Pablito y c¨ªa

Canciones de ayer y canciones nuevas que, dijo ¨¦l modesto, son llevadas a la consideraci¨®n del auditorio. Da gusto verle caminar con paso firme hasta su asiento. No hace tanto que se arrastraba lastimosamente y ten¨ªan que ayudarle a acomodarse.

Milan¨¦s le tom¨® gusto a los teclados electr¨®nicos y se deja envolver por sus fieles Miguelito y Dagoberto, que le proporcionan un sonido amplio y lleno. Una elecci¨®n est¨¦tica que no siempre favorece a sus canciones. Hasta Si ella me faltara alguna vez, cuando agarr¨® por primera vez la guitarra, queda ahogada bajo las oleadas de los Roland XP 80 y Korg Triton.

Cant¨® ?xodo, dedicada a esos compatriotas que, por una u otra raz¨®n, no viven hoy en su pa¨ªs, y Ya ves, una de sus obras m¨¢s queridas. Y D¨ªas de gloria ("los d¨ªas de gloria se fueron volando -yo no me di cuenta-") o Nostalgias ("todo se va"): el tiempo como motivo recurrente para alguien que no lleva reloj ni los tiene en casa marcando el discurrir de los segundos, y que, de joven, escribi¨® que "el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".

Fue algo especial presentarse con sus hijas. Si Suylen se mostr¨® discretita como int¨¦rprete, no as¨ª la peque?a de la familia, Hayd¨¦e, sin embargo m¨¢s t¨ªmida y agarrotada. La ni?a de los ojos de pap¨¢ eligi¨® temas de Descemer Bueno, un autor que tiene hipnotizadas a varias j¨®venes cantantes cubanas.

Compartieron con ¨¦l -Suylen: Nada ha cambiado, de Athanai, y Hayd¨¦e, en portugu¨¦s, Tristesse, de Milton Nascimento y Telo Borges, grabada por el brasile?o con Maria Rita-. Y los tres juntos entonaron un poema de C¨¦sar Vallejo sobre la Guerra Civil espa?ola y La soledad. Con el bloque de A?os, Para vivir, Yolanda y El breve espacio en que no est¨¢s, el cubano alborot¨® al p¨²blico, que las cant¨® con ¨¦l, y reanud¨® ese v¨ªnculo emocional que nunca se va a romper. Porque, quien siempre prefiri¨® ser Pablito a don Pablo, ha escrito algunas de las canciones m¨¢s hermosas en lengua espa?ola.