Medell¨ªn pasa p¨¢gina y sale del infierno
La ciudad abandona su pasado violento y logra la cifra m¨¢s baja de homicidios en 25 a?os
El barrio de Moravia, en Medell¨ªn, con 50.000 habitantes, recuerda una favela de R¨ªo de Janeiro. Calles empinadas que trepan por el morro, caos urban¨ªstico, pobreza y una aureola de violencia. En 1990 fue declarada zona roja, donde no entraba ning¨²n forastero sin jugarse la vida. Las bandas, los sicarios y los delincuentes de distinto pelaje impon¨ªan su ley y mataban por un pu?ado de pesos. Alejandro Giralda, de 31 a?os, pas¨® 12 en grupos ilegales de Moravia. Primero, en la milicia del barrio; despu¨¦s, en las Autodefensas. Le movi¨®, dice, acabar con la tremenda inseguridad. Lo consigui¨®, no por la v¨ªa del di¨¢logo. Centenares de sicarios fueron aniquilados.
Giralda dej¨® las armas en 2003 -"doce a?os luchando, ya no aguantaba m¨¢s"-, y hoy es el presidente de la Junta Accional Comunal del barrio. Se considera totalmente reintegrado en la sociedad y cree que el proceso de desmovilizaci¨®n de los grupos paramilitares no tiene marcha atr¨¢s. No hay por qu¨¦ dudar de sus palabras, que se tornan m¨¢s inquietantes cuando atribuye los mayores m¨¦ritos de la pacificaci¨®n de Medell¨ªn a Diego Fernando Murillo Bejarano, Don Berna, ex comandante del desmovilizado bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Su nombre todav¨ªa despierta terror en muchos paisas (habitantes de Medell¨ªn), que recuerdan la trayectoria de Don Berna desde sus tiempos de lugarteniente del narcotraficante Pablo Escobar hasta que se convirti¨® en el jefe de los paracos (paramilitares) de la capital antioque?a.
Los reinsertados que viven en la ciudad reciben 458.000 pesos (unos 160 euros) al mes durante 18 meses, prorrogables a 24
"El a?o pasado tuvimos la cifra m¨¢s baja de homicidios, 770, de los ¨²ltimos 25 a?os", dice con orgullo el alcalde de la capital de Antioquia
A Don Berna se le atribuyen los peores cr¨ªmenes, y algunas voces aseguran que desde la c¨¢rcel de Itag¨¹¨ª maneja todav¨ªa los hilos del mundo del crimen en Medell¨ªn. Est¨¢ acusado de ser el autor intelectual del asesinato de un diputado del departamento de C¨®rdoba. Unos le temen y otros le idolatran, como Alejandra Giralda, que dice con aparente convencimiento que Don Berna "ha dado el primer paso" para pacificar la ciudad.
Moravia es hoy un barrio pac¨ªfico por el que se puede caminar tranquilamente y un claro ejemplo de la transformaci¨®n de Medell¨ªn, una ciudad que hace pocos a?os era un infierno. El cambio hay que atribuirlo en gran medida a Sergio Fajardo, de 48 a?os, que lleg¨® a la alcald¨ªa de Medell¨ªn en octubre de 2003 al frente de un movimiento civil independiente. Matem¨¢tico respetado y columnista en diarios, nunca hab¨ªa incursionado en la pol¨ªtica. Diversos analistas ven en ¨¦l a un futuro candidato presidencial con posibilidades de llegar a la m¨¢s alta magistratura de Colombia con aires renovadores.
"El a?o pasado tuvimos la cifra m¨¢s baja de homicidios, 770, de los ¨²ltimos 25 a?os", dice con orgullo el alcalde, al referirse a algunos ejemplos de la metamorfosis de la capital de Antioquia. "Vamos recuperando el valor de la vida y la legitimidad del Estado", asegura.
Sueldo a cambio de armas
Medell¨ªn suele ser presentado como caso piloto y modelo del proceso de reinserci¨®n de los paramilitares desmovilizados. La Gobernaci¨®n y el Ayuntamiento hacen un seguimiento caso a caso. Los reinsertados reciben 458.000 pesos (unos 208 d¨®lares) al mes durante 18 meses, prorrogables a 24. Pero pocos municipios tienen los recursos de la alcald¨ªa de la capital antioque?a, que lleva invertidos 23.000 millones de pesos (10,4 millones de d¨®lares).
"Estamos en un punto muy importante para Colombia. Nos la estamos jugando como pa¨ªs", subraya el alcalde Fajardo, que reclama un salto para pasar de la reinserci¨®n a la reconciliaci¨®n. En su opini¨®n hay lugar para el optimismo -"no nos hemos destruido con la violencia, mire Bogot¨¢ o Medell¨ªn"-, y Colombia est¨¢ a tiempo para cambiar. El gran interrogante es c¨®mo podr¨¢ dar el salto requerido si los candidatos no hablan de los desplazados, ni de pol¨ªtica econ¨®mica, ni de propuestas alternativas.
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