Mundial de Mundiales
El Alemania-Argentina, con aroma a gran cl¨¢sico, abre unos cuartos de final con seis de las potencias que siempre han dominado
El Mundial se pone serio y no admite las sorpresas de ocasiones anteriores. Seis campeones han entrado en los cuartos de final, en una especie de cumbre gen¨¦tica del f¨²tbol. S¨®lo Portugal, que no es un cualquiera en el f¨²tbol, y Ucrania participar¨¢n en este Mundial de Mundiales. Llegan hasta aqu¨ª Brasil, Alemania, Italia, Inglaterra, Argentina y Francia, las potencias que han dominado el torneo desde su creaci¨®n. S¨®lo falta Uruguay, un pa¨ªs posiblemente sobrepasado por las enormes dimensiones que han cobrado el mundo y el f¨²tbol. Parece como si ya no hubiera sitio para lo peque?o. El torneo es la consagraci¨®n del gigantismo. Es l¨®gico que ahora lo ocupen los gigantes de siempre. Alemania y Argentina abren los cuartos de final en Berl¨ªn. El partido tiene aroma a gran cl¨¢sico. Sus enfrentamientos han sido sonados porque generalmente hab¨ªa algo crucial por medio. Disputaron el t¨ªtulo en 1986 y 1990, en el apogeo y declive de Maradona, en la cima de lo que se consider¨® como la esencia del f¨²tbol alem¨¢n, con aqu¨¦l equipo integrado por diez jugadores que pertenec¨ªan a clubes italianos. Vuelven a verse, y en esta ocasi¨®n con variaciones imprevistas.
Alemania se present¨® en el Mundial en medio de la desconfianza de sus aficionados. Nadie cre¨ªa en el equipo. Se habl¨® de la peor Alemania posible, se atac¨® a Klinsmann desde todos los frentes y se abri¨® una crisis alarmante. Frente a las cr¨ªticas y el des¨¢nimo surgi¨® un hombre decidido a transformar el f¨²tbol alem¨¢n. J¨¹rgen Klinsmann ha tenido coraje para desafiar al viejo poder, instalado en unas ideas conservadoras que da?aban la credibilidad de la selecci¨®n. Desde la final de la Eurocopa en 1996, Alemania no hab¨ªa vencido a ning¨²n equipo europeo en los grandes torneos. El deterioro de la calidad se observaba en la selecci¨®n: todos sus futbolistas pertenec¨ªan a la Bundesliga. A los principales equipos de Europa no les resultaban atractivos los jugadores alemanes. El declive se antojaba imparable. Se tem¨ªa un desastre en el Mundial. La realidad no s¨®lo ha desmentido a los pesimistas: Alemania es la gran noticia del Mundial. Juega bien, con energ¨ªa y convicci¨®n, con generosidad y eficacia, siempre al ataque. Se termin¨® un largo periodo de f¨²tbol pesad¨ªsimo. El pesimismo dej¨® paso al escepticismo, luego a la alegr¨ªa, ahora al entusiasmo.
Alemania vibra con su selecci¨®n. Todo el pa¨ªs se siente feliz con un equipo que no s¨®lo gana, sino que juega mejor que nadie. Al menos hasta ahora. Jugar bien alimenta esta clase de felicidad. En un momento donde el curso del Mundial ha merecido toda clase de lecturas sociopol¨ªticas, no conviene olvidar la diferencia entre la admiraci¨®n y el respeto. Alemania era respetada pero no admirada. Ahora s¨ª. Argentina medir¨¢ la propuesta de Klinsmann en un partido que se antoja apasionante. Por tradici¨®n, los argentinos son unos competidores magn¨ªficos. Es un equipo que no s¨®lo impone lo que vale. Tambi¨¦n mide perfectamente lo que valen los dem¨¢s. Hasta el momento, la selecci¨®n alemana ha jugado con el viento de cola. En Berl¨ªn le espera un rival que se coloc¨® como favorito tras la primera fase, pero que atraviesa por dudas despu¨¦s de su complicada victoria ante M¨¦xico.
Lo que parec¨ªa inamovible no ofrece la misma seguridad a estas alturas del torneo. En Argentina se ha abierto el debate sobre Messi y T¨¦vez. P¨¦kerman no les ha utilizado como titulares en los encuentros importantes. El equipo funcion¨® mal frente a M¨¦xico, donde predomin¨® el desorden y la ausencia de recursos futbol¨ªsticos. Es dif¨ªcil en esas condiciones prescindir de dos jugadores tan capaces de a?adir aquello que le falta al equipo. P¨¦kerman se encuentra en una disyuntiva tan complicada como Klinsmann. Los buenos prop¨®sitos del t¨¦cnico alem¨¢n ser¨¢n destruidos por la eliminaci¨®n en los cuartos de final. A P¨¦kerman le ocurrir¨¢ lo mismo si el equipo no responde en Berl¨ªn, si las dudas aniquilan a Argentina.
Italia se enfrenta a Ucrania en un duelo que ha pasado inadvertido. Se tiene a los italianos por seguros vencedores. Si el torneo es lo que parece, la tradici¨®n debe pesar m¨¢s que nunca en este partido. Es la primera vez que Ucrania participa en un Mundial. Su recorrido no ha sido deslumbrante. Tiene a Shevchenko, un delantero excepcional que complica la vida a cualquier defensa. En Italia lo saben. Shevchenko ha ofrecido un rendimiento magn¨ªfico en el Milan, donde se ha consagrado como futbolista. Pero es dif¨ªcil pensar en otra cosa que en la victoria de Italia, a pesar de sus decepcionantes actuaciones ante Estados Unidos y Australia, dos rivales de tercera fila que estuvieron cerca de provocar la sorpresa. Pero este Mundial no es como el anterior donde Corea del Sur y Turqu¨ªa alcanzaron las semifinales. Este Mundial se ha puesto serio. No hay sitio para las sorpresas. Es un Mundial para las potencias de toda la vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.