"Me gustar¨ªa que me hicieran fijo"
Ivan Hristov (Chirpan; centro de Bulgaria; 1951) lleg¨® a Espa?a hace ocho a?os y vive en Legan¨¦s. Cuando uno le saluda tiene una percepci¨®n casi inmediata: sus grandes manos -"llevo muchos a?os manejando pinceles y buriles, as¨ª que supongo que se notar¨¢"-. Y es que Ivan tiene una larga formaci¨®n art¨ªstica. Primero fue la pintura -"con 15 a?os comenc¨¦ a pintar iconos ortodoxos rusos del siglo XV, e inspir¨¢ndome en el entorno en el que viv¨ªa, cuadros de paisajes de monta?a"- y, a?os despu¨¦s, en 1968, la escultura -"me apunt¨¦ a un curso de esperanto, con gente de otros pa¨ªses, y conoc¨ª a un escultor checo que tallaba cabezas en madera"-.
Al tiempo que Ivan desarrollaba su quehacer creativo, tambi¨¦n completaba su curr¨ªculo profesional con diversas titulaciones -"soy t¨¦cnico en minas de plomo; adem¨¢s, despu¨¦s de terminar el servicio militar, estuve cuatro a?os en la Academia Superior Militar de Veliko Tarnovo (la antigua capital del pa¨ªs)"-. Despu¨¦s de trabajar como teniente en la frontera con Turqu¨ªa, Ivan cuelga los galones con el grado de mayor.
Abandonada la vida castrense, y justo antes del colapso del sistema comunista en Bulgaria, comienza para el artista la formaci¨®n en el campo profesional en el que se acabar¨ªa ganando la vida: los aeropuertos -"despu¨¦s de hacer diversos cursillos, pas¨¦ por los aeropuertos b¨²lgaros de Sof¨ªa y Varna, haciendo diversas funciones en pista, facturaci¨®n..."-. Con la ca¨ªda del comunismo, mucha gente se queda sin trabajo, entre ellos, Ivan -"es entonces cuando decido venir a Espa?a, por ser un pa¨ªs que tiene una mentalidad muy parecida a Bulgaria"-.
Era el mes de septiembre de 1998 cuando el emigrante b¨²lgaro aterriza en Barajas. Es el momento en el que un gran n¨²mero de preguntas se agolpan en su cabeza: ?d¨®nde ir, qu¨¦ hacer...? Un compatriota, al que hab¨ªa conocido en la cola del consulado mientras tramitaba el visado, le echa una primera mano proporcion¨¢ndole un lugar en el que dormir.
Propietario de una empresa de construcci¨®n, su ¨¢ngel de la guarda -"curiosamente se llamaba ?ngel"- le dice que prefiere que no trabaje con ¨¦l para no acabar perdiendo la amistad -"lo que hace es encontrarme una colocaci¨®n, sin papeles, en la empresa de otro b¨²lgaro. Me emplea de ayudante de carpintero"-.
Iv¨¢n, mientras soluciona su fuente de ingresos laborales, trata de mantener despiertas sus manos en su labor escult¨®rica -"sal¨ªa a la calle a hacer mis peque?as piezas. Luego las vend¨ªa en el paseo del Prado". Precisamente, estando un d¨ªa frente a la pinacoteca, tallando una figurita de madera, Iv¨¢n vivi¨® un episodio que a¨²n le estremece -"con el cuchillo que manejaba me hice un profundo corte en la mano. Enseguida la gente que trabajaba en los otros puestos llam¨® a la ambulancia"-.
El escultor no ten¨ªa papeles, as¨ª que, cuando aparecieron por all¨ª dos coches de polic¨ªa y una ambulancia, se temi¨® lo peor -"los guardias me dijeron: 'Estate tranquilo, nosotros sabemos que t¨² no tienes papeles, pero t¨² no haces nada malo, as¨ª que tranquilo...', me puse a llorar de la emoci¨®n"-.
Despu¨¦s de recibir una cura en la ambulancia, los compa?eros de Iv¨¢n hicieron una colecta para que se pudiese marchar en un taxi a su casa.
Ya con su mujer y sus dos hijos en Espa?a, el polifac¨¦tico emigrante b¨²lgaro consigue, despu¨¦s de dos a?os y medio, regularizar su situaci¨®n laboral. Una vez en posesi¨®n de la tarjeta de residencia y del permiso de trabajo, Iv¨¢n ya pudo plantearse nuevas posibilidades laborales... entre ellas, volver a trabajar en un aeropuerto. Ahoratrabaja en Barajas seis meses s¨ª y seis meses no -"me gustar¨ªa que me hicieran fijo y poder cotizar m¨¢s para tener mi pensi¨®n cuando me jubile"-.
A la espera de que llegue su estabilidad laboral, Ivan dedica el tiempo que no trabaja a hacer sus peque?as tallas de madera que espera, alg¨²n d¨ªa y ampliadas, pasar a bronce para que sean colocadas en la calle.
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