Nadando con Kafka
Un recorrido en Praga por las orillas del Moldava, el r¨ªo que inspir¨® al escritor
Alemania ha declarado la guerra a Rusia. - Tarde, escuela de nataci¨®n". Si el autor de esta anotaci¨®n fuese an¨®nimo, no sabr¨ªamos a qu¨¦ guerra del siglo XX pertenecer¨ªa, pues, al menos, dos veces estos pa¨ªses se enfrentaron en el m¨¢s inmediato pasado. Pero la constataci¨®n del suceso b¨¦lico viene datada un 2 de agosto del a?o 1914 y firmada por Franz Kafka en una p¨¢gina de los Diarios. A Enrique Vila Matas siempre le ha sorprendido mucho esta ¨²nica reflexi¨®n de ese d¨ªa. Y tantas veces me la repite que la va mejorando con el tiempo. La ¨²ltima vez que se la o¨ª pronunciar en la misma ciudad de Praga era: "Alemania declara la guerra a Rusia. Me fui a nadar". Kafka llevaba cuatro a?os redactando los Diarios y le quedaban nueve m¨¢s para cerrarlos definitivamente, un 12 de junio de 1923; de la siguiente manera: "Cada vez me da m¨¢s miedo escribir cosas". El a?o 1914, en los Diarios, qued¨® muy densamente anotado. Franz vive uno de los momentos m¨¢s complejos de su existencia. Hac¨ªa dos a?os que, en la casa de su mejor amigo, Max Brod, en la calle de Skorepka, hab¨ªa conocido a Felice Bauer, empleada de una empresa comercial. Despu¨¦s de una relaci¨®n de dos a?os, en mayo de 1914, en Berl¨ªn, Kafka hab¨ªa celebrado su compromiso matrimonial con aquella muchacha de 26 a?os, de "rostro huesudo". El novio hab¨ªa dado un paso muy delicado. Estaba a punto de casarse (nunca lo hizo), formar una familia burguesa y abandonar la soledad, condici¨®n que ¨¦l consideraba imprescindible para llevar a cabo la labor creadora. Esta angustia sobre el futuro de su estado civil qued¨® muy profundamente reflejada en los Diarios. El caso es que Kafka, indeciso, deja de escribir y se confiesa desesperado, pues la solter¨ªa tampoco le da la tranquilidad suficiente para continuar su obra. Este desasosiego lo lleva a confesar sus instintos suicidas. Kafka desea irse de Praga, abandonar su empleo seguro, alejarse de la familia y de los amigos. Pero ?ad¨®nde ir? Praga no le gusta, pero a¨²n menos Viena, "a la que odio y donde ser¨ªa forzosamente desdichado". Kafka se ve condenado a salir de Austria y entonces se da cuenta de que nunca ha pose¨ªdo "ning¨²n talento para los idiomas y a duras penas podr¨ªa realizar un trabajo f¨ªsico o comercial". Su ¨²nica alternativa, como siempre, ser¨ªa Alemania, Berl¨ªn, la ciudad que tanto admiraba y en donde se sent¨ªa libre. ?Qu¨¦ curioso! De Alemania y de Berl¨ªn, de haber vivido algunos a?os m¨¢s, le hubiera llegado la muerte como al resto de su familia. Sin embargo, despu¨¦s de estallar la guerra se vio obligado a hacerse cargo de la f¨¢brica de su cu?ado, ya que ¨¦ste hab¨ªa sido llamado a filas. El novelista era apto para incorporarse al ej¨¦rcito, pero se le consider¨® m¨¢s ¨²til en la direcci¨®n de la compa?¨ªa de seguros y as¨ª qued¨® exento. Aquel oficio tan detestado le salv¨® seguramente la vida. ?Hubiera sido el mismo de haber participado en la contienda? Franz se qued¨® solo en Praga, pues la mayor¨ªa de los amigos fueron movilizados.
