Tus favoritos son mis favoritos
Una aplicaci¨®n permite acceder a las 'webs' preferidas desde cualquier sitio y compartirlas
Ante la inmensidad de Internet, perderse es lo m¨¢s f¨¢cil. Por esto son tan importantes los favoritos, esas carpetas donde los usuarios guardan las direcciones de sitios que consideran importantes y a los que se va a volver en alg¨²n otro momento. Pero este mapa que cada uno va construy¨¦ndose de Internet ten¨ªa hasta hace poco un problema: s¨®lo se pod¨ªa acceder a los favoritos propios desde el ordenador donde se crearon. Adem¨¢s, era muy dif¨ªcil compartirlos con otra gente.
En la fase actual de desarrollo de Internet -bautizada como Web 2.0-, estos problemas ya no existen. Aplicaciones gratuitas como del.icio.us (escrita as¨ª, sin poner delante las www.), empresa estadounidense que a la vista de su ¨¦xito fue adquirida por Yahoo!, permiten mejorar much¨ªsimo la calidad del mapa para moverse por Internet.
Cuando uno guarda sus nuevos favoritos, la informaci¨®n se socializa inmediatamente entre los m¨¢s de 300.000 usuarios registrados
Cualquier usuario puede abrir su propia p¨¢gina y, sin ning¨²n conocimiento inform¨¢tico, ir volcando all¨ª sus favoritos. Al ser una aplicaci¨®n que funciona sobre una p¨¢gina web, estos favoritos pueden despu¨¦s consultarse desde cualquier ordenador. Y lo m¨¢s importante: pueden compartirse con toda la comunidad internauta.
Cuando uno guarda sus nuevos favoritos, la informaci¨®n se socializa inmediatamente entre los m¨¢s de 300.000 usuarios registrados. Al igual que sucede en otras aplicaciones, el esp¨ªritu es muy participativo: entre todos se construye algo de lo que todos se benefician.
Esta posibilidad tiene una gran utilidad: al disponer de los favoritos de los dem¨¢s es m¨¢s f¨¢cil encontrar las mejores p¨¢ginas disponibles sobre un asunto espec¨ªfico. Ahora es sencillo disponer siempre de los favoritos del amigo experto en econom¨ªa cuando interese consultar asuntos econ¨®micos, sin ni siquiera ped¨ªrselos. O los del que est¨¢ a la ¨²ltima en determinada corriente filos¨®fica, por minoritaria que sea. O las mejores p¨¢ginas de baloncesto, controladas al d¨ªa por el colega interesado en ello. Las posibilidades son infinitas y el resultado de las b¨²squedas suele ser mejor que los que ofrecen buscadores generalistas.
La clave de esta aplicaci¨®n son los tags (etiquetas), tan importantes en el nuevo mundo de Internet que han generado ya el neologismo tagging. A cada p¨¢gina que se guarda se le pueden a?adir etiquetas que la describen. Por ejemplo, a www.elpais.es podr¨ªa a?ad¨ªrsele, por ejemplo, las etiquetas de periodismo, media, Espa?a, actualidad, peri¨®dicos y un etc¨¦tera tan largo como se desee. Despu¨¦s podr¨¢ llegarse a la web guardada a trav¨¦s de cualquiera de estas etiquetas. El problema es ahora s¨®lo idiom¨¢tico: la gran mayor¨ªa de etiquetas est¨¢ en ingl¨¦s.
Las etiquetas suponen un cambio radical en la organizaci¨®n de los favoritos. Antes se organizaban verticalmente: s¨®lo se pod¨ªa acceder a una determinada subcarpeta si previamente se entraba en cada una de las que le preced¨ªan dentro del ¨¢rbol creado. Hab¨ªa que recordar siempre en qu¨¦ subcarpeta se hab¨ªa guardado. Con las etiquetas, en cambio, la organizaci¨®n es horizontal: se accede directamente a la p¨¢gina desde cualquiera de las etiquetas, lo que facilita much¨ªsimo la b¨²squeda.
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