La esperanza de vida en ?frica ha bajado cuatro a?os desde 1990
El avance del sida descuelga a la regi¨®n subsahariana de los Objetivos del Milenio
En el ?frica subsahariana, los Objetivos del Milenio ya son s¨®lo un sue?o sin apenas conexi¨®n con la realidad. El avance del sida -hay casi 26 millones de seropositivos, el 60% del total mundial- ha dejado el programa de Naciones Unidas para elevar las condiciones de vida en 2015 sin apenas esperanza en la zona, la ¨²nica que se aleja de los objetivos en lugar de acercarse a ellos. Las pocas dudas que quedaban las ha disipado un informe del Banco Mundial presentado en Ciudad del Cabo: la esperanza de vida en el ?frica subsahariana fue en 2005 de 45,9 a?os, cuando a principios de los noventa lleg¨® a 50.
En Europa se vive de media hasta los 73 a?os; en Norteam¨¦rica, hasta los 77; en Latinoam¨¦rica, hasta los 71. Y en todas partes mejora a?o tras a?o. En el ?frica subsahariana, el sida, la tuberculosis, la malaria, unos sistemas de salud endebles, la pobreza y la malnutrici¨®n han frenado la mejor¨ªa, que hab¨ªa elevado la esperanza de vida de los 42 a?os en los sesenta a los 49 tres d¨¦cadas despu¨¦s.
"El sida ha desbordado en ?frica a unos sistemas de salud que ya estaban muy mal preparados, muy deficitarios", explica Rafael Vilasanju¨¢n, director general de M¨¦dicos Sin Fronteras en Espa?a, que se muestra cr¨ªtico con la respuesta internacional a la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del VIH. Y a?ade: "Todav¨ªa no hay una gran coalici¨®n para afrontar uno de los grandes retos globales, la respuesta internacional no es coordinada".
Siendo una enfermedad que debilita el sistema inmunol¨®gico, el VIH abre la puerta a que enfermedades como la tuberculosis o la malaria se hayan multiplicado. La tuberculosis que afecta a un seropositivo puede no ser la cl¨¢sica pulmonar, lo que dificulta su diagnosis y, por tanto, su tratamiento. "La tuberculosis es un drama mundial al que, como la malaria, hay que responder mediante innovaci¨®n, buscando cambios de medicaci¨®n y protocolos m¨¢s simplificados", dice Vilasanju¨¢n.
El sida tambi¨¦n supone una condena presupuestaria para los pa¨ªses que proveen de antirretrovirales a la poblaci¨®n: "Es una enfermedad cr¨®nica y los medicamentos son para toda la vida y habr¨¢ que cambiarlos, porque el virus genera resistencias". Dos millones y medio de subsaharianos sucumbieron a la enfermedad en 2005.
"Tenemos que hacer mucho m¨¢s", dice Sarah Crowe, portavoz de Unicef. "No podemos dejar que estos pa¨ªses no se pongan en pie". Crowe recalca que uno de los dramas del sida, que se ha cebado en el continente subsahariano (sumado a una severa sequ¨ªa en el cuerno de ?frica), es su impacto en los ni?os y en el n¨²mero de hu¨¦rfanos.
El drama es especialmente duro para las ni?as, que se ven obligadas a acostarse por dinero o regalos con hombres mayores, con lo que el riesgo de ser infectadas a su vez se multiplica. "Diversos pa¨ªses han aprobado legislaciones para mantener en las escuelas a los hu¨¦rfanos el mayor tiempo: no hay una vacuna contra el sida, pero por lo menos podemos tener una vacuna social".
Unicef est¨¢ realizando una campa?a para la distribuci¨®n de telas mosquiteras para la prevenci¨®n de malaria a mujeres embarazadas y familias: "Ahora duran m¨¢s de cinco a?os, son m¨¢s resistentes y demuestran ser efectivas, pero necesitamos m¨¢s, millones", subraya Crowe, quien explica que determinados pa¨ªses, especialmente aquellos en los que conflictos b¨¦licos forzaron a las poblaciones a hacinarse en las periferias de las ciudades (Angola, Congo), est¨¢n viviendo episodios de c¨®lera que no se hab¨ªan visto desde los sesenta.
El ?frica subsahariana consigui¨® disminuir la mortalidad infantil progresivamente, de acuerdo con el Banco Mundial, entre las d¨¦cadas de los setenta y ochenta, coincidiendo con intervenciones como terapias de rehidrataci¨®n oral y vacunaci¨®n, pero los expertos juzgan que la inversi¨®n de la tendencia en los noventa hace ahora pr¨¢cticamente cumplir los Objetivos del Milenio: en reducir la extrema pobreza, la mortalidad de los menores de cinco a?os, el control del sida y la malaria...
Los pa¨ªses subsaharianos llevan el peso del 25% de las enfermedades mundiales. Y lo que es peor, lo hacen con s¨®lo el 1,3% de los trabajadores sanitarios del mundo.
Las cifras macroecon¨®micas, eso s¨ª, han mejorado: un informe reciente de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) fija el crecimiento del subcontinente en el 5%. Pero incluso el buen dato es insuficiente porque los expertos de Naciones Unidas calculan que cumplir con los objetivos s¨®lo ser¨ªa posible a un ritmo anual del 7%. Eric Buch, consejero de Salud de la Nueva Asociaci¨®n para el Desarrollo en ?frica (NEPAD, en ingl¨¦s), es tajante: "La salud, la pobreza y el deficiente desarrollo humano y econ¨®mico est¨¢n ligados en un c¨ªrculo vicioso que no se romper¨¢ con peque?as campa?as de ayuda".
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