Cien a?os de una matanza
Homenaje a las 23 personas muertas en el intento de asesinato de Alfonso XIII, el primer gran atentado ocurrido en la capital
El 31 de mayo de 1906, a las 13.55, un joven arrojaba un ramo de flores al paso de la carroza que trasladaba a Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. Los Reyes acababan de contraer matrimonio en la iglesia de los Jer¨®nimos. En el ramo de flores se escond¨ªa una bomba que al explotar acab¨® con la vida de 23 personas e hiri¨® gravemente a un centenar de madrile?os que esperaban en la calle Mayor para saludar al paso del carruaje real.
El terrorista era Mateo Morral, de 25 a?os, anarquista barcelon¨¦s, hijo de un fabricante textil, y profesor en una escuela de orientaci¨®n ¨¢crata, que d¨ªas antes hab¨ªa llegado a Madrid con el prop¨®sito de acabar con la monarqu¨ªa. No lo consigui¨® porque la bomba cambi¨® su trayectoria al chocar contra uno de los cables de la red del tranv¨ªa.
Justo 100 a?os despu¨¦s de estos hechos, unas cuarenta personas homenajearon ayer a los fallecidos en el primer gran atentado de la capital y que caus¨® una matanza. La iniciativa parte de los propietarios del restaurante Ciriaco, situado en el n¨²mero 88 de la calle Mayor, en el bajo del inmueble desde donde Morral lanz¨® la bomba.
"Conservamos el piso desde donde arroj¨® el artefacto. Ahora est¨¢ vac¨ªo", relata Godofredo Chicharro, uno de los propietarios del restaurante, al que sus amigos llaman Godo. En el quinto piso de este inmueble, junto al Instituto Italiano, se puede ver una rama de palma que recuerda los hechos.
Entre los asistentes al acto de homenaje de ayer se encontraba Leandro de Borb¨®n, el hijo bastardo de Alfonso XIII. "Es la primera vez que vengo. Llevo en el coraz¨®n todo lo relacionado con mi padre. Es un orgullo estar aqu¨ª".
Leandro de Borb¨®n explica que desde hace tres a?os no tiene que esconder qui¨¦n es, y puede acudir, sin problemas, a este tipo de actos en memoria de su padre, ya que se le ha reconocido como hijo del fallecido monarca. Ayer fue el encargado de colocar una corona de laurel en el monumento a las v¨ªctimas.
Los trabajadores del restaurante Ciriaco han editado un facs¨ªmile sobre la historia del intento de regicidio. Chicharro lo explica: "Llegu¨¦ aqu¨ª cuando a¨²n ten¨ªa pantalones cortos, ven¨ªa de un pueblo de Segovia". Godo y su hermano ?ngel, que tambi¨¦n trabaja en el restaurante, cuentan: "Desde 1963 ponemos una corona de laurel para recordar a las v¨ªctimas". "El antiguo monumento era m¨¢s bonito. Pero fue derribado durante la Segunda Rep¨²blica. Ahora nos gustar¨ªa que pusieran algo parecido a lo que hab¨ªa", apunta.
Un a?o despu¨¦s del atentado, en 1907, el Ayuntamiento levant¨® una escultura de la Virgen de Todos los Santos, apoyada sobre tres pilares, uno por cada estamento social de las v¨ªctimas del atentado. El monumento fue financiado por suscripci¨®n popular. A?os m¨¢s tarde, la columnata conmemorativa fue destruida. Y ahora Godofredo y ?ngel pretenden que vuelva a ser erigida en el mismo lugar. "Yo inaugur¨¦ el nuevo monumento conmemorativo con una escoba, barriendo la calle", rememora Godo. Ahora hay un simple monolito que sostiene a un ¨¢ngel en recuerdo de las v¨ªctimas.
Los hermanos Chicharro dicen que no han hecho publicidad del acto para no politizarlo.
Morral alquil¨® una habitaci¨®n por la cantidad de cinco duros diarios, pagando 14 d¨ªas por adelantado, del inmueble que daba a la calle Mayor, por donde iba a pasar la comitiva real. Tras el atentado, huy¨® de Madrid. Dos d¨ªas despu¨¦s, fue identificado por un guarda de Torrej¨®n de Ardoz, ya que su retrato apareci¨® en todos los peri¨®dicos de la ¨¦poca. Morral dispar¨® entonces al guarda, Fructuoso Vega,
despu¨¦s volvi¨® la pistola contra s¨ª y se quit¨® la vida dispar¨¢ndose un tiro en el pecho.
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