Kohl en Yuste
El ex canciller alem¨¢n Helmut Kohl fue lo que se llama un pol¨ªtico de raza que viene a ser lo que los adversarios consideran un rival de fiereza implacable en las pugnas de poder, poco compasivo tambi¨¦n con los perdedores. Pero este profundo dem¨®crata y cristiano es adem¨¢s, lo saben todos los alemanes, un sentimental. Por eso cuando hoy reciba de manos de los Reyes de Espa?a el Premio Carlos V en el Monasterio de Yuste, para ¨¦l probablemente un recinto tan simb¨®lico como sagrado, tendr¨¢ dificultades para soslayar las emociones. La Academia de Yuste ha concedido este a¨²n joven pero ya magn¨ªfico galard¨®n a un pol¨ªtico que, de forma aparentemente parad¨®jica pero muy significativamente, parece absolutamente olvidado por los alemanes y los europeos en general. Los unos y los otros debieran saber que sus vidas ser¨ªan hoy muy distintas y nadie piense que mejores, si este renano tan poco brillante en ret¨®rica y pensamiento pol¨ªtico no hubiera hecho en cada momento de su vida pol¨ªtica lo que su intuici¨®n alimentada por profundos y s¨®lidos principios le dictaban.
Si en el futuro no se cumplen las peores pesadillas -siempre veros¨ªmiles ellas- y los ni?os tienen acceso a libros de texto que explican la historia aut¨¦ntica de Europa y del mundo, Kohl sabe muy bien que est¨¢, con Mijail Gorbachov (ya galardonado en Yuste), Juan Pablo II y con Ronald Reagan, en un cuarteto al que se describir¨¢ como el cuarteto que en inveros¨ªmil constelaci¨®n logr¨® cambiar el mundo en el ¨²ltimo cuarto del siglo XX. Fueron ellos los ¨²nicos estadistas que, antes del cambio de milenio, lograron una redenci¨®n al menos parcial del siglo feroz que hab¨ªa devorado decenas de millones de v¨ªctimas en suelo europeo con ideas criminales gestadas en Europa. Gorbachov no podr¨¢ estar hoy en el retiro del emperador en Extremadura en la ceremonia en honor del alem¨¢n al que dio la llave de la reunificaci¨®n de su patria. El citado cuarteto abri¨® la oportunidad hist¨®rica a Europa de lograr su unidad y cohesi¨®n en unos valores comunes nutridos por la memoria com¨²n, que tan bien simboliza aquel emperador que desembarc¨® de ni?o en "tierra ignota" en Laredo para gobernar el mundo, guerrear por toda Europa y morir al pie de la sierra de Gredos. Kohl y Gorbachov, dos premios de la Academia de Yuste, fueron los art¨ªfices de aquella conquista para la libertad que enterraba otros acuerdos como Yalta y Potsdam, que daba seguridad a unos a cambio de miseria infinita para los dem¨¢s.
Ayer, en una reuni¨®n previa a la concesi¨®n del Premio Carlos V por parte de los Reyes, se celebr¨® en el monasterio un debate sobre Europa. Hab¨ªan llegado ya los nuevos miembros que hoy ser¨¢n investidos como la sin par pianista Maria Jo?o Pires, el cardi¨®logo Valent¨ªn Fuster, el pensador franc¨¦s Edgar Morin, el historiador Paul Preston y el escritor italiano Antonio Tabucchi. Y all¨ª estaba tambi¨¦n Felipe Gonz¨¢lez, que hoy pronunciar¨¢ la laudatio de Kohl. La magn¨ªfica relaci¨®n que han cultivado estos dos hombres tan distintos los honra a ambos desde que sus caminos se toparon al llegar al Gobierno en el mismo a?o. Ambos son conscientes de las grandes oportunidades del proyecto europeo al que tanto han servido, pero tambi¨¦n de las inmensas amenazas que pueden surgir de la insensatez, la ignorancia y el desprecio a los temores de los adversarios en un continente en el que todo el que sepa algo de historia sabe que si la confianza es fruto del esfuerzo de generaciones, el revanchismo ilimitado y el odio sectario son f¨¢cil cosecha de la agitaci¨®n irreflexiva. Son muchos los puntos de Europa donde el sectarismo y la revancha parecen apoderarse del Zeitgeist y parecen querer reactivar la pesadilla que intentaron enterrar para siempre Helmut Kohl, aun testigo de la guerra, Felipe Gonz¨¢lez, figura capital de la transici¨®n en Espa?a y Mija¨ªl Gorbachov, el liquidador del imperio criminal sovi¨¦tico, estos tres hombres de Yuste.
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