Arde Francia
Dom¨¦nech claudica ante los criterios de Zidane o Henry, pero, a su vez, los j¨®venes empiezan a levantar la voz ante los veteranos
Parec¨ªa que a Raymond Dom¨¦nech, el seleccionador franc¨¦s, le sal¨ªa humo de los rizos que coronan su cabeza mientras discut¨ªa con Zidane. Pero... no. En realidad, la columna de volutas grises que sub¨ªa hacia el cielo era la combusti¨®n vaporosa de una central t¨¦rmica pegada al campo de entrenamiento.
La charla no era un intercambio de pareceres intrascendente. Supon¨ªa la definitiva toma del poder por parte del vestuario. Un golpe de Estado cuya traducci¨®n en el c¨¦sped es el aumento de delanteros mientras la prensa francesa presiona y asegura que el equipo recuerda "a los Rolling Stones". Buenos, s¨ª, pero quiz¨¢ algo mayores para vestirse con mallas de licra. El paso del tiempo ha disminuido a la selecci¨®n campeona del mundo en 1998. Hasta el punto de que Bernetta, un jugador de la peque?a y, en principio, irrelevante en lo futbol¨ªstico Suiza, se permite decir: "Hasta hace poco les ten¨ªamos miedo. Ahora nos lo tienen ellos a nosotros".
El centrocampista del Madrid siempre se las apa?a para no citar por su nombre al t¨¦cnico
Sagnol, mientras tanto, iniciaba otra peque?a revuelta. "Que los veteranos que cayeron en primera ronda en 2002 no hablen tanto", dijo el lateral mostrando la profunda divisi¨®n y ansiedad que rodea a Francia tras su empate contra Suiza (0-0).
"Mi relaci¨®n con Zizou es la normal entre un entrenador y su capit¨¢n", comenta, sin que se le altere el semblante, Dom¨¦nech. Lo cierto es que el mediapunta del Madrid siempre se las apa?a para no citar por su nombre a Dom¨¦nech. "Yo soy quien toma las decisiones", subraya el t¨¦cnico.
En definitiva, los que controlan la caseta se revuelven contra el seleccionador y los m¨¢s j¨®venes contra los que controlan la caseta. Un l¨ªo. Sagnol tambi¨¦n lanz¨® alguna advertencia a los jugadores que han pedido el amparo de Zidane o Henry para jugar: "Los suplentes deben aceptar su situaci¨®n".
"Es el momento de la fantas¨ªa", dice Dom¨¦nech convirtiendo en una idea propia la imposici¨®n de los pesos pesados. Se acab¨® lo de jugar con un solo delantero. "Somos muy s¨®lidos, pero hay que aportar un poco m¨¢s arriba para desequilibrar", comenta ahora, converso, el entrenador. Thuram, uno de los m¨¢s cl¨¢sicos del equipo, no cree que sea necesaria una revoluci¨®n generacional y califica el debate de "artificial".
Zidane, el jefe junto a Henry, s¨ª cree que debe modificarse la media de edad del equipo. Por ejemplo, dando entrada a su amigo Rib¨¦ry, marsell¨¦s como ¨¦l y de 23 a?os. El madridista mostr¨® muy claramente su ascendente sobre el equipo cuando en el propio terreno de juego, contra Suiza, pidi¨® a las l¨ªneas que dieran un paso adelante y olvidaran las consignas de Dom¨¦nech. El t¨¦cnico tiene que pactar. Su promesa de "profunda renovaci¨®n" cuando acept¨® el cargo se ha convertido en una sucesi¨®n de "mesas de negociaci¨®n" y alineaciones de consenso con los jugadores m¨¢s emblem¨¢ticos.
El entrenador califica ahora el encuentro ante Corea del Sur de "dif¨ªcil". Argumenta que, si bien el primer partido provoca en los futbolistas "excitaci¨®n", el segundo genera "ansiedad". Eso s¨ª, no se pronuncia sobre cu¨¢l de las dos cosas es m¨¢s peligrosa para su conjunto en estas circunstancias.
Lo cierto es que hoy el t¨¦cnico pondr¨¢ m¨¢s delanteros sobre el terreno de juego. Puede decidirse por Saha o puede decidirse por uno de los disidentes, Trezeguet, que ya protest¨® abiertamente contra la actitud defensiva del conjunto y pidi¨® el amparo de "Zidane o Henry".
Dom¨¦nech, parece, aceptar¨¢ la "sugerencia" de Zidane de reforzar el ataque. "No me importa jugar con cuatro atacantes si es necesario, pero lo importante no es el dorsal que lleven, sino que lleguen al ¨¢rea", coment¨® el t¨¦cnico, recuperando la teor¨ªa de que no es m¨¢s ofensivo, necesariamente, el equipo que m¨¢s delanteros alinea. Dom¨¦nech prepar¨® su coartada para el cambio de parecer y dijo que estudia "a los rivales" y juega "en funci¨®n de las caracter¨ªsticas de cada uno de ellos".
Desde luego, hay un dato muy preocupante para Francia. Desde que Enmanuel Petit anotase el tercer tanto de la goleada francesa a Brasil en la final del campeonato celebrado en su pa¨ªs (3-0), la selecci¨®n no ha vuelto a marcar en un Campeonato del Mundo. En los tres encuentros de Corea y Jap¨®n en 2002 se qued¨® a cero.
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