La abstenci¨®n tiene su historia
La participaci¨®n en el refer¨¦ndum se sit¨²a a medio camino entre la registrada en el del Estatuto de 1979 y el de la Constituci¨®n europea
La participaci¨®n de los ciudadanos catalanes en el refer¨¦ndum del domingo, ese 49,41% del censo electoral que acudi¨® a depositar su voto en las urnas, est¨¢ a media distancia entre la que se registr¨® en el refer¨¦ndum del anterior Estatuto, el de 1979, que fue del 59,3%, y la del pen¨²ltimo refer¨¦ndum, el de febrero de 2005, sobre la Constituci¨®n europea, que en Catalu?a fue del 40,6%.
La proporci¨®n de electores catalanes que votaron anteayer qued¨® 10 puntos porcentuales por debajo de la de quienes acudieron a refrendar el Estatuto de 1979, pero nueve puntos por encima de la que se alcanz¨® cuando se vot¨® la Constituci¨®n europea. Sin embargo, tambi¨¦n se qued¨® bastante lejos del r¨¦cord de abstenci¨®n en consultas de este tipo, que no es un r¨¦cord catal¨¢n.
Es una marca poco envidiable, de la que est¨¢n en posesi¨®n los electores gallegos. El vigente Estatuto de Galicia fue aprobado el 21 de diciembre de 1980 en un refer¨¦ndum al que acudieron a votar el 28,36% de los ciudadanos gallegos. O sea, que se registr¨® una abstenci¨®n del 71,6%.
Aquel r¨¦cord negativo no ha derivado en deslegitimaci¨®n de los resultados. El balance de las papeletas depositadas en las urnas aquel d¨ªa se parece extraordinariamente al que arrojaron las urnas el domingo en Catalu?a. Hubo un 73,3% de s¨ªes y un 19,7% de noes. Son unos resultados que no han impedido que el PP gobernara con absoluta legitimidad y comodidad en Galicia; ni que, en su momento, se produjera la alternancia democr¨¢tica, por dos veces.
El refer¨¦ndum del Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa arroj¨® una participaci¨®n del 53,6%, despu¨¦s de la gran batalla pol¨ªtica afrontada, y ganada, por los partidos que persegu¨ªan, precisamente, que Andaluc¨ªa se incorporara al grupo de las comunidades aut¨®nomas cuyos estatutos deb¨ªan ser aprobados en refer¨¦ndum, adem¨¢s de por las Cortes. Son 4,2 puntos porcentuales por encima de la participaci¨®n registrada el pasado 18 de junio en Catalu?a.
La participaci¨®n de los electores catalanes en el refer¨¦ndum de la Constituci¨®n europea fue sensiblemente inferior a la del refer¨¦ndum del nuevo Estatuto de Autonom¨ªa, exactamente del 40,6% del censo electoral. Es decir, se produjo una abstenci¨®n del 59,4% de los electores. Son 8,9 puntos porcentuales m¨¢s de abstenci¨®n.
En el refer¨¦ndum europeo, los electores catalanes no fueron una excepci¨®n entre el conjunto de los espa?oles. Se quedaron muy cerca del promedio, que fue del 58,23%. Pero hubo puntas muy elevadas, entre las que destacan plazas fuertes del PP, como las Islas Baleares, donde la abstenci¨®n alcanz¨® el 66,8%. O el Pa¨ªs Vasco, donde fue del 61%.
Los ¨ªndices de participaci¨®n en esa consulta fueron correspondientemente muy bajos. Del 33,1% en Baleares y del 38,4% en el Pa¨ªs Vasco. Los niveles m¨¢s bajos de participaci¨®n se dieron, parad¨®jicamente, en comunidades aut¨®nomas que en principio parecen muy interesadas en subrayar su plena pertenencia e integraci¨®n pol¨ªtica en la Uni¨®n Europea. En Canarias la participaci¨®n fue s¨®lo del 36,5%; en Melilla, del 26,3%, y en Ceuta, del 27,9%.
La interpretaci¨®n pol¨ªtica de las causas que mueven hacia arriba o hacia abajo la participaci¨®n electoral de los ciudadanos da para todos los gustos. Las hemerotecas guardan tomas de posici¨®n que el tiempo convierte en joyas. El 20 de enero de 2005, d¨ªa del refer¨¦ndum europeo, el secretario general del PP, ?ngel Acebes, dio una interpretaci¨®n francamente positiva del hecho de abstenerse, sin que eso invalidara o minimizara en absoluto el valor del resultado. Felicit¨® a todos los electores espa?oles "que fueron a votar y a los que no fueron", porque "todos ejercieron su derecho". La Constituci¨®n europea fue aprobada en Espa?a con el 41,7% de participaci¨®n del censo electoral y el PP lo consider¨® un ¨¦xito.
En el refer¨¦ndum de 1986 sobre la permanencia de Espa?a en la OTAN, la Coalici¨®n Popular, antecesora del actual PP, promovi¨® directamente la abstenci¨®n. Su l¨ªder, Manuel Fraga, manifestaba su esperanza de que hubiera "m¨¢s s¨ªes que noes y mucha abstenci¨®n", y justificaba esta pretensi¨®n aduciendo que, de esta forma, los que no participaban tendr¨ªan "las manos libres" para tomar en el futuro las decisiones que juzgaran mejores.
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