La fiscal¨ªa pide 25 a?os de c¨¢rcel para la c¨²pula de Enron por fraude contable
El juicio por la quiebra de la el¨¦ctrica en 2001 afronta esta semana su recta final
Las cartas est¨¢n echadas en el juicio por el esc¨¢ndalo que llev¨® al derrumbe de Enron en 2001. El jurado popular que examina en Houston (Tejas) el caso decidir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas si el ex consejero delegado de la el¨¦ctrica Jeffrey Skilling y su ex presidente Kenneth Lay toleraron las irregularidades contables que llevaron a la mayor quiebra de la historia (luego superada por WorldCom). Cada uno se enfrenta a peticiones de pena por parte de la fiscal¨ªa de 25 a?os de prisi¨®n. El Gobierno de EE UU se juega adem¨¢s su credibilidad en la acci¨®n contra el fraude.
El juicio comenz¨® el pasado 30 de enero en medio de una gran expectaci¨®n. La selecci¨®n del jurado -cuatro hombres y ocho mujeres- fue r¨¢pida. Las deliberaciones arrancar¨¢n probablemente el mi¨¦rcoles, tras escuchar entre hoy y ma?ana los argumentos finales que presenten las partes. Han sido 15 semanas durante las que 54 testigos presentaron sus argumentos y se aportaron centenares de pruebas documentales, con los detalles de la trama financiera que llevaron al colapso de la el¨¦ctrica.
Las intervenciones de Skilling y de Lay fueron las m¨¢s intensas y esperadas de las escuchadas en Houston, junto a la de su ex director financiero Andrew Fastow, el cerebro del fraude, quien declar¨® bajo juramento que sus jefes mintieron a los inversores, empleados y las autoridades reguladoras al ocultar el estado real de las finanzas de la el¨¦ctrica. Fastow, que ya fue condenado a 10 a?os de c¨¢rcel por el crimen financiero, dijo que hab¨ªa alertado a sus superiores de que la compa?¨ªa estaba al borde de la quiebra.
Explic¨® que contaba con el visto bueno de los dos ejecutivos para crear una contabilidad paralela y establecer una red de sociedades que permitieran tapar el agujero financiero en Enron. Fue el testigo estrella de la acusaci¨®n. El Departamento de Justicia intent¨® demostrar as¨ª durante el proceso que Enron era una bomba de relojer¨ªa alimentada por las mentiras de sus gestores, a los que acusa de ignorar las alertas de sus subordinados, de manipular los resultados y de enga?ar a los inversores, mientras se enriquec¨ªan.
En el ¨²ltimo minuto
Mark Koenig, responsable de las relaciones con los inversores en Enron, explic¨® que los resultados se cambiaban en el ¨²ltimo minuto, para contentar a Wall Street. Koenig asegur¨® que Skilling y Lay estaban al corriente de los retoques. La otra estrella fue Kenneth Rice, codirector de la filial de banda ancha de Enron. El que fuera el principal aliado de Skilling en la el¨¦ctrica tambi¨¦n habl¨® de mentiras sobre los an¨¢lisis que se hac¨ªan del grupo y sus subsidiarias, y dijo que Skilling "deb¨ªa haber sabido que estaba haciendo declaraciones falsas".
La contable Terry West corrobor¨® este extremo, al revelar que alguna vez se le pidi¨® que modificara las proyecciones de beneficios para hacerlas m¨¢s atractivas. "Lay us¨® Enron como si se tratara de un cajero autom¨¢tico", a?adi¨® Paula Rieker, n¨²mero dos del departamento de relaciones con los inversores. As¨ª, uno tras otro, fueron pasando por el estrado los testigos de la acusaci¨®n, con distintos argumentos para cuestionar la gesti¨®n de Skilling y Lay y demostrar que estaban inflando artificialmente las acciones.
