca cada mes y medio. Tambi¨¦n deber¨¢n demostrar buena preparaci¨®n f¨ªsica: correr 1.000 metros en un determinado tiempo y hacer un n¨²mero de flexiones, entre otras pruebas. Una vez que han superado los ex¨¢menes te¨®ricos y f¨ªsicos, deben esperar a la publicaci¨®n de las notas y a que transcurra el periodo de alegaciones.
"Hay un claro problema. La gente que busca ganar dinero pronto no se decanta por este sector porque tarda mucho en tener el t¨ªtulo habilitador. Hay m¨¢s demanda en la hosteler¨ªa o en la construcci¨®n, donde la contrataci¨®n es de un d¨ªa para otro si los aspirantes tienen los papeles en regla", se?alan fuentes de las empresas. Pero, ?tiene el sector medios para evitar que personas con problemas psicol¨®gicos o mentales lleguen a conseguir el t¨ªtulo habilitador? En principio, no.
El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Guardia Civil someten a sus aspirantes a complicados tests psicol¨®gicos y de personalidad, cuya finalidad es que el aspirante responda a un determinado perfil: educado, capaz de recibir ¨®rdenes, tranquilo ante las adversidades y capaz de enfrentarse a las crisis, entre otras caracter¨ªsticas.
Estas pruebas psicot¨¦cnicas no son obligatorias en el caso de los vigilantes de seguridad. La orden de 14 de enero de 1999 del Ministerio del Interior recoge que este tipo de pruebas s¨®lo deber¨¢n ser obligatorias en el caso de los vigilantes que lleven armas de fuego. Adem¨¢s de pasar un cursillo de capacitaci¨®n y unas pr¨¢cticas de tiro cada seis meses, tendr¨¢n que pasar estos tests. El resto, de momento, est¨¢ eximido de este requerimiento. S¨®lo el 25% de los vigilantes lleva rev¨®lver o pistola, seg¨²n fuentes del sector. Estos trabajadores armados est¨¢n destinados a bancos, joyer¨ªas y al traslado de dinero o de valores. A esta lista se a?aden centros con alto riesgo en caso de ser atacados, como centrales el¨¦ctricas, aeropuertos, estaciones, medios de comunicaci¨®n... Tambi¨¦n pueden ser autorizados en pol¨ªgonos industriales y urbanizaciones muy alejadas del casco urbano.
El homicida en serie Alfredo Gal¨¢n Sotillo, tambi¨¦n conocido como el asesino del naipe, aprob¨® dos pruebas psicol¨®gicas para trabajar en una empresa de seguridad sin que sus responsables detectaran los problemas psiqui¨¢tricos que padece. Es un ejemplo m¨¢s de la falta de control.
Eso no impide, sin embargo, que las empresas m¨¢s grandes y cuyos nombres son conocidos por la mayor¨ªa de los ciudadanos tengan entre sus pruebas de acceso esos psicot¨¦cnicos. "Es una forma de protegernos ante posibles problemas y de que nuestros clientes reciban un servicio acorde a lo que pagan", a?aden fuentes de una reconocida compa?¨ªa. Las empresas peque?as, por el contrario, con departamentos de Recursos Humanos m¨¢s modestos, no suelen gastar dinero en hacer estas pruebas espec¨ªficas.
"Que en un sector en el que trabajan tantas personas se hayan dado dos casos tan recientes en Madrid es s¨®lo una coincidencia. Lo que ocurre es que siempre se pone el acento en que algunos sucesos, sobre todo si son muy macabros, lo protagonizan vigilantes de seguridad. Eso no ocurre con otros sectores profesionales. Habr¨¢ que preguntarse por qu¨¦ se da esto", protestan fuentes de Aproser.
La Asociaci¨®n Espa?ola de Directores de Seguridad, a la que pertenecen m¨¢s de 350 personas con esa titulaci¨®n otorgada por el Ministerio del Interior, ha comprobado que la formaci¨®n de los vigilantes suele ser "m¨ªnima y pr¨¢cticamente nunca especializada".
