M¨¢s de 130 millones tirados al cielo
La mala iluminaci¨®n provoca en Espa?a el derroche de un bill¨®n de kilovatios y 300.000 toneladas de CO2 al a?o
La contaminaci¨®n lum¨ªnica, generada por la luz artificial proyectada innecesariamente al cielo, se dio a conocer hace m¨¢s de una d¨¦cada gracias a los astr¨®nomos, que protestan porque el resplandor de los centros urbanos impide la observaci¨®n de los cuerpos celestes. En realidad, se trata de un problema m¨¢s complejo y sus consecuencias econ¨®micas y ambientales no son despreciables.
Nada mejor que el tradicional farol esf¨¦rico, que a¨²n puede verse en muchos sitios, para representar al enemigo contra el que luchan cient¨ªficos y activistas de todo el mundo. Las iluminaciones exageradas de monumentos y carreteras tambi¨¦n est¨¢n en su mira. El problema es generalizado. De acuerdo con la Asociaci¨®n Internacional Cielo Oscuro (International Dark-Sky Association, con sede en Estados Unidos), afecta a dos tercios de la poblaci¨®n mundial. La misma instituci¨®n calcula que en Estados Unidos se gastan seis millones de toneladas de carb¨®n y 23 millones de barriles de petr¨®leo al a?o en generar luz que luego se proyecta al cielo, un desperdicio equivalente a 1.000 millones de d¨®lares (777,6 millones de euros). O m¨¢s, si se considera el aumento del precio del combustible.
Astr¨®nomos y ecologistas reclaman una ley de protecci¨®n del cielo nocturno
En Espa?a, naturalmente, el derroche no es tan grande. Ram¨®n San Mart¨ªn, profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a, ha calculado que, s¨®lo en dicha autonom¨ªa, la luz emitida hacia el cielo equivale a un mill¨®n de bombillas. La reducci¨®n de la contaminaci¨®n lum¨ªnica, mediante el reemplazo de las luminarias derrochadoras, significar¨ªa una reducci¨®n del consumo anual de energ¨ªa de 205 millones de kilovatios y, en facturaci¨®n, un ahorro anual de 26,5 millones de euros. Trasladadas a toda Espa?a -siempre seg¨²n San Mart¨ªn- estas cifras se multiplican por cinco. Es decir: m¨¢s de un bill¨®n de kilovatios anuales y 132,5 millones de euros proyectados al cielo sin necesidad. Tambi¨¦n, 300.000 toneladas de CO2 soltadas a la atm¨®sfera, importantes para lograr que Espa?a se ajuste a los acuerdos de Kioto.
Los colectivos que denuncian la contaminaci¨®n lum¨ªnica -como Cel Fosc y el Grupo de Protecci¨®n del Cielo- dicen que Espa?a es el pa¨ªs europeo con peor iluminaci¨®n. No aportan estad¨ªsticas que sustenten esta afirmaci¨®n, pero tampoco el Gobierno tiene c¨®mo refutarla.
El Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE) asegur¨® no tener informaci¨®n. No obstante, en su documento sobre la propuesta de modelo de ordenanza municipal de alumbrado exterior para la protecci¨®n del medio ambiente mediante la mejora de la eficiencia energ¨¦tica, se?ala que el alumbrado p¨²blico en Espa?a consume 4.700 gigavatios/hora por a?o y es responsable de la emisi¨®n a la atm¨®sfera de 4.250.000 toneladas anuales de CO2
. "La capacidad de ahorro de este sector se estima en un potencial medio de un 20%, lo que significar¨ªa reducir las emisiones en unas 850.000 Tm de CO2
por a?o", reza el documento.
Francisco Pujol, presidente del Grupo de Protecci¨®n del Cielo (GPC), asegura que se est¨¢ avanzando en reducir la contaminaci¨®n lum¨ªnica, pero con lentitud. Donde m¨¢s se ha progresado es en legislaci¨®n. Canarias y Catalu?a fueron las primeras autonom¨ªas donde se dieron normas para reducir las emisiones de luz. Otras comunidades, como Andaluc¨ªa y Cantabria, est¨¢n en el mismo camino. El Gobierno tambi¨¦n aspira a reducir el gasto in¨²til: la estrategia de ahorro energ¨¦tico aprobada en julio de 2005 plantea la sustituci¨®n de 840.000 puntos de luz de vapor de mercurio por nuevas l¨¢mparas de sodio, que ofrecen el doble de luminosidad por la mitad de la potencia.
Con esto se podr¨ªa ahorrar una media de 100 vatios por punto de luz. "El ahorro s¨®lo con esta medida ser¨ªa de 10.000 millones de pesetas al a?o (60,1 millones de euros), pero hay muchas m¨¢s zonas donde ahorrar", apunta Pujol. Por ejemplo, la publicidad y, en general, el alumbrado a cargo de particulares.
Los activistas esperan que este a?o se apruebe una ley de protecci¨®n del cielo nocturno. "Los particulares, mientras no haya una ley que los obligue, seguir¨¢n instalando las luces como les d¨¦ la gana", dice el presidente del GPC.
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