El ¨²ltimo pelotari vizca¨ªno
Garc¨ªa Ari?o IV, que consigui¨® hace 25 a?os la ¨²ltima 'txapela' que ha obtenido Vizcaya, asiste a la transformaci¨®n de la pelota
Garc¨ªa Ari?o IV (Atxondo, Vizcaya, 1950) mantiene en la actualidad la buena forma fibrosa y atl¨¦tica que le caracterizaba en sus tiempos de pelotari. Fue jugador de largo recorrido, que comenz¨® a destacar cuando se encontraba ya cerca de los treinta a?os, siempre bajo la sombra de sus hermanos gemelos mayores, que triunfaron desde la primera juventud. En buena parte, la carrera de ¨¦stos marc¨® la dedicaci¨®n de Roberto a la pelota a mano. "Tambi¨¦n hay que recordar que, en aquella ¨¦poca, en mi pueblo, hab¨ªa un front¨®n, una iglesia y poco m¨¢s. El entretenimiento b¨¢sico para los ni?os estaba en la pelota, porque no era f¨¢cil encontrar gente suficiente como para organizar un partido de f¨²tbol".
"En mi pueblo me hac¨ªan grandes recibimientos aunque no ganara; se viv¨ªa la pelota como una religi¨®n"
Cuarto de cinco hermanos, el pelotari que naci¨® en un caser¨ªo de Axpe ("entonces la localidad ten¨ªa Ayuntamiento, pero ahora ya forma parte del municipio de Atxondo", precisa con orgullo indisimulado Garc¨ªa Ari?o) y vivi¨® una infancia tradicional en la que, recuerda, se valoraba el esfuerzo f¨ªsico y la humildad ante el triunfo. En el mundo de la pelota se viv¨ªa no s¨®lo una ¨¦tica, tambi¨¦n una est¨¦tica del sufrimiento. "Entonces estaba mal visto llevar tanta protecci¨®n en la mano; es m¨¢s, era signo de que no ten¨ªas la mano bien, de que estabas tocado", explica.
La trayectoria de este deportista vizca¨ªno tuvo sus peculiaridades. Como hermano menor de dos brillantes jugadores, el delantero Garc¨ªa Ari?o I y el zaguero Garc¨ªa Ari?o II, su entrada en el campo profesional estuvo marcada por esta herencia. "Me costo destacar porque mis hermanos hab¨ªan logrado ¨¦xitos muy j¨®venes y yo no entr¨¦ como profesional hasta que tuve 23 a?os; alguno ya dec¨ªa que estaba en la pelota por enchufe", comenta. Nada m¨¢s lejos de la verdad. Desde su presentaci¨®n profesional en el front¨®n Labrit de Pamplona, el cuarto de la saga familiar (el tercero jug¨® fugazmente a cesta punta y ahora regenta un popular restaurante en Labastida) mostr¨® su clase que le llev¨® a ser subcampe¨®n del manomanista en cinco a?os consecutivos, en 1977, 1978, 1979, 1981 y 1982.
"E incluso cuando no hab¨ªa ganado, en el momento que llegaba al pueblo, me hac¨ªan recibimientos de llorar. 'Pero yo qu¨¦ he hecho, si encima he perdido', me dec¨ªa a mi mismo. Era emocionante. Unos tiempos en los que se v¨ªv¨ªa la pelota como si fuera una religi¨®n", recuerda quien trata de explicarse c¨®mo es posible que, a pesar de que se manteniene la afici¨®n por este deporte en Vizcaya, no haya despuntado nadie en los ¨²ltimos 25 a?os. "Creo que la clave est¨¢ en la desaparici¨®n de la vida rural y la familia tradicional. Por eso, Navarra, donde todav¨ªa quedan muchos pueblos que mantienen este esp¨ªritu, es la actual cantera de pelotaris", argumenta Garc¨ªa Ari?o.
Pero as¨ª y todo, la transformaci¨®n en las maneras ha llegado al mundo de la pelota; ya nadie lleva camisa de tela y pantal¨®n de franela. "El niqui estaba prohibido; las zapatillas ten¨ªan que ser blancas, sin rayas, si no, no te dejaban jugar. Cuando yo debutaba apareci¨® el polo Lacoste, que lo llev¨® por primera vez Ogeta mientras que Berasaluze IV fue de los ¨²ltimos que jug¨® con camisa", rememora, sin nostalgia, aunque s¨ª reconoce que "aparte de deporte, la pelota tiene mucho de estilismo, que est¨¢ muy arraigado, por eso a veces das un paso y provocas un esc¨¢ndalo".
Como el que se organiz¨® cuando Asegarce, la empresa para la que trabaja, pint¨® de verde las paredes de los frontones, con el fin de que se pudieran seguir los partidos por televisi¨®n. "?C¨®mo nos pusieron! Igual que cuando pusimos publicidad. 'Est¨¢is manchando la dignidad de la pelota', nos dec¨ªan. Ahora nadie reconoce que los partidos se ven mucho mejor con las paredes verdes", dice.
La llegada de la televisi¨®n tambi¨¦n ha supuesto un profundo cambio en la consideraci¨®n de los jugadores. "En mi ¨¦poca, Retegi II pasaba por delante y, de 20 personas, 19 no le reconoc¨ªan, cuando hab¨ªa sido campe¨®n varias veces. Ahora debuta un chaval y con tres partidos que salga por la tele ya es famoso", reconoce Garc¨ªa Ari?o, mientras espera que la cantera vizca¨ªna le ofrezca el relevo en la fama, que por poco alcanza Zearra el a?o pasado. "S¨ª es cierto que cada vez que despunta uno, me llaman para realizar una entrevista conjunta. A ver si cuaja alg¨²n aspirante y me retiro", concluye bromeando.
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