La perra vida de un simio
Al chimpanc¨¦ 'Yaki' le arrancaron los dientes para que no mordiera y las cuerdas vocales para callarlo. As¨ª vive un mono en Espa?a
Duele ver la boca de Yaki. Apenas tiene dientes. S¨®lo un par en la mand¨ªbula inferior. En la superior s¨®lo aparece una hilera rosada, una enc¨ªa endurecida. A este chimpanc¨¦ le arrancaron los dientes para que no mordiera a alg¨²n visitante despistado en el circo en el que trabajaba. Pero Yaki no se queja. No puede. Seg¨²n Pedro Pozas, responsable del cuidado del animal, le cortaron las cuerdas vocales para que sus agudos chillidos no espantaran a los curiosos y le castraron para que se tranquilizase. As¨ª vive un simio en Espa?a.
Las heridas de Yaki ofrecen retazos de una vida m¨¢s que agitada. No permiten reconstruir su pasado del todo -el ¨²nico que lo conoce es Yaki-, pero s¨ª esbozar su mala vida. La primera constancia escrita del animal data de 1984. Su documentaci¨®n Cites -el convenio internacional que regula el tr¨¢fico de animales- le otorg¨® el n¨²mero DD-0116/94-E. ?se es su identificador, su matr¨ªcula, pero ya era conocido como Yaki. En el papel, firmado en Tenerife, s¨®lo consta que este ejemplar de Pan troglodytes ten¨ªa entonces 10 a?os. No aparecen ni su estado de salud ni su peso.
"Hallamos a muchos de estos animales en jaulas en las que no se pueden mover"
Pedro Pozas, responsable del Proyecto Gran Simio, que ahora custodia el animal, explica que la ruta normal de entrada de estos simios era Canarias. "Llegaban, ahora menos que antes, en barcos a las islas Canarias desde ?frica y de all¨ª daban el salto a la Pen¨ªnsula, a circos y a casas particulares". Es imposible saber qu¨¦ cazador le sac¨® de la selva centroafricana donde generalmente habitan estos animales. S¨®lo se puede imaginar c¨®mo le separaron de su grupo. Estos animales, cuya dotaci¨®n gen¨¦tica coincide en un 99% con la del ser humano, viven en grupos y mantienen una relaci¨®n materno-filial de por vida. Son omn¨ªvoros: comen frutas, hojas, flores, ramitas, troncos finos, pero tambi¨¦n huevos o peque?os p¨¢jaros si se cruzan en su camino.
En Canarias, Yaki vivi¨® en un circo durante 10 a?os. Cuando ten¨ªa 19 a?os, el 12 de mayo de 2003, el circo Holiday lo compr¨® para "exhibiciones zool¨®gicas culturales", seg¨²n consta en el papel que formaliz¨® la operaci¨®n.
"Con nosotros viv¨ªa como Dios. Ten¨ªa un remolque de cinco por tres metros para ¨¦l solo", explica Ram¨®n Sacrist¨¢n, marido de la due?a del circo Holiday, con sede en La Rioja. Sacrist¨¢n, de 59 a?os y la quinta generaci¨®n de circenses, a?ade: "Era como una persona. Mi nieto, que ten¨ªa dos a?os, jugaba con ¨¦l. Lo llevabas al bar, lo sentabas en la banqueta y se beb¨ªa una cerveza. Era casi como una persona".
Yaki no trabajaba en el circo. S¨®lo viajaba en una jaula para ser expuesto junto a camellos, dromedarios, b¨²falos y dem¨¢s animales. "Cuando yo lo compr¨¦ ya ven¨ªa sin dientes, pero eso es porque era mayor y les pasa como a las personas. Ten¨ªamos todos los papeles, pero el Seprona de la Guardia Civil nos daba el foll¨®n con el mono y, aunque le ten¨ªamos mucho cari?o, decidimos d¨¢rselo a una fundaci¨®n", a?ade. Era 2004.
La fundaci¨®n, seg¨²n Pedro Pozas, es la de Xavier Maiztegi, en el Pa¨ªs Vasco. ?stos lo enviaron al centro El Arca de No¨¦, de Alicante. Seraf¨ªn Dom¨¦nech, de El Arca de No¨¦, da una versi¨®n distinta sobre c¨®mo viv¨ªa: "Estaba en una jaula en la que no pod¨ªa ponerse ni de pie, en una absoluta dejadez, como muchos de estos animales que hallamos en jaulas en las que no se pueden mover y hacinados entre sus heces". Dom¨¦nech lo cedi¨® a Gran Simio. Y as¨ª llego Yaki a este lugar de Madrid.
Yaki vive en el centro de acogida Rainfer, en el que colabora el Proyecto Gran Simio. En un lugar de la sierra de Madrid, Guillermo Bustelo ha levantado con sus manos y sus ahorros un hogar para los simios maltratados. Bustelo, bi¨®logo experto en primates, ha levantado un centro en el que acoge a m¨¢s de cien simios. Lo ha hecho con su dinero. S¨®lo en 2005 recibi¨® la primera subvenci¨®n: 12.000 euros con los que paga a dos ayudantes. Yaki vive en un gran recinto vallado con palos y cuerdas para que se suban. Una zona cubierta les permite dormir bajo techo cuando hace fr¨ªo. All¨ª, a trav¨¦s de una reja, se les alimenta.
Bustelo explica que cuida a Yaki "como se cuida a una viejita". Como no tiene dientes, la comida que recibe es m¨¢s blanda que la de los seis monos que comparten el recinto con ella. Yaki agarra el yogur con una mano, con la otra le quita la tapa y con la boca sorbe el contenido. En unos segundos, del yogur no queda nada. La palma de sus manos parece de pl¨¢stico y tiene huellas dactilares. Bajo la barbilla tiene una especie de perilla blanca caracter¨ªstica. Camina apoyando sus largos brazos sobre los pu?os. Cuando se sube a un poste, coge una manta y se la echa por los hombros como cualquier persona cuando tiene fr¨ªo. Al contrario que sus compa?eros, no chilla, algo que Pozas atribuye a que alguien le cort¨® las cuerdas vocales.
Junto a Yaki comparten recinto monos con historias igual de desagradables. Lul¨² y Lucas viv¨ªan en una jaula en una plaza del Telde (Canarias) hasta que la protesta de los ecologistas logr¨® sacarlos de all¨ª, seg¨²n Bustelo. A Jeni le faltan dos dedos "que le arrancaron para castigarla".
Bustelo explica que muchos circos descuidan a los animales, pero que tambi¨¦n participan particulares: "La gente se los compra cuando son peque?os, que son como beb¨¦s. Luego crecen y desarrollan una fuerza enorme, dan unos chillidos estruendosos y pueden morder. Entonces no saben qu¨¦ hacer con ellos y los encierran sin cuidado". Estos animales pueden vivir hasta 70 a?os. La mona Chita sobrevivi¨® a Tarz¨¢n y va por los 74.
Pozas pone el ejemplo de Yaki para justificar la proposici¨®n no de ley que ha impulsado el Proyecto Gran Simio y que ha acogido el PSOE para evitar el maltrato a estos animales. "No queremos darles derechos humanos, sino protegerles de estos abusos", explica Pozas. Y a?ade: "Algunos se han re¨ªdo de nosotros, pero est¨¢ bien que salga a la luz c¨®mo viven estos animales". Al menos Yaki ha tenido una vida perra.
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