Otro problema detectado por este grupo es que se produce "una excesiva rotaci¨®n", de forma que el guarda de seguridad no llega a conocer bien las caracter¨ªsticas del puesto de trabajo. "Esta profesi¨®n est¨¢ considerada como de paso. A eso se une la escasez de vigilantes, que obliga a que los trabajadores hagan jornadas de 12 horas, lo que redunda en una menor eficiencia", precisa un portavoz de la asociaci¨®n.
La falta de aspirantes es un problema para los responsables de las empresas de seguridad que tendr¨ªa una f¨¢cil soluci¨®n: bastar¨ªa dejar que los inmigrantes pudieran acceder a estos puestos de trabajo. Y ponen un ejemplo muy claro: un ecuatoriano o un venezolano pueden formar parte de las Fuerzas Armadas espa?olas, pero, sin embargo, no pueden conseguir el t¨ªtulo de guarda de seguridad.
"Cuando disminuye la cantidad de aspirantes, tambi¨¦n disminuye la posibilidad de selecci¨®n de personal. Probablemente, corresponde al legislador abrir la manga para permitir que entren m¨¢s personas", comentan fuentes de la patronal. "Seg¨²n nuestros c¨¢lculos, son necesarios unos 20.000 vigilantes m¨¢s en toda Espa?a", a?aden. La principal carencia se da en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona. En las regiones m¨¢s peque?as, donde la demanda es menor, las plazas se cubren sin dificultad.
Una estratagema que se han inventado algunas empresas es la figura del guarda o auxiliar de seguridad. Legalmente, esta modalidad no existe porque s¨®lo pueden llevar porra y grilletes los trabajadores habilitados por el Ministerio del Interior. De nada sirve tener un vistoso uniforme si no va acompa?ado de la tarjeta de identificaci¨®n personal (TIP) y de la placa blanca con caracteres rojos que deben lucir los vigilantes que han aprobado el examen.
960 euros brutos al mes
El convenio colectivo de los vigilantes de seguridad es claro. Recibir¨¢n un m¨ªnimo de 960 euros brutos al mes y 15 pagas anuales. El sueldo, en s¨ª, no es muy alto, seg¨²n reconocen fuentes del sector. A ello se unen problemas muy particulares de esta profesi¨®n, como un alto grado de estr¨¦s y tener que tratar con mucha gente a lo largo del d¨ªa.
"?se es el sueldo, pero luego hay que a?adirle los pluses como horas festivas, las nocturnas, la antig¨¹edad o las horas extras", comentan.
Pero la versi¨®n de los vigilantes es distinta. "Los jefes no se dan cuenta de que hacemos muchos d¨ªas jornadas de 12 horas. Cuando viene poca gente al centro comercial todo va bien, porque puedes controlar de forma adecuada. El problema es cuando el centro est¨¢ a reventar y no das abasto", comenta Juan (nombre ficticio).
"Pasamos muchas horas de pie y al final de la jornada terminamos reventados. A eso se une que la gente no nos respeta y nos chulea continuamente. Tenemos muchos compa?eros en Metro o en Renfe que han sido agredidos por grafiteros. Les han partido la cara y han tenido que estar varios meses de baja. La empresa muchas veces no nos respalda cuando lo pasamos mal", critica este trabajador.
"El llevar pistola no te merece la pena. Te pagan un poco m¨¢s [entre 120 y 180 euros al mes] y es una responsabilidad muy grande", a?ade.
"Muchos de nosotros somos estudiantes que queremos ganarnos un dinero mientras acabamos la carrera. Otros aspiramos a entrar en la Guardia Civil o en la polic¨ªa. Para nosotros, ¨¦ste es un trabajo de paso", a?ade Juan.
"Adem¨¢s, muchas veces hacemos funciones para las que no estamos contratados, como cortar las entradas en algunos espect¨¢culos o dirigir el tr¨¢fico en aparcamientos p¨²blicos. Es muy lamentable lo que tenemos que pasar", concluye.
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