Migraciones: la odisea del siglo XXI
La historia de la humanidad es la historia de las migraciones, pero nunca como en el tiempo actual los migrantes han tenido que sortear tantas trabas en forma de severos controles policiales, muros fortificados, legislaciones crecientemente restrictivas y, sobre todo, discursos hostiles de gobiernos y de parte de la opini¨®n p¨²blica de los pa¨ªses del Norte que arrojan sobre ellos el estigma de ser propagadores de delitos, enfermedades y redes terroristas. Asistimos, pues, a las contradicciones de la era de la globalizaci¨®n neoliberal, caracterizada por la expansi¨®n, internacionalizaci¨®n y por supuesto migraci¨®n de las empresas y los capitales, pero en la que millones de personas excluidas ven atropellado su derecho de tener una vida digna lejos de la tierra que les vio nacer, donde les niegan las m¨ªnimas condiciones para ello. Seg¨²n el Banco Mundial, hoy en el mundo hay m¨¢s de 200 millones de migrantes, el 3% de la poblaci¨®n del planeta y, por cierto, en torno al 40% de ellos se ha desplazado a otros pa¨ªses del Sur.
En las ¨²ltimas semanas asistimos a la llegada de decenas de cayucos a todas las islas del archipi¨¦lago canario, fruto de la intensificaci¨®n de la vigilancia en el Estrecho, Ceuta y Melilla. Las causas de este ¨¦xodo no residen en el supuesto "efecto llamada" del ¨²ltimo proceso de regularizaci¨®n, que autoriz¨® la residencia de casi 600.000 extranjeros hasta entonces en situaci¨®n administrativa irregular. Debemos buscarlas, m¨¢s bien, en el ¨²ltimo Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que nos revela que en el ?frica subsahariana cien millones de personas m¨¢s que en 1990 viven en condiciones de extrema pobreza.
En su intervenci¨®n ante el I Foro Social Mundial de las Migraciones, celebrado en Porto Alegre en enero de 2005, Dom Luiz Demetrio Valent¨ªn, presidente del Servicio Pastoral de los Migrantes de Brasil, asegur¨® que "para analizar de manera adecuada el fen¨®meno migratorio la referencia ¨¦tica es indispensable". Sin embargo, los gobiernos de los pa¨ªses occidentales, convertidos por la televisi¨®n global en la tierra prometida para millones de potenciales migrantes, apuestan por las llamadas pol¨ªticas de "control" de la inmigraci¨®n, que se caracterizan por el cierre de fronteras y por concebir a los migrantes exclusivamente como un aporte de fuerza de trabajo a sus sistemas productivos.
Junto con las pol¨ªticas de inmigraci¨®n que implican un cierre efectivo de las fronteras y pretenden la entrada exclusiva de aquellos trabajadores que requiere el sistema productivo (t¨¦cnicos altamente especializados, con el "inform¨¢tico indio" como paradigma alternativo al "fontanero polaco", y trabajadores no cualificados y capaces de soportar largas jornadas y bajos salarios debido a su vulnerabilidad social), destaca la introducci¨®n de graves restricciones en las pol¨ªticas hacia los refugiados, hacia aquellas personas que han sido v¨ªctimas de violaciones a los derechos humanos en sus pa¨ªses de origen.
As¨ª, el 10 de marzo de 2003, el Gobierno brit¨¢nico sugiri¨® a la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea la creaci¨®n de centros de internamiento para los solicitantes de asilo en pa¨ªses lim¨ªtrofes con la Uni¨®n Europea, con el fin de lograr una "mejor gesti¨®n del sistema de asilo".
Desde entonces, el debate sobre el internamiento de las personas que solicitan asilo en la Uni¨®n Europea en centros construidos en algunos de los pa¨ªses donde el gobierno de George W. Bush ya ha "externalizado" sus lugares ilegales de detenci¨®n y tortura ha ocupado una parte del tiempo de los ministros de Justicia e Interior. El repudio a estas pol¨ªticas europeas de organizaciones como el Consejo Europeo de los Refugiados y Exiliados o Amnist¨ªa Internacional, que calificaron estos centros de internamiento como "campos de concentraci¨®n", la intervenci¨®n de la propia Comisi¨®n Europea en junio de 2003 y el rechazo posterior de gobiernos como el espa?ol frenaron el ¨ªmpetu brit¨¢nico. Hoy las propuestas que maneja Bruselas son m¨¢s moderadas, aunque tambi¨¦n suscitan preocupaci¨®n, ya que todav¨ªa buscan definir f¨®rmulas de externalizaci¨®n que sean presentables ante la opini¨®n p¨²blica y que contengan un m¨ªnimo compromiso con los derechos humanos.
Como la involuci¨®n de las pol¨ªticas migratorias est¨¢ profundamente entrelazada con las pol¨ªticas neoliberales, los movimientos sociales altermundistas apostaron ya en enero de 2005 por celebrar el primer Foro Social Mundial de las Migraciones en Porto Alegre, en la v¨ªspera del V Foro Social Mundial. La emblem¨¢tica ciudad brasilera alumbr¨® este foro tem¨¢tico que, entre el 22 y el 24 de junio, tendr¨¢ su segunda edici¨®n en la ciudad de Rivas Vaciamadrid, un ejemplo de democracia participativa y de pol¨ªticas p¨²blicas centradas en la atenci¨®n a los derechos sociales de la poblaci¨®n y los servicios de calidad.
Los dos principales objetivos del II Foro Social Mundial de las Migraciones ser¨¢n vincular a los movimientos sociales y a las organizaciones de los cinco continentes que trabajan por los derechos de los migrantes, por la convivencia y por la construcci¨®n de sociedades interculturales, e influir en la agenda de las migraciones de los pr¨®ximos a?os.
Como concluy¨® Dom Luiz Demetrio Valent¨ªn en Porto Alegre, "las migraciones est¨¢n revestidas de un profundo significado humano. Tienen consistencia, tienen potencialidades, suscitan rupturas, postulan cambios, inquietan y promueven avances. Son movimientos que hacen caminar la historia". Se trata, en definitiva, de contemplar el fen¨®meno de las migraciones en toda su complejidad y m¨¢s all¨¢ de las miradas alarmistas y acusadoras contra los migrantes.
Enrique Santiago es secretario general de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR).
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