Un banco de tierras
Tres fundaciones privadas impulsanla custodia del territorio en Andaluc¨ªa
Los valores naturales que atesora Andaluc¨ªa se distribuyen por todo el territorio, y no s¨®lo en aquellos espacios que gozan de alg¨²n tipo de tutela legal. Al mismo tiempo, los recursos p¨²blicos son limitados a la hora de hacer frente a las cada vez m¨¢s complejas tareas de conservaci¨®n. Y, para terminar de complicar este panorama, en numerosas zonas rurales se manifiestan fen¨®menos, como el abandono de tierras o la desaparici¨®n de los aprovechamientos tradicionales, dif¨ªciles de neutralizar a pesar de su evidente impacto en el mantenimiento de la biodiversidad.
Este escenario se manifiesta en otras muchas regiones y pa¨ªses, donde los instrumentos administrativos no son suficientes para garantizar el futuro de un patrimonio natural cada vez m¨¢s amenazado. Una de las f¨®rmulas m¨¢s efectivas para salir de este atolladero es buscar herramientas que permitan la implicaci¨®n de la sociedad civil en las diferentes tareas de conservaci¨®n, esas que, a menudo, se consideran, de manera err¨®nea, exclusivas de la Administraci¨®n.
La custodia del territorio es una estrategia nacida en Estados Unidos a finales del siglo XIX. De forma simplificada, esta f¨®rmula permite establecer acuerdos voluntarios entre los propietarios de fincas, que merezcan ser conservadas por sus valores naturales, culturales o paisaj¨ªsticos, y las denominadas "entidades de custodia" (normalmente constituidas por asociaciones y fundaciones dedicadas a la conservaci¨®n del medio ambiente). El propietario se compromete a respetar y aplicar determinadas condiciones de protecci¨®n y gesti¨®n de sus tierras y, a cambio, recibe diferentes beneficios, desde el reconocimiento social hasta la reducci¨®n de determinados impuestos, pasando por el asesoramiento gratuito o el trabajo de voluntarios en tareas de mejora de la propia finca.
En Andaluc¨ªa, el esp¨ªritu de la custodia estaba ya presente en el dise?o de los espacios protegidos, al existir, en el cat¨¢logo de figuras aplicables, la denominada "reserva natural concertada", aunque su aplicaci¨®n no ha tenido mucho ¨¦xito. S¨ª que han dado buenos resultados los convenios de colaboraci¨®n que la Consejer¨ªa de Medio Ambiente ha suscrito con propietarios de fincas, sociedades de cazadores, titulares de cotos de caza o ayuntamientos, con los que se ha conseguido una cierta tutela sobre un total de 400.000 hect¨¢reas.
Pero la verdadera custodia del territorio, en la que el protagonismo recae sobre la sociedad civil, es un camino inexplorado en el que van a internarse, por vez primera, tres fundaciones privadas, sin ¨¢nimo de lucro, que estos d¨ªas ultiman los estatutos de lo que ser¨¢ la futura Asociaci¨®n Red Andaluza de Custodia y Gesti¨®n del Territorio. La Fundaci¨®n Migres, ligada al estudio y difusi¨®n de las migraciones en el Estrecho de Gibraltar, la Fundaci¨®n Gypaetus, nacida en torno a la conservaci¨®n del quebrantahuesos, y la Fundaci¨®n Falcor, que agrupa a los propietarios de alcornocales y productores de corcho, son las tres entidades que se han embarcado en este proyecto pionero.
"Nuestra idea", explica Juan Montes, gerente de la Fundaci¨®n Gypaetus, "es generar un banco de tierras, como ya existe en otros pa¨ªses, en el que se integren fincas privadas y p¨²blicas, cuya gesti¨®n sostenible se organice a trav¨¦s de acuerdos voluntarios entre sus titulares y las entidades de custodia". Cada uno de estos acuerdos tendr¨¢ caracter¨ªsticas propias, tanto en lo que se refiere a la conservaci¨®n del territorio en cuesti¨®n como a la propia financiaci¨®n de esta tutela.
sandoval@arrakis.es
Servicios ambientales
Las fundaciones que integran esta futura asociaci¨®n para la custodia del territorio ya han ensayado esta f¨®rmula. As¨ª naci¨®, por ejemplo, el Programa para la Mejora de la Gesti¨®n Cineg¨¦tica, puesto en marcha por la Fundaci¨®n Gypaetus y en el que participan titulares y gestores de cotos de caza comprometidos, de forma voluntaria, con un manejo racional de sus explotaciones.
El objetivo final de este tipo de estrategias, explica Juan Montes, "es poner en valor las potencialidades ambientales de muchos territorios, potencialidades que no siempre son conocidas ni tangibles". En este sentido, se trata de custodiar territorios, como pueden ser las zonas forestales, que act¨²an como sumideros naturales de di¨®xido de carbono, o bien fincas con un elevado atractivo ecotur¨ªstico o enclaves que resultan fundamentales en la regulaci¨®n del ciclo hidrol¨®gico. Tierras, en definitiva, que cumplen un sinf¨ªn de servicios ambientales de los que se beneficia toda la sociedad.
Al mismo tiempo, podr¨ªan neutralizarse los procesos de despoblamiento de las zonas rurales, fomentando algunos aprovechamientos tradicionales. En este sentido, la Fundaci¨®n Gypaetus viene trabajando en el establecimiento de una escuela de pastores que evite la extinci¨®n de este oficio y capacite a los que hayan de ejercerlo.
En algunos casos, y no s¨®lo en lo que se refiere a terrenos de titularidad p¨²blica, las entidades de custodia podr¨ªan, incluso, hacerse cargo de la gesti¨®n directa del territorio, y en este sentido tambi¨¦n se est¨¢ trabajando con la vista puesta en algunas fincas concretas, de gran valor natural, que en la actualidad no tienen un uso definido ni est¨¢n amparadas por ning¨²n programa de conservaci¨®n.
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