Las horas m¨¢s largas del 'president'
Maragall renunci¨® el martes a la reelecci¨®n tras negarse Montilla a formar t¨¢ndem electoral
Durante la campa?a del refer¨¦ndum, Pasqual Maragall se harta de esquivar preguntas sobre su sucesi¨®n, de recibir palmaditas de sus fieles y de encajar pullas de sus adversarios dentro del Partit dels Socialistes. Tanto es as¨ª que reitera una y otra vez que se ha "prohibido" pensar en su futuro, lo que en su lenguaje significa no sacar a colaci¨®n p¨²blicamente el asunto.
Pero la decisi¨®n sobre su continuidad ya est¨¢ tomada. Al menos seg¨²n dicen ahora, a toro pasado, algunos de sus leales. "Desde hace meses; en todo caso antes de la campa?a para el refer¨¦ndum", aseguran en una versi¨®n muy, muy oficial. Es un proceso que se inicia cuando debe optar entre Esquerra y el nuevo Estatuto, y se decide por ¨¦ste. Sabe, porque ¨¦l ha encarnado como nadie el esp¨ªritu del tripartito, que prescindir de una de sus patas le deja al descubierto.
Los m¨¢s allegados creen que el presidente ten¨ªa tomada una decisi¨®n hace meses
Lo sabe, s¨ª, y sabe, aunque le desconcierta, el continuo desencuentro, aunque educado, con el presidente Zapatero. "?Por qu¨¦ est¨¢ as¨ª conmigo?", conf¨ªa a sus leales en la intimidad. Olvida que a nadie le agrada que le recuerden los favores pasados, como haber aupado al leon¨¦s a la secretar¨ªa general del PSOE, o haberle complicado casi desde el inicio la carrera a la presidencia del Gobierno, a finales de enero de 2004, s¨®lo dos meses antes del 14-M. "Es un tipo disparatado", comentan quedamente en los despachos de La Moncloa a medida que se suceden en Barcelona los episodios de tensi¨®n. Especialmente el tono desbordado del proyecto de Estatuto del 30 de septiembre, que sirve en la bandeja del PP los despiadados ataques contra Zapatero por provocar una fantasmal "ruptura de Espa?a", algo que hace mella en parte del electorado socialista.
No le desconciertan, en cambio, las dif¨ªciles relaciones con su partido, el PSC. Todo presidente de la casa ha mantenido tradicionalmente tensiones con el aparato de la calle de Nicaragua (sede del PSC). Y ¨¦l m¨¢s, hasta el punto de que tuvo que inventarse en 1999 la plataforma presidencialista Ciutadans pel Canvi. Y as¨ª, hasta ahora, cuando desde el partido se le considera "un obst¨¢culo incluso para reeditar el tripartito", porque "nadie creer¨¢ que pueda imponer condiciones m¨¢s severas a Esquerra", argumentan los antiguos capitanes, hoy generales de divisi¨®n.
De modo que los roces vienen de lejos. Y la tentaci¨®n de renunciar a presentarse de nuevo, tambi¨¦n. Pero Maragall se deja querer durante la campa?a. Grupos de fans le corean: "President, t'estimem!"; gentes pr¨®ximas env¨ªan SMS por doquier: "Qu¨¦date". De modo que ¨¦l, intuitivo y sorprendente a la hora de tomar decisiones, ora las improvisa, ora las madura hasta que se empantanan, otea el horizonte y la n¨®mina de lealtades. "Pasqual toma la decisi¨®n de no volverse a presentar en solitario el mismo domingo del refer¨¦ndum", asegura un amigo desde las batallas juveniles que le ve ese d¨ªa, contradiciendo las versiones oficiales tanto de presidencia como de la calle de Nicaragua. "O sea, s¨®lo repetir¨¢ como candidato si Montilla forma t¨¢ndem con ¨¦l", asevera el ¨ªntimo.
