Una conversaci¨®n
Los obispos cat¨®licos cumplen con su obligaci¨®n al orientar a sus fieles acerca del proyecto de reforma del Estatuto, "de indudable trascendencia para la vida y para el futuro de las personas y las familias andaluzas", dice la nota de la asamblea de los Obispos del Sur sobre el Estatuto. La jerarqu¨ªa cat¨®lica no es muy o¨ªda por los ciudadanos, contagiados por costumbres poco cat¨®licas, casados por lo civil, o no casados, divorciados o empe?ados en anular cat¨®licamente sus cat¨®licos matrimonios. Pero lo cat¨®lico mantiene su funci¨®n de cemento social en bautizos, bodas y entierros, los tres pilares de la vida bruta, "desde su concepci¨®n a su acabamiento natural", como dir¨ªan los obispos.
Hablan para muchos, aunque los oigan pocos. Echan de menos un deseo colectivo de reforma estatutaria, un amplio consenso entre las fuerzas pol¨ªticas, como en la transici¨®n, y as¨ª coinciden con el PP, o el PP coincide con los obispos, e incluso yo coincido con ellos en este punto: una ley esencial, para todos, deber¨ªa acordarse, en lo posible, entre derechas e izquierdas. Los obispos tienen raz¨®n. Lo que no entiendo, despu¨¦s de leer el proyecto de Estatuto, es el temor episcopal a que, apoy¨¢ndose en la nueva ley, las Administraciones p¨²blicas ahoguen a la sociedad civil y nos hundan en un "totalitarismo estatalista", seg¨²n la expresi¨®n episcopal.
Comparto con los obispos la idea de que el Estatuto es redundante con la Constituci¨®n en su declaraci¨®n pormenorizada de derechos y deberes fundamentales. Es redundante, incluso, con alg¨²n art¨ªculo del C¨®digo Penal. Y me parece absolutamente l¨®gico que los obispos aprovechen su "honda preocupaci¨®n" estatutaria, para recordarnos la doctrina cat¨®lica a favor de la familia, y contra el aborto, la eutanasia y los matrimonios entre personas del mismo sexo. El art¨ªculo 17 del nuevo Estatuto se ocupa precisamente de la protecci¨®n a la familia, triple protecci¨®n, "social, jur¨ªdica y econ¨®mica". Pero la referencia de la propuesta a "diversas modalidades de familia" quiz¨¢ haya hecho que los obispos piensen en el matrimonio homosexual y en las parejas no casadas, familias evidentemente no cat¨®licas, a las que los obispos pueden dejar de dar los sacramentos, aunque por el momento no puedan negarles la protecci¨®n del Estado.
El art¨ªculo 20 garantiza a todas las personas "el derecho a vivir dignamente el proceso de su muerte", as¨ª como "el derecho a declarar la voluntad vital anticipada que deber¨¢ respetarse, en los t¨¦rminos que establezca la ley". No s¨¦ si esto es la eutanasia tan temida, como no s¨¦ por qu¨¦ no defienden los obispos el derecho de los padres a que "sus hijos reciban la formaci¨®n religiosa y moral de acuerdo a sus propias convicciones", tal como establece el art¨ªculo 21. Molesta a los obispos la laicidad de la ense?anza p¨²blica, pero creo que, en contra de su opini¨®n, una ense?anza p¨²blica laica asegura que todos los padres, cat¨®licos o no cat¨®licos, sean tratados por igual, independientemente de las convicciones que quieran inculcar en sus hijos. Y, por fin, ?se extralimita el Estado si vela por la igualdad de todos los ciudadanos en el derecho a ingresar a sus hijos en centros educativos sostenidos con fondos p¨²blicos?
Los Obispos del Sur recuerdan a los cat¨®licos la "obligaci¨®n moral de dar testimonio de su fe", oponi¨¦ndose a cualquier legislaci¨®n contraria a la doctrina social de su Iglesia, y los invitan a intervenir en el debate social. Yo creo que los cat¨®licos intervienen, divididos entre la izquierda y la derecha, pero pocos repiten las ense?anzas de su Iglesia, incapaz de sostenerse a s¨ª misma sin la intervenci¨®n econ¨®mica de un Estado al que condena por su intervencionismo, y al que, a cambio, le pide que imponga en sus leyes la moral particular de la Iglesia cat¨®lica. Los obispos apelan al di¨¢logo, a la discusi¨®n pol¨ªtica, y, al mismo tiempo, consideran que sus criterios son indiscutibles.
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