?Por qu¨¦ Barakaldo?
Zapatero acaba de anunciar el domingo pasado en Barakaldo que el proceso de di¨¢logo con ETA arrancar¨¢ en junio. O sea, que concluye la verificaci¨®n precisamente cuando el Gobierno acababa de reconocer que est¨¢bamos en el momento m¨¢s dif¨ªcil al cumplirse dos meses desde el anuncio del "alto el fuego permanente" y los medios informaban de que simpatizantes de Segi hab¨ªan lanzado pintura contra tres sedes de PNV y contra la casa de una edil del PSE.
La cuesti¨®n a considerar es el porqu¨¦ de proceder a ese anuncio ante un auditorio convocado para un mitin del partido, siendo as¨ª que el presidente tiene prometida transparencia y estima vigente el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que, por iniciativa suya, suscribieron el PSOE y el PP durante la pasada legislatura mientras se encontraban ambos partidos en posiciones inversas de poder y oposici¨®n.
Enseguida se nos ha asegurado en el peri¨®dico predilecto de un influyente sector de La Moncloa que Txeroki, controlador del aparato militar de la banda, ha dado un plazo a Josu Ternera, al que se atribuye el papel de interlocutor del futuro di¨¢logo, para que verifique si el Gobierno cumple sus compromisos. Tambi¨¦n en el Abc que Rajoy no avalar¨¢ que se hable con ETA antes de que entregue las armas y que el PP cree que en vez de responder a la banda el presidente huye hacia adelante. Otros diarios resaltan que Batasuna podr¨¢ presentarse a las elecciones si acata la ley, y La Vanguardia subraya que el l¨ªder del PSOE quiere un recuerdo a las v¨ªctimas en el pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n, ahora que como sabemos cualquier reforma de ese texto est¨¢ fuera de su alcance por falta de consenso.
El caso es que no sabemos si existen esos compromisos aludidos a los que vendr¨ªa obligado el Gobierno y sobre los que el PP lleva dos meses d¨¢ndonos la tamborrada. Pero lo que s¨ª hemos podido leer es la entrevista a dos encapuchados de ETA, aparecida en el diario Gara del 14 de mayo, donde se cuestiona que el llamado proceso pueda avanzar si contin¨²an los ataques de los aparatos de los Estados, es decir, la aplicaci¨®n de las leyes vigentes en Espa?a y en Francia, y se descarta que sea soluci¨®n una mera reforma de los estatutos, sin que sepamos a cuento de qu¨¦ viene el plural, salvo que sea Navarra.
Tambi¨¦n en la edici¨®n del pasado domingo del diario El Mundo el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, se arrancaba declarando que "el PSE negociar¨¢ p¨²blicamente con Batasuna aunque est¨¦ ilegalizada", adem¨¢s de asegurar que "la postura de la sociedad vasca respecto a la exigencia del fin de la violencia es m¨¢s fuerte que nunca, pero siempre ha sido mod¨¦lica". O sea, que ?tambi¨¦n era igual de mod¨¦lica esa postura cuando se expresaba de forma m¨¢s d¨¦bil que ahora? ?Repara el lehendakari al sostener la irreversibilidad del alto el fuego permanente sobre la base de que "la sociedad vasca no va a permitir m¨¢s violencia" que est¨¢ reconociendo en primer lugar que en otros momentos
permiti¨® esas acciones, y en segundo, que siempre tuvo en su mano haberlo impedido como ahora parece por fin haber decidido hacerlo?
Pero volvamos al ?por qu¨¦ Barakaldo?, que sirve de t¨ªtulo a estas l¨ªneas, y observemos c¨®mo a ese porqu¨¦ del domingo vizca¨ªno podr¨ªan encadenarse otros muchos porqu¨¦s, como el de las exaltaciones al Estatut en Girona el viernes anterior, los elogios a la econom¨ªa de la Comunidad de Madrid en la clausura de la Asamblea General de la CEIM el 17 de mayo, los botes entusiastas propios de un hooligan cul¨¦ en la final de la Champions League ganada esa misma noche en el estadio de Saint-Denis, la designaci¨®n del catolic¨ªsimo Paco V¨¢zquez como nuevo embajador ante la Santa Sede, el compromiso lanzado ante los mineros congregados en Rodezno el pasado 4 de septiembre para subir las pensiones m¨ªnimas el doble de la elevaci¨®n media prevista en el 2006, y tantos otros.
Parecer¨ªa advertirse un factor com¨²n en todas esas ocasiones, como si fueran siempre elegidas para que el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, mostrara un perfil complaciente con realidades, a veces abruptas, cuyas aristas se prefiere difuminar en aras de producir contento a los destinatarios presentes en cada momento. Atenci¨®n porque el recorrido de las complacencias posibles es m¨¢s corto que el de la permanencia deseada en el poder.
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