Cuando Europa exporta inestabilidad
Hace un a?o, una mayor¨ªa de franceses hundieron el proyecto de Constituci¨®n europea. Se abri¨® una "pausa de reflexi¨®n", que ha visto pasar el tiempo pero no las ideas, silencio tras el cual se esconde tambi¨¦n un pulso entre distintas concepciones de Europa. Algunos no quieren recuperarla y los que apuestan por rescatar el Tratado Constitucional no saben realmente qu¨¦ hacer mientras no pasen las elecciones francesas en la primavera de 2007. Las razones de aquel no -entre otras, la propia crisis interna de Europa y de sus sociedades, los sentimientos en contra de la ampliaci¨®n y el creciente rechazo a la inmigraci¨®n- est¨¢n ahondando no s¨®lo la incertidumbre interna sino la de su entorno geogr¨¢fico.
As¨ª, el portazo de la UE a una asociaci¨®n con Serbia, justificado por no entregar a Mladic y otros criminales de guerra, en v¨ªsperas del refer¨¦ndum sobre la separaci¨®n de Montenegro, ha favorecido el triunfo de la opci¨®n independentista. Montenegro ha sentido que, solo, se acercar¨ªa antes a la UE que junto a Belgrado. Ya ocurri¨® en su d¨ªa con Eslovenia (por donde empez¨® el desmembramiento de Yugoslavia), que se salv¨® de la quema y entr¨® en la Uni¨®n.
Las reticencias de la UE hacia Turqu¨ªa y la nueva desgana de Ankara no s¨®lo alimentan un anunciado encontronazo para el oto?o, sino que est¨¢n, a su vez, frenando las reformas en aquel pa¨ªs, y contribuyendo a ahondar la tensi¨®n entre el islamismo moderado de Erdogan en el Gobierno y la c¨²pula militar que, pese a haber cedido poder, se presenta como garante no de la democracia sino del Estado laico.
La ¨²ltima ampliaci¨®n a 10 nuevos miembros no ha sido un ¨¦xito para la UE, que no estaba institucionalmente preparada (para eso se hizo la fracasada Constituci¨®n) pero s¨ª para esos pa¨ªses, aunque muchos de ellos con poco convencimiento europe¨ªsta. Eso s¨ª fue exportar estabilidad. Con buenas palabras, pero sin credibilidad, se afirma desde Bruselas que el futuro de los Balcanes est¨¢ en la Uni¨®n, pero la perspectiva de ver frustradas esta expectativa puede generar turbulencias. Y si en octubre los Veinticinco retrasasen un a?o la entrada de Bulgaria y Rumania, estos pa¨ªses lo recibir¨ªan como una bofetada. Parad¨®jicamente, sin embargo, la pol¨ªtica com¨²n de seguridad y defensa va progresando sobre el terreno, ante casos concretos.
La tendencia a cerrar las puertas ante la avalancha de inmigraci¨®n irregular puede a su vez resultar da?ina para el Sur. Algunos pa¨ªses de origen o tr¨¢nsito saben que el Norte les necesita para controlar esos flujos humanos, y no se sienten ya tan presionados para abrirse pol¨ªtica y econ¨®micamente. En un seminario sobre El coste del No Magreb organizado en Madrid por el Institut Europeo de la Mediterr¨¤nia y el Centro de Internacional de Toledo para la Paz, Mustaf¨¢ Nabli, del Banco Mundial, dej¨® claro que la integraci¨®n entre los pa¨ªses de la zona poco a?adir¨ªa a su crecimiento econ¨®mico, que s¨®lo despegar¨ªa verdaderamente si a la vez se integran en la UE y se liberalizan servicios y se crea un nuevo clima para la inversi¨®n. ?Est¨¢ la UE en posici¨®n de conducir esta doble integraci¨®n? No, a juzgar por los pobres resultados de la ¨²ltima cumbre del llamado Proceso de Barcelona, de los que parte de la culpa corresponde a los l¨ªderes del Sur que no acudieron. Hoy por hoy, adem¨¢s, la UE carece de una pol¨ªtica de inmigraci¨®n com¨²n, que se intenta impulsar con justificada urgencia desde Madrid.
Aunque la pol¨ªtica com¨²n de seguridad avanza sobre el terreno, las miras europeas se han estrechado, nacionalizado y vuelto m¨¢s proteccionistas, cuando deber¨ªan haberse ensanchado. Como se dijo en el seminario, Europa debe mirar m¨¢s all¨¢, sobre todo al ascenso de China e India. Para hacer frente a este enorme reto, la UE no s¨®lo tiene que poner en orden su casa, sino tambi¨¦n su vecindad. De momento, est¨¢ provocando el efecto contrario. Est¨¢ exportando sus dudas en forma de inestabilidad externa. aortega@elpais.es
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