Modelo entre modelos
Es una de las grandes de la hornada brasile?a. A los 25 a?os, y tras 10 de profesi¨®n, Fernanda Tavares se mantiene en la cima gracias al equilibrio entre sexualidad y sofisticaci¨®n
Si llamamos A al conjunto de mujeres-ni?a que pueblan el enrarecido mundo de la moda (pechos inexistentes, cinturas ausentes y estaturas de rascacielos) y B a esas mujeres-mujer que nutren las revistas masculinas (pechos abundantes, caderas generosas y una altura m¨¢s asequible), Fernanda Tavares es C: la perfecta intersecci¨®n entre ambos conjuntos. Una encuesta realizada tres a?os atr¨¢s por la edici¨®n italiana de la cabecera GQ coloc¨® a Tavares al frente de las cien mujeres m¨¢s sexys de la Tierra. El dato puede tildarse de arbitrario. La matem¨¢tica de sus genes, no obstante, es irrefutable. Las medidas de la modelo brasile?a acusan, 89-61-89. Las piernas alcanzan los 114 cent¨ªmetros. La altura, 1,78 metros.
Una f¨®rmula amaz¨®nica, sin duda, pero el valor a?adido de Tavares no se resume en un recuento de cifras. Los p¨®mulos prominentes, la nariz ligeramente aguile?a y la piel oliva, producto de su herencia ind¨ªgena, evocan a B¨¢rbara Carrera, la chica Bond por excelencia. Los labios carnosos por los que no ha pasado la tecnolog¨ªa y la abundancia de carne en los sitios correctos explican por qu¨¦ los modistas italianos Domenico Dolce y Stefano Gabbana la eligieron para su perenne campa?a de ropa interior. Pocas sumatorias son m¨¢s efectivas que las de salud, lozan¨ªa e ideal f¨ªsico para proyectar su prototipo de belleza made in Italy.
Fernanda Tavares naci¨® en 1980 en R¨ªo Grande do Norte (Brasil) y fue educada en Natal, donde comenz¨® a trabajar a los 14 a?os. "Ser modelo hab¨ªa sido el sue?o de mi madre y me present¨® a un concurso", recuerda. "En 1995 nos mudamos a San Pablo, donde empec¨¦ en esta profesi¨®n, que se convirti¨® en mi propio sue?o". Un a?o despu¨¦s, Tavares estaba viviendo en Nueva York. El salto cu¨¢ntico lleg¨® en 1998, cuando el peruano Mario Testino la fotografi¨® para la portada de la edici¨®n francesa de Vogue. Ese mismo a?o, Vogue Am¨¦rica present¨® a Tavares, Gis¨¨le B¨¹ndchen y Caroline Ribeiro al mundo de la moda en una editorial fotografiada, tambi¨¦n por Testino, en R¨ªo de Janeiro. Una historia que instaur¨® un nuevo paradigma: la era de las supermodelos brasile?as. Acontecimiento pivotal en la trayectoria de Tavares sucedido por campa?as para Chlo¨¦ y Louis Vuitton. Desde entonces, la brasile?a se ha debatido entre los extremos opuestos de la industria, una estrategia tan sutil como lucrativa. Por un lado, carnales calendarios Pirelli y legendarios desfiles de la firma de lencer¨ªa Victoria's Secret cimentaron su condici¨®n de sex symbol. Por otro, promociones para firmas de lujo como Versace la postularon como supermodelo. Gracias a este delicado equilibrio, Tavares obtuvo lucrativos contratos con firmas de cosm¨¦ticos: Guerlain, L'Or¨¦al Paris y la fragancia de Dolce & Gabbana, para cuyo spot televisivo fue filmada por Giuseppe Tornatore.
De su gastada maleta cuelga una etiqueta del difunto Concorde ("Un recuerdo de mi primer viaje con Victoria's Secret: nos llevaron a todas las modelos en un vuelo supers¨®nico de Nueva York a Cannes") junto a una pl¨¦tora de pegatinas de PETA, una asociaci¨®n que se opne al uso de pieles de animales. La misma sigla adorna su mochila, su tel¨¦fono m¨®vil y su agenda. Referencia a un compromiso asumido en 2003. "Sal¨ªa de un desfile, vi a la gente de PETA repartiendo informaci¨®n y me acerqu¨¦ a hablarles", cuenta. "Les dije que admiraba su lucha por educar a la gente sobre la crueldad de esta industria. Me llamaron al poco tiempo y trabajamos juntos desde entonces". A diferencia de Naomi Campbell, quien luci¨® abrigos de vis¨®n poco despu¨¦s de protagonizar un anuncio para la asociaci¨®n, Tavares sigue fiel a sus principios. Adem¨¢s de los derechos de los animales, la modelo ha sido embajadora de la lucha contra el c¨¢ncer de mama y de la educaci¨®n de los ni?os menos privilegiados en Brasil. En un c¨ªnico escenario, el discurso de Tavares parece pecar de candidez. Pero su comportamiento sugiere una estrategia tan ¨¦tica como l¨®gica: la insistencia en mantener sus principios es, tal vez, la ¨²nica defensa ante una industria que todo lo devora con ansiosa ferocidad. Fernanda Tavares ha cumplido una d¨¦cada en la cima de su profesi¨®n. Paulatinamente est¨¢ dejando su vida en Nueva York y prepara el regreso al hogar, donde ha conducido durante dos a?os un programa para MTV. "Originalmente quer¨ªa ser maestra de escuela, pero me toc¨® trabajar de modelo", dice. "Soy afortunada porque he visto lugares con los que jam¨¢s hab¨ªa so?ado. He conocido gente y culturas distintas. Como en una escuela, he aprendido algo nuevo cada d¨ªa".
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