El turno de la defensa lleg¨® a comienzos de abril, que centr¨® su estrategia en ganarse la simpat¨ªa del jurado. Y ofreci¨® una imagen muy distinta a la de la acusaci¨®n para destacar que el fraude de Enron fue fruto de la conducta de algunos malos empleados y que el colapso de la empresa fue producto de la histeria que domin¨® en Wall Street tras destaparse el fraude. Los dos ejecutivos reiteraron que no cometieron ning¨²n crimen.
Skilling declar¨® durante ocho d¨ªas, durante los que explic¨® detalles sobre el negocio de Enron, y relat¨® su tormento tras el derrumbe de la el¨¦ctrica. Habl¨® de sus problemas con la bebida y sus depresiones. Pero no se mostr¨® convincente sobre las operaciones de venta de acciones que intent¨® ejecutar antes de que se destapara el esc¨¢ndalo, ni sobre los negocios que ten¨ªa una antigua novia suya con Enron. "Luchar¨¦ hasta el d¨ªa que muera", dijo.
Lay estuvo seis d¨ªas en el estrado. El fundador de Enron explic¨® por qu¨¦ sus declaraciones sobre la compa?¨ªa fueron tan optimistas. Una posici¨®n que se contradice con la venta de 77,5 millones de d¨®lares en acciones de Enron los meses previos a la quiebra. Y aunque asumi¨® la responsabilidad sobre los problemas de la el¨¦ctrica, arremeti¨® contra sus subordinados, agentes burs¨¢tiles y la prensa por las "mentiras" que contaron, que, seg¨²n el ejecutivo, provocaron su derrumbe en Bolsa.
La prisi¨®n o la libertad de los dos acusados depender¨¢n de la capacidad que hayan tenido de convencer al jurado despu¨¦s de 52 d¨ªas de intenso juicio en Houston.
Kenneth Lay, de 64 a?os, y Jeffrey Skilling, de 52, hacen frente cada uno a peticiones de penas superiores a 25 a?os de c¨¢rcel por conspiraci¨®n, fraude y uso de informaci¨®n privilegiada. "Creo que ganaremos", dijo Lay despu¨¦s de que el juez Sim Lake diera por concluida el lunes la primera fase del proceso.
El ocaso de un sue?o americano
El agujero contable destapado en Enron desat¨® una crisis de confianza sin precedentes en Wall Street que remat¨® el efecto de los atentados terroristas del 11-S y que se vio agravada despu¨¦s por los esc¨¢ndalos corporativos en la telef¨®nica WorldCom, la tecnol¨®gica Tyco o la cadena de supermercados holandesa Ahold. Por eso este juicio se considera como el mayor y m¨¢s importante de los casos juzgados en EE UU de la era de los esc¨¢ndalos corporativos.
Enron ten¨ªa un capital burs¨¢til de 68.000 millones de d¨®lares antes de su colapso y estaba considerada la s¨¦ptima mayor compa?¨ªa de Estados Unidos. La quiebra dej¨® en la calle a cerca de 80.000 empleados, que llevan cuatro a?os y medio esperando el veredicto, y arrastr¨® hasta su desaparici¨®n a la que fuera la mayor firma auditora del mundo, Arthur Andersen. El esc¨¢ndalo oblig¨® a las autoridades reguladoras a revisar sus normas para evitar que casos similares volvieran a poner en jaque a los inversores.
Kenney Boy, como conoc¨ªan al fundador de Enron en la familia del presidente George Bush, era uno de los m¨¢s claros ejemplos del logro del sue?o americano. Pero, como Lay relat¨® en el juicio, el colapso de la el¨¦ctrica le convirti¨® en protagonista de la mayor pesadilla del universo corporativo.
El mismo d¨ªa que arrancar¨¢n las deliberaciones del jurado, Kenneth Lay se enfrentar¨¢ a un proceso por fraude bancario. El veredicto se conocer¨¢ despu¨¦s del caso por conspiraci¨®n.
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