Marruecos como vecino
Es ¨¦ste un libro con un t¨ªtulo acertado: una vecindad en construcci¨®n es una buena f¨®rmula para definir las relaciones entre Espa?a y Marruecos. La vecindad es un hecho, y cabe desear que sea buena; y en construcci¨®n porque, a pesar de los muchos siglos de idas y venidas de personas, ideas y productos a trav¨¦s del estrecho de Gibraltar, los dos pa¨ªses a¨²n tienen que forjar el tipo de relaci¨®n mutuamente conveniente que desean para el futuro.Para una Espa?a democr¨¢tica, pr¨®spera y progresista, la creaci¨®n de s¨®lidos v¨ªnculos de amistad y cooperaci¨®n con Marruecos es un asunto de inter¨¦s nacional, uno de los tres o cuatro principales objetivos estrat¨¦gicos de su acci¨®n exterior. Para un Marruecos que no tiene otra opci¨®n sensata que caminar por la senda de la libertad, el desarrollo econ¨®mico y la cohesi¨®n social, Espa?a es imprescindible.
Pero en uno y otro lado del Estrecho hay individuos y grupos que se afanan por demoler la vecindad. En la derecha y en la izquierda espa?olas abundan las actitudes que disfrazan la vieja morofobia con la arrogancia del nuevo dem¨®crata y el nuevo rico. Son esa gente que ningunea los progresos -t¨ªmidos pero progresos- que Marruecos va realizando en materia de apertura pol¨ªtica, libertad de expresi¨®n e igualdad de la mujer, que jam¨¢s sit¨²an a este pa¨ªs donde hay que hacerlo, en su contexto ¨¢rabe y musulm¨¢n, y pretenden compararlo con las socialdemocracias escandinavas. Son aquellos que ven en Marruecos el principal protagonista de una conspiraci¨®n para el 11-M en la que tambi¨¦n estar¨ªan polic¨ªas, periodistas y pol¨ªticos espa?oles, los servicios secretos franceses, ETA y Bin Laden y quiz¨¢ los extraterrestres. Por supuesto, tambi¨¦n existen al sur del estrecho de Gibraltar especialistas en meter el dedo en el ojo, y no s¨®lo entre los islamistas sino en los rancios sectores franc¨®filos.
Como hay algunos proble-
mas serios e innumerables aguafiestas, la construcci¨®n de la vecindad requiere muchos esfuerzos. La sociedad civil espa?ola y la incipiente sociedad civil marroqu¨ª tienen que implicarse m¨¢s, y este libro se implica. Fruto del trabajo del Taller de Estudios Internacionales Mediterr¨¢neos, el equipo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid que coordina Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa, es una miscel¨¢nea de art¨ªculos que tratan desde la implantaci¨®n de los moriscos espa?oles en el Marruecos de los siglos XVI y XVII hasta la crisis del islote de Perejil. Desigual, como es normal en una obra de muchos autores, contiene, no obstante, aportaciones muy interesantes. Lo es la de Josep Llu¨ªs Mateo, Amores prohibidos: fronteras sexuales y uniones mixtas, sobre las trabas que uno y otro lado pusieron a las relaciones amorosas y sexuales entre espa?oles y marroqu¨ªes durante el Protectorado espa?ol sobre el norte de Marruecos. Y no es ¨¦ste un mero ejercicio hist¨®rico, puesto que hoy, en los tiempos de la emigraci¨®n marroqu¨ª hacia Espa?a y del turismo espa?ol en Marruecos, persisten bastantes tab¨²es.
De hecho, como recuerda
Fernando Bravo L¨®pez en su art¨ªculo (Culturalismo e inmigraci¨®n musulmana en Europa), la poblaci¨®n espa?ola tiene muy poca simpat¨ªa por la inmigraci¨®n de origen magreb¨ª. Se?ala Bravo L¨®pez que en Espa?a, al igual que en Francia y Holanda, el discurso identitario, basado en la percepci¨®n negativa de las culturas consideradas ajenas, y en particular de la musulmana, gana terreno.
De la inmigraci¨®n marroqu¨ª en Espa?a tambi¨¦n se ocupa el art¨ªculo de ?ngeles Ram¨ªrez y Bernab¨¦ L¨®pez Garc¨ªa (Aixa y los lobos), mientras otros autores abordan asuntos como la reforma de la mudawana o c¨®digo de familia que Mohamed VI impuls¨® en enero de 2004, el crecimiento de los movimientos islamistas en el pa¨ªs magreb¨ª, las complejidades de la Operaci¨®n Paso del Estrecho o las reivindicaciones territoriales de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. Obra, pues, variada, en la que el lector puede ir picando aqu¨ª o all¨¢, y que, al apostar por el conocimiento sin prejuicios, constituye una aportaci¨®n positiva a la construcci¨®n de la vecindad entre Espa?a y Marruecos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.