Oriundos, queridos y odiados
Sobre los nacionalizados, varias decenas en el torneo, pesa cierta sospecha de desvinculaci¨®n sentimental y son aceptados en virtud de su rendimiento
Es una ventaja para Pern¨ªa y Senna que el himno espa?ol carezca de letra. Nadie les reprochar¨¢ que no se la sepan. A Camoranesi, s¨ª. Al argentino nacionalizado italiano le llovieron ataques patri¨®ticos cuando reconoci¨® que desconoc¨ªa el himno que Goffredo Mameli escribi¨® en 1846, el emocionante Fratelli d'Italia. "Lo saben mis hijos, pero yo no", se disculp¨® Camoranesi, de 30 a?os, pero ya era tarde. Lo hab¨ªa confesado a un peri¨®dico italiano. Este argentino de rasgos indios lleg¨® al calcio a los 24 a?os y aprovech¨® el origen italiano de sus abuelos para una carrera internacional que no le aseguraba la selecci¨®n albiceleste. En un mundo cada vez m¨¢s globalizado, ¨¦sta es la historia de decenas de oriundos que est¨¢n disputando la Copa del Mundo en otros pa¨ªses distintos a donde nacieron. Les conviene ser muy buenos futbol¨ªsticamente o muy fuertes mentalmente. Estar preparados para el desprecio de la hinchada. Va a pesar sobre ellos la sospecha de su desvinculaci¨®n sentimental.
En Alemania, la extrema derecha ha cargado contra el nigeriano Gerald Asamoah
Camoranesi, argentino de los 'azzurri', fue muy criticado por confesar que no conoc¨ªa el himno
El caso m¨¢s evidente es el de Hargreaves, centrocampista del Bayern de M¨²nich, de madre galesa y natural de Canad¨¢, que ha tenido que soportar los abucheos de la grada inglesa antes de empezar a jugar. "Es que es muy malo", dec¨ªa un aficionado, el mi¨¦rcoles pasado, en el tren que llevaba a N¨²remberg. "No es porque sea extranjero, sino porque es malo", insist¨ªa. Al bajar del vag¨®n, sin embargo, hab¨ªa otro supporter con el nombre de Hargreaves escrito en la espalda de la camiseta. Una rareza. ?Por qu¨¦ lleva esa camiseta? "Es un jugador fant¨¢stico", replic¨® sin m¨¢s argumentos.
En M¨¦xico, ni el brasile?o Zinha ni el argentino Guille Franco son los personajes m¨¢s populares de la selecci¨®n. "Nadie los quiere. Son dos caprichos del seleccionador
[Ricardo La Volpe, tambi¨¦n argentino]", dec¨ªa el pasado d¨ªa 14 un seguidor mexicano que hab¨ªa presenciado con su familia el Arabia-T¨²nez en el estadio Arena de M¨²nich. Sin embargo, la decisiva actuaci¨®n de Zinha ante Ir¨¢n -marc¨® un gol y pas¨® otro- algo cal¨® en el cari?o de la hinchada.
En Alemania, siempre planea el peligro de la extrema derecha. Preguntado por la reacci¨®n de ¨¦sta ante la incorporaci¨®n en el combinado alem¨¢n del delantero de origen nigeriano Gerald Asamoah, el seleccionador, J¨¹rgen Klinsmann, dijo: "Eso es racismo, que no tiene nada que ver en nuestro negocio". Adem¨¢s de Asamoah, est¨¢ el extremo derecho mulato Odonkor, hijo de padre ghan¨¦s y madre alemana, decisivo en el precioso bal¨®n que le sirvi¨® a Neuville para batir a Polonia en el ¨²ltimo minuto. Polacos, precisamente, siempre ha habido en el combinado germ¨¢nico. Actualmente, los dos atacantes titulares: Klose y Podolski.
En Portugal, la nacionalizaci¨®n del brasile?o Deco levant¨® ampollas justo antes de la Eurocopa que organiz¨® en 2004 el pa¨ªs luso. Su gran actuaci¨®n en el torneo despej¨® todas las suspicacias, sobre todo por parte de su compa?ero Figo, que fue quien lo recibi¨® con las garras afiladas. Hoy nadie discute a Deco, que disputa su primer Mundial, puesto que se trata de uno de los mejores centrocampistas del mundo. A Portugal se enfrent¨® Angola, su antigua colonia, que ha ido a buscar futbolistas de la que fuera su metr¨®poli. Y ha encontrado al centrocampista Figuereido. Angole?o de nacimiento, regres¨® con sus padres a Portugal tras proclamarse la independencia en 1975. Y en 2000, tras una investigaci¨®n en los registros portugueses, la selecci¨®n angole?a se puso en contacto con ¨¦l.
Ning¨²n pa¨ªs le ha sacado tanta tajada a los extranjeros como Francia, campeona del mundo en 1998 gracias a la fibra africana de Zidane (de origen marroqu¨ª), Vieira (senegal¨¦s) y Thuram (isla de Guadalupe), adem¨¢s de la posterior aportaci¨®n de Makelele (zaire?o). Se aprovech¨® el ¨¦xito para vender la consolidaci¨®n de una Francia multicultural. Un camino que sigue Suiza, donde los hijos de los inmigrantes de los a?os 60 han copado los puestos de la selecci¨®n: dos descendientes de espa?oles (Senderos y Cabanas), un marfile?o (Djorou), un turco (Hakan Yakin), un italiano (Barnetta)...
Estados Unidos y Australia son pa¨ªses multi¨¦tnicos por definici¨®n. As¨ª que no sorprende la mezcla de los apellidos. O s¨ª. Hay un caso muy especial y es la presencia de hasta seis futbolistas de ra¨ªces croatas en el combinado que dirige Guus Hiddink: el portero Kalak y los jugadores de campo Viduka, Popovic, Culina, Skoko y Sterjovski. Un gui?o del destino ha querido que se enfrentaran en esta primera fase precisamente a Croacia.
Los dos grandes viveros de jugadores en el mundo son Argentina y Brasil. Hasta en el rinc¨®n m¨¢s perdido del planeta hay alg¨²n futbolista procedente de alguno de estos dos grandes pa¨ªses. Un brasile?o o un argentino de segunda fila pueden convertirse en la estrella de otra selecci¨®n menos poderosa. Francileudos Santos, por ejemplo, delantero que triunf¨® en el Sochaux franc¨¦s antes de ser reclamado por Roger Lem¨¨rre para la selecci¨®n de T¨²nez. Hoy es su jugador m¨¢s desequilibrante. Y si bien los hinchas lo valoran, prefieren al otro delantero puramente tunecino: Jaziri, que copa la mayor¨ªa de las camisetas. Pern¨ªa y Senna en Espa?a, y Camoranesi en Italia son casos parecidos. El paso inverso resulta casi inimaginable: ?Un extranjero con la canarinha o la albiceleste?
Por ¨²ltimo, hay selecciones que han visto amamantado desde ni?os a los jugadores procedentes de otros pa¨ªses y los consideran como propios. Nadie dir¨ªa que Zlatan Ibrahimovic no es completamente sueco si no fuera porque su apellido lo delata. Es de origen bosnio. Lo mismo le sucede a Rafael Van der Vaart, holand¨¦s en todos los extremos a pesar de que su madre sea gaditana. Llegado el momento de la convocatoria con la oranje, Van der Vaart no tuvo ninguna duda de con qu¨¦ selecci¨®n quer¨ªa jugar. En eso, Espa?a sali¨® perdiendo.
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