La reforma del mercado del vino
La Comisi¨®n Europea adoptar¨¢ hoy una serie de disposiciones con miras a una reforma radical del sector vitivin¨ªcola de la Uni¨®n Europea. ?sta ser¨¢ probablemente una de las reformas que m¨¢s encontradas pasiones desate entre todas las reformas agr¨ªcolas emprendidas por la UE desde 2003.
Merced a esas reformas, la actual Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n bien poco tiene que ver con el r¨¦gimen que tantas cr¨ªticas concit¨® en la d¨¦cada de los ochenta en todo el mundo. Pero, aunque hemos progresado mucho, nuestro trabajo no ha acabado todav¨ªa.
Defiendo la reforma del sector vitivin¨ªcola porque estoy convencida de que los vinos europeos son los mejores del mundo. Nuestros caldos son famosos internacionalmente por su calidad y por estar vinculados a siglos de tradici¨®n y a los hermosos paisajes en que se producen.
Nuestro sector vitivin¨ªcola tiene un enorme potencial que hemos de desarrollar y utilizar activamente. Con todo, a pesar del fant¨¢stico grado de especializaci¨®n y del arduo trabajo que han hecho posible el reconocimiento de los vinos europeos, el sector se enfrenta a graves problemas.
Actualmente se registra en la UE un descenso lento, pero continuado, del consumo. En los pa¨ªses que est¨¢n descubriendo el placer de paladear un buen vino, nuestros rivales del "nuevo mundo" se est¨¢n haciendo con una parte desproporcionada del mercado.
Las exportaciones de la UE siguen aumentando lentamente, mientras que las del hemisferio sur se han disparado. Tal vez dentro de poco Europa se convierta en importador neto de vino, idea que hace pocos a?os se hubiera considerado disparatada.
Europa produce demasiado vino, un vino que no encuentra salida en el mercado. Se prev¨¦ que los excedentes de producci¨®n ascender¨¢n al 15% de la producci¨®n total hacia 2011, a menos que se introduzcan r¨¢pidamente los cambios necesarios. En estos momentos las existencias ya equivalen a la producci¨®n de un a?o y las rentas de los viticultores est¨¢n disminuyendo.
La "destilaci¨®n de crisis" adoptada por la UE estaba destinada a circunstancias excepcionales. Es de lamentar que se haya convertido en un instrumento habitual de gesti¨®n de mercado e incluso se recurra a ella en el caso del vino llamado "de calidad".
Se trata de una forma inadmisible, por no decir insensata, de gastar el dinero del contribuyente. Hoy en d¨ªa estamos pagando elevad¨ªsimas cantidades -aproximadamente 500 millones de euros anuales- por destilar vino, almacenarlo y, en algunos casos, transformarlo en bioetanol para su uso como combustible para autom¨®viles o en la industria.
No propongo reducir el presupuesto anual de 1.200 millones de euros destinado al sector vitivin¨ªcola, pero s¨ª insisto en que lo hemos de gastar de manera m¨¢s inteligente. Nuestra comunicaci¨®n presenta una serie de opciones, si bien propugna con firmeza una reforma fundamental.
La situaci¨®n actual es simplemente insostenible. La plena liberalizaci¨®n causar¨ªa graves trastornos en el sector a corto plazo y los pa¨ªses productores la rechazar¨ªan sin reservas.
En su lugar, necesitamos f¨®rmulas encaminadas a restablecer el equilibrio del mercado y aumentar la competitividad.
Nuestro prop¨®sito es poner a disposici¨®n a lo largo de un periodo de cinco a?os una suma de 2.400 millones de euros para incentivar a los productores menos competitivos a dejar de producir y a arrancar sus vi?edos.
Corresponde exclusivamente a los viticultores decidir si aceptan este incentivo que, seg¨²n nuestros c¨¢lculos, puede fomentar el arranque de 400.000 hect¨¢reas de los 3,4 millones de hect¨¢reas de que actualmente consta la superficie de vi?edo de la UE.
Est¨¢ previsto prorrogar el actual r¨¦gimen de derechos de plantaci¨®n hasta 2013, alent¨¢ndose de este modo a los viticultores menos competitivos a vender sus derechos a aquellos que quieran continuar sus actividades en el sector.
Estos ¨²ltimos productores podr¨¢n entonces centrarse en la competitividad. Las superficies previamente plantadas de vid podr¨¢n optar a las ayudas agrarias introducidas en 2003 en otros sectores y que no distorsionan el comercio. Estas ayudas estar¨¢n supeditadas al cumplimiento de ciertas condiciones medioambientales y los agricultores podr¨¢n elegir lo que quieran cultivar en las superficies en cuesti¨®n.
Yo defiendo la supresi¨®n del r¨¦gimen actual de destilaci¨®n de subproductos, destilaci¨®n de alcohol de boca, ayudas al almacenamiento privado de vino, ayudas para utilizaci¨®n de mosto de vino y la lamentable destilaci¨®n de crisis.
Una parte del presupuesto se podr¨ªa asignar a las dotaciones nacionales para que as¨ª los Estados miembros adoptaran medidas m¨¢s adaptadas a sus situaciones particulares, especialmente en lo tocante a la gesti¨®n de crisis o la reestructuraci¨®n.
Del mismo modo, se podr¨ªan transferir algunas sumas a nuestro presupuesto de desarrollo rural y destinarlas a la financiaci¨®n de reg¨ªmenes de jubilaci¨®n anticipada generosos y programas medioambientales que contribuyesen a conservar la estructura ¨²nica de las zonas vitivin¨ªcolas.
Esta reforma no debe abarcar tan s¨®lo la mera gesti¨®n del mercado.
Nuestros productores se ven sometidos a r¨ªgidas normas sobre pr¨¢cticas enol¨®gicas que merman su capacidad de competir con los din¨¢micos productores del "nuevo mundo".
Nuestro sistema de etiquetado es excesivamente complicado, confunde a los consumidores y ofrece a nuestros productores escasa flexibilidad para poder etiquetar sus vinos como ellos desean. As¨ª, por ejemplo, la etiqueta de un vino de mesa sin indicaci¨®n geogr¨¢fica reconocida no puede indicar la variedad de uva ni el a?o de cosecha.
Necesitamos un sistema de etiquetado m¨¢s claro y sencillo, hemos de plantearnos la posibilidad de adoptar las pr¨¢cticas enol¨®gicas internacionalmente aceptadas de la OIV, y debemos permitir a aquellos que lo deseen producir vinos al estilo de los del "nuevo mundo".
Debemos redoblar esfuerzos para comercializar nuestros vinos en un mercado cada vez m¨¢s competitivo. Actualmente, la UE solamente destina 14 millones de euros anuales a la promoci¨®n y la comercializaci¨®n.
Ante todo, hemos de ser audaces y creativos. ?ste es el motivo que me empuja a iniciar este debate sobre el futuro de nuestro sector vitivin¨ªcola.
Todas las partes interesadas -viticultores, elaboradores, minoristas, exportadores, importadores, consumidores y pol¨ªticos- han de aportar su opini¨®n sobre la manera de lograr que el sector vitivin¨ªcola europeo recupere su posici¨®n y siga siendo el mejor y m¨¢s pr¨®spero del mundo.
S¨®lo tras un debate a fondo presentar¨¢ la Comisi¨®n sus propuestas legislativas, bien este a?o, bien a principios del a?o que viene.
Es una gran oportunidad que no podemos desperdiciar.
Mariann Fischer Boel es comisaria europea de Agricultura y Desarrollo Rural.
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