La idea del t¨¢ndem la ven¨ªa esparciendo uno de los patriarcas del PSC, experto en cocinar consensos discretos, el ex vicepresidente Narc¨ªs Serra. Con escaso ¨¦xito, hasta que se la apropia el secretario del Gobierno catal¨¢n y hermano del presidente, Ernest, a quien mucho escucha y a quien ha intentado nombrar consejero en alguna de las crisis del tripartito. Con algunos de los m¨¢s pr¨®ximos es quien m¨¢s defiende la l¨ªnea de resistencia, el mismo lunes. Esta tendencia sostiene que el ¨¦xito que representa el 73,90% de s¨ªes en las urnas, la misma v¨ªspera, hace viable el prop¨®sito de continuidad. Otros colaboradores del presidente, menos optimistas, le recuerdan el desgaste pol¨ªtico que ha sufrido. Y en la ejecutiva convocada para evaluar los resultados del refer¨¦ndum, varias intervenciones le presionan a decidirse ya, en acuerdo con el primer secretario, Jos¨¦ Montilla. Nadie le pide que renuncie, pero muchos lo esperan. Salvo el senador Isidre Molas, quien recuerda: "No es lo mismo un l¨ªder pol¨ªtico que el dirigente de un partido". Las secretar¨ªas de los presidentes catal¨¢n y espa?ol fijan para el jueves la visita de Maragall que ambos hab¨ªan apalabrado en el mitin pro Estatuto.
Es lo que calienta las l¨ªneas telef¨®nicas todo el martes, sobre todo despu¨¦s de la reuni¨®n de su Consell Executiu, en la que permanece silencioso sobre su futuro. El rumor de que har¨¢ p¨²blica su decisi¨®n el jueves (por hoy) en Madrid desata la inquietud del PSC. "Hay que anunciarlo antes, para preservar la independencia del PSC", le insta Montilla, porque si no, parecer¨¢ una orden de La Moncloa y no una decisi¨®n aut¨®noma, y los rivales nacionalistas se frotar¨¢n las manos y les acusar¨¢n de "sucursalistas". Maragall cruza con el ministro de Industria al menos cuatro llamadas; tambi¨¦n habla con Zapatero y dirigentes del PSC, como Manuela de Madre y Miquel Iceta. La idea del t¨¢ndem se disuelve por segundos. Montilla se muestra reticente: es quemar todas las naves, opina; un n¨²mero dos apenas allega m¨¢s apoyos a la candidatura, argumenta.
Mientras, contin¨²a su agenda de actos oficiales. A media tarde, entrega los despachos de la nueva promoci¨®n de los Mossos d'Esquadra, en Mollet. Vuelve a su domicilio, donde cena con Ernest y Manuela. Comentan la jugada. Llega el momento. En Madrid, Montilla est¨¢ cenando con el secretario general de Esquerra, Joan Puigcerc¨®s, en la Casa Vasca de la calle de Jovellanos. Son las 23.00 horas. Llama el presidente. Por discreci¨®n, el ministro le pide hablar despu¨¦s. Las 23.45 en todos los relojes. Es la ¨²ltima oportunidad para la idea del t¨¢ndem. Pero Maragall apenas cree en ella. Y Montilla tampoco la propone: otro gallo hubiera cantado. "Lo dir¨¦ ma?ana mismo", concluye el presidente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- VII Legislatura Catalu?a
- Elecciones Catalanas 2006
- Pasqual Maragall
- Declaraciones prensa
- Elecciones Catalanas
- Candidaturas pol¨ªticas
- Generalitat Catalu?a
- PSOE
- Parlamentos auton¨®micos
- Estatutos Autonom¨ªa
- Elecciones auton¨®micas
- Catalu?a
- Gobierno auton¨®mico
- Estatutos
- Elecciones
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Parlamento
- Conflictos pol¨ªticos
- Comunidades aut¨®nomas
- Normativa jur¨ªdica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Gente
- Legislaci¨®n
- Justicia