"2 de agosto. Alemania ha declarado la guerra a Rusia. - Tarde, escuela de nataci¨®n". No me cabe la menor duda de que Kafka hubiera ido gustoso a la guerra para quitarse de en medio. Pero el destino ni siquiera le dio esa oportunidad. Los motivos laborales y, m¨¢s tarde, los de su delicada salud se lo impidieron. Desde 1913 hab¨ªa compartido con los padres una vivienda de seis habitaciones en la casa Oppelt (destruida en las revueltas de 1945), en la esquina de la avenida de Par¨ªsk¨¢ con la plaza de la Ciudad Vieja. Desde la habitaci¨®n que le toc¨®, ve¨ªa "la gran c¨²pula de la iglesia rusa (la de San Nicol¨¢s) con sus dos torres". "Y entre la c¨²pula y la vecina casa de alquiler se me ofrece la vista de un trocito triangular del monte de San Lorenzo, con una iglesia muy peque?a. A la izquierda veo el Ayuntamiento con su torre, alz¨¢ndose en toda su afilada mole hacia atr¨¢s, en una perspectiva que tal vez no ha visto nadie jam¨¢s de un modo apropiado". La fachada de la iglesia es rococ¨®, y el interior, una suerte de balcones, tribunas, arcadas, cari¨¢tides, angelotes y todo tipo de formas curvil¨ªneas m¨¢s all¨¢ del barroquismo. Kafka se refiere al antiguo Ayuntamiento y no al moderno, que estaba a punto de entrar en uso por esas mismas fechas. El heterog¨¦neo conjunto de edificios que constituyen la antigua municipalidad fue producto, a lo largo de los siglos, de varias anexiones de inmuebles cercanos; entre ellos, la casa llamada Al Minuto, decorada con esgrafiados del siglo XVII. La casa Al Minuto o casa Minuta, en pleno centro de la plaza de la Ciudad Vieja, acogi¨® a los Kafka entre los a?os 1889 y 1896. Fue el lugar donde nacieron sus tres hermanas: Elli, Valli y Ottla. Todav¨ªa puede verse en la fachada un le¨®n s¨ªmbolo y reclamo de un anterior establecimiento al de los Kafka, la farmacia del Le¨®n Blanco. Cuando la habitaban los Kafka, hab¨ªa un estanco, y las arcadas que hoy vemos no exist¨ªan.
Verg¨¹enza del cuerpo
Franz no desde?aba el deporte. Quiz¨¢ lo utiliz¨® como desfogamiento y tambi¨¦n como una manera diferente de conocerse a s¨ª mismo. En los Diarios de 1911 desliza este comentario bien significativo: "Todo el tiempo que ha pasado, y en el cual no he escrito ni una sola palabra, ha sido para m¨ª tan importante porque, en las escuelas de nataci¨®n de Praga, K?nigsaal y Czernoschitz, he dejado de avergonzarme de mi cuerpo". En los calurosos d¨ªas del verano praguense, Kafka acud¨ªa a la piscina en la isla de Sof¨ªa (Zof¨ªn), en la Escuela Civil de Nataci¨®n, a¨²n hoy visible desde la otra orilla del Moldava, en Mal¨¢ Strana. Dos largos edificios blancos unidos por un frontispicio con columnata neocl¨¢sica.
"Es muy f¨¢cil estar alegre a comienzos del verano", le dec¨ªa Franz a Max. Kafka no s¨®lo nadaba, sino que tambi¨¦n le gustaba remar por el Moldava, un r¨ªo curvil¨ªneo, a su paso por Praga, que nace en los montes de Sumava y desemboca en el Elba. El r¨ªo que naveg¨® y nad¨® Franz estaba lleno de meandros donde se refugiaban en invierno cisnes y ¨¢nades. El salm¨®n tambi¨¦n lo remontaba hasta que desapareci¨® en las ¨²ltimas d¨¦cadas, alejado por la contaminaci¨®n.
El Moldava no es el Rin a su paso por Colonia, ni el Danubio en Budapest; es un r¨ªo menos majestuoso, pero m¨¢s familiar. Kafka remaba en su propia canoa, a la que bautiz¨® con el nombre de Bebedor de Almas (Seelentr?nker). La antigua Escuela Civil de Nataci¨®n, al lado del puente de Cech, se puede visitar, pero ya nadie osa ba?arse en estas aguas. Max Brod se recrea en contar c¨®mo ¨¦l y su amigo pasaban las horas sobre los muelles de los balnearios de Praga, en botes sobre el r¨ªo o lanz¨¢ndose a las aguas para zambullirse en ellas. De todo esto, Brod dej¨® constancia en su novela Stefan Rott. El escritor, amigo y albacea admiraba en Kafka no s¨®lo el arte de narrar, sino tambi¨¦n el de remar. Ambas actividades se las tomaba Franz con igual entusiasmo y dedicaci¨®n, pero el ejercicio f¨ªsico le proporcion¨® m¨¢s horas hermosas que las conflictivas dedicadas a la producci¨®n intelectual.
C¨¦sar Antonio Molina es director del Instituto Cervantes.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 00 49.- Praga tiene alrededor de 1,2 millones de habitantes.C¨®mo ir- Smart Wings (902 15 84 68; www.smartwings.net) vuela a Praga desde Madrid, Palma de Mallorca y Barcelona, a partir de 228 euros ida y vuelta, tasas incluidas.- Czech Airlines (915 42 61 66 y 934 15 60 46; www.czechairlines.com) vuela a Praga desde Madrid y Barcelona, ida y vuelta, a partir de 265 euros, tasas y gastos incluidos.- Iberia (www.iberia.com; 902 400 500) tiene vuelos directos a Praga desde Madrid y Barcelona. Tarifa de ida y vuelta, a partir de 514 euros, m¨¢s tasas y gastos de emisi¨®n.Informaci¨®n- Oficina de turismo checa (www.czechtourism.com;913 45 71 12).- Embajada checa en Espa?a (www.mzv.cz/madrid).
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