?D¨®nde est¨¢ el atractivo moral de los dem¨®cratas?
El tal¨®n de Aquiles de Bill Clinton, nuestro brillante pero imperfecto ex presidente, no fue Monica Lewinsky, sino su terrible ansia de politiqueo con famosos y de sacarles el dinero, que dej¨® al Partido Dem¨®crata tremendamente desprestigiado. ?sta deber¨ªa ser una ¨¦poca dorada para los dem¨®cratas ya que, de acuerdo con las encuestas, la mayor¨ªa del pa¨ªs piensa que ellos representan sus valores, y los ¨ªndices de popularidad de Bush son m¨¢s bajos que los de Nixon en el momento de su dimisi¨®n. Aunque los c¨®micos est¨¢n haciendo su agosto (hay un hombre llamado George Bush que recorre el pa¨ªs pensando que es presidente de Estados Unidos), este cambio no se ha producido gracias a los dem¨®cratas, sino porque Bush ha fracasado miserablemente.
Un modo de desacreditar a los pol¨ªticos son los procedimientos judiciales. El Gobierno investiga y presumiblemente se endereza mediante fiscales independientes, es decir, enjuiciando al principal asesor del vicepresidente Cheney, Scooter Libbey, por revelar la identidad de la agente secreta de la CIA Valerie Wilson, cuyo esposo, el ex embajador Joseph Wilson, anunci¨® p¨²blicamente que antes de la guerra se hab¨ªa advertido al Gobierno de que no hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak. El periodismo de investigaci¨®n es otro modo de provocar el cambio pol¨ªtico (nos encanta el periodismo que nos informa de lo podridos que hemos estado). Es lo que tenemos en lugar de las manifestaciones a la europea que, en cualquier caso, no tienen la facultad de inducir un verdadero cambio pol¨ªtico. (?D¨®nde estaban estos valientes periodistas que escriben todos estos libros indignados durante el enfrentamiento electoral Bush/Gore?). Pero m¨¢s vale tarde que nunca, y as¨ª, cada semana sale una nueva remesa de libros que revelan m¨¢s detalles horrendos sobre la descabellada guerra de Irak y la mendacidad y la incompetencia del Gobierno que nos llev¨® a ella.
Generales indignados (que me recuerdan al ej¨¦rcito portugu¨¦s que llev¨® a Lisboa la mala noticia de ?frica justo antes de la Revoluci¨®n Portuguesa) han pedido la dimisi¨®n de Rumsfeld. El mayor Zinni ha destrozado al secretario de Defensa en un art¨ªculo publicado en The New York Times por no ser capaz de establecer coaliciones con los europeos, nuestros aliados naturales, por menospreciar a Europa llam¨¢ndola "la vieja Europa", por distanciar a nuestro propio ej¨¦rcito y hacer caso omiso del consejo de militares expertos. Si a esto le sumamos el esc¨¢ndalo del Katrina, las torturas en la c¨¢rcel de Abu Ghraib y nuestra deuda de un bill¨®n de d¨®lares, la lista no se acaba nunca. Con este nuevo talante, hasta los franceses vuelven a estar de moda y proliferan los art¨ªculos admir¨¢ndolos por una cosa u otra.
De modo que ahora que los pol¨ªticos preparan la campa?a de verano para las elecciones a la C¨¢mara de Representantes y al Senado, que se celebrar¨¢n en el oto?o, ?de verdad es una buena noticia para los dem¨®cratas la ca¨ªda de Bush? S¨ª y no. La estrategia de Bush es dilatar el cenagal de Irak, que dejar¨¢ junto con el resto de la vajilla rota a los dem¨®cratas, que en noviembre conseguir¨¢n esca?os. Inmediatamente despu¨¦s, en las elecciones presidenciales de 2008, los republicanos los atacar¨¢n por no haber solucionado el caos que ellos, los republicanos, han provocado. Mientras tanto, los republicanos, para incomodidad de los dem¨®cratas, se deshacen en elogios hacia Hillary Clinton, insistiendo en que ser¨¢ la candidata presidencial dem¨®crata. (El 66% de los dem¨®cratas de Nueva York, su Estado, est¨¢n convencidos de que no ganar¨¢).
Pero claramente los dem¨®cratas seguir¨¢n siendo vulnerables si carecen de atractivo moral. Howard Dean, presidente del Partido Dem¨®crata, representa al ala rebelde que ahora se esfuerza por dar significado al partido y por ampliar la base dem¨®crata, para asegurarse de que esa base no se asfixia por falta de fondos. (En el pasado, buena parte de ellos fueron a parar directamente a las campa?as de Clinton). No es una "pol¨ªtica de izquierdas", sino mero sentido com¨²n. Con una demograf¨ªa que est¨¢ cambiando dr¨¢sticamente, Estados anteriormente republicanos est¨¢n ahora en tr¨¢nsito. La derecha religiosa disminuye -una generaci¨®n m¨¢s joven ha alcanzado la mayor¨ªa de edad durante una desastrosa guerra asesina- y ambos partidos cortejan al voto inmigrante (que es la raz¨®n por la que ninguno de los dos grupos se muestra coherente en el tema de los inmigrantes ilegales, una cuesti¨®n que realmente ninguno quiere resolver).
Batallas a las que hay que estar atentos: la reorganizaci¨®n dentro de la Convenci¨®n Dem¨®crata de Connecticut para nombrar candidato. Un reci¨¦n llegado, Ned Lamont, en l¨ªnea con el ala del partido que Dean representa, ha presentado un serio reto al senador Joseph Lieberman que, como Hillary, mantiene muchas opiniones de derechas. Tambi¨¦n digno de atenci¨®n: The New York Times se est¨¢ distanciando delicadamente de Hillary; obviamente, los moderados no han olvidado que, bajo la supervisi¨®n de Bill Clinton, en las elecciones de 1994 se perdieron por primera vez en 40 a?os la C¨¢mara de Representantes y muchos cargos de gobernador que no han vuelto a recuperarse. En lo que constituye una maniobra escandalosamente cobarde, Hillary ha aceptado el s¨®rdido respaldo econ¨®mico del magnate period¨ªstico de derechas Rupert Murdoch; la gobernadora sigue estando a favor de la guerra, mantiene una postura ambigua respecto al aborto y apoya la pena de muerte. Todav¨ªa est¨¢ por ver si los dem¨®cratas lograr¨¢n rejuvenecer su partido y proporcionar aut¨¦ntico liderazgo moral.
Barbara Probst Solomon es periodista y escritora estadounidense. Traducci¨®n de News Clips.
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