Respuestas sin preguntas
Hasta hace poco tiempo en la relaci¨®n entre un periodista y un pol¨ªtico hab¨ªa un hecho incuestionable: el periodista siempre era due?o de sus preguntas y el pol¨ªtico propietario de sus respuestas. Era una condici¨®n indispensable para fijar las reglas del juego. En un periodista se valoraba su insistencia o sagacidad para interpelar a su interlocutor; mientras en un pol¨ªtico se premiaba su capacidad para dar una respuesta acertada y veraz, o, por lo menos, para eludir la pregunta con una salida inteligente. El periodismo actual se est¨¢ deslizando hacia el encefalograma plano y las noticias ya no se buscan en la calle -el lugar donde los perros mord¨ªan a los ni?os-, sino que ahora te las ofrecen gratis en las salas de prensa -el sitio donde los pol¨ªticos valoran el mordisco del perro-. En el qui¨¦n de la pir¨¢mide invertida de una noticia los pol¨ªticos le han robado el sitio al perro, por eso la propaganda est¨¢ a punto de tragarse la realidad
Los pol¨ªticos, con sus asesores de prensa y el reparto de sus campa?as publicitarias, llevan a?os apropi¨¢ndose, cada vez de forma menos sibilina, de la principal herramienta de un periodista, la de que para escribir hay primero que preguntar. No dictan todav¨ªa las preguntas aunque en ocasiones lo intentan, pero deciden cu¨¢ndo se dan las respuestas. Este incumplimiento de las reglas del juego est¨¢ siendo aceptado por la profesi¨®n sin pesta?ear y son habituales los actos donde la prensa es convocada con la condici¨®n de que no pueden hacer preguntas; florecen las ruedas de prensa donde alguien suelta su discurso y no admite ser interpelado; o se suceden las comparecencias donde las cuestiones espinosas se las sacuden con una frase inaceptable: "Eso hoy no toca". Asistimos como espectadores a un soliloquio de respuestas sobre las que no hemos hecho preguntas, mientras se nos impide hacer preguntas para las que necesitamos respuestas.
Esto viene a cuento del incidente ocurrido hace unos d¨ªas en C¨¢diz entre un periodista y el presidente del PP, Mariano Rajoy. El gabinete de prensa del PP invit¨® a los medios al acto, pero advirti¨¦ndoles de que ni Rajoy iba a hablar ni iba a responder sobre nada. Pese a ello, un redactor de Canal Sur hizo una pregunta y como no le contest¨®, decidi¨® repet¨ªrsela varias veces hasta obtener las mismas calladas por respuesta. Al PP la insistencia le pareci¨® "vergonzosa" y consider¨® que Canal Sur "traspas¨® la l¨ªnea entre la manipulaci¨®n habitual y la increpaci¨®n y falta de respeto al l¨ªder de la oposici¨®n", y lleg¨® a pedir una convocatoria del Consejo de Administraci¨®n de la RTVA y la comparecencia del director general. Tan mala conciencia tuvieron los directivos de la radio p¨²blica en C¨¢diz, que llegaron a emitir un comunicado de disculpa.
Lamentablemente la actitud de Rajoy no es un hecho aislado. Ni el incidente es un problema con cargos del PP. En Andaluc¨ªa se podr¨ªan poner bastantes m¨¢s ejemplos protagonizados por dirigentes del PSOE, por la sencilla raz¨®n de que llevan m¨¢s a?os gobernando y el poder te hace sentir m¨¢s due?o todav¨ªa del control de la informaci¨®n. El problema actual de los periodistas es que los pol¨ªticos ya no te miran a la cara, est¨¢n demasiado preocupados intentado reconocer el logotipo del micr¨®fono. Para los pol¨ªticos las preguntas ya no son tontas ni inteligentes, s¨®lo dependen del lado de la trinchera donde se ubica la empresa del redactor que las hace.
Estas cosas no ocurrir¨ªan si el gremio entendiera que en el periodismo s¨®lo hay vida lejos del poder. Y que hay cosas inaceptables: dejar que los pol¨ªticos sean los due?os de las preguntas o que los periodistas pidan disculpas por hacerlas, salvo que las consignas de sus empresas est¨¦n por encima de los criterios period¨ªsticos. Contra esta plaga en la profesi¨®n siempre es bueno recordar una frase que le o¨ª a Daniel Gavela, directivo del grupo PRISA, editor de este peri¨®dico: "En el trato con el poder conviene tener muy presente el cuento de Cenicienta: se va en carroza tirada por caballos, pero cuando son las doce, en esta profesi¨®n, siempre se vuelve sentado en la calabaza".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.