"Sal¨ª del convento para patear la bola"
El mexicano Basaguren, que era jesuita, fue el primer suplente que marc¨® un gol en un Mundial, a El Salvador en M¨¦xico 70
Se hab¨ªan jugado 12 partidos, 37 futbolistas procedentes del banquillo tuvieron en las botas la oportunidad de pasar a la historia, pero... Tuvo que ser Juan Ignacio Basaguren (M¨¦xico, 61 a?os), a la semana de iniciarse M¨¦xico 70, quien se convirti¨® en el primer sustituto que anotaba un gol en los Mundiales. Era el cuarto que recib¨ªa El Salvador. Hasta la cita de M¨¦xico no se aprobaron los cambios, por entonces dos por equipo.
Pregunta. Qui¨¦n se lo iba a decir...
Respuesta. Qu¨¦ quiere que le diga... El r¨¦cord no es muy halagador, dado que queda claro que yo no era el titular.
P. Hombre, mejor que otros que hay por ah¨ª...
R. S¨ª, hay titulares que marcaron y nadie les recuerda. Aunque del m¨ªo me enter¨¦ 30 a?os despu¨¦s, cuando la FIFA lo hizo p¨²blico.
P. ?Venga ya!
R. ?Que s¨ª! ?Fue una sorpresa! Tanto, que se se hizo del dominio p¨²blico y pas¨® a ser una pregunta de un juego de mesa. As¨ª fue c¨®mo el gol se volvi¨® famos¨ªsimo. Por lo que tiene de trivial, no por lo que tiene de futbol¨ªstico.
P. ?Qu¨¦ tal temporada hizo antes del Mundial?
R. S¨®lo jugu¨¦ cinco a?os como profesional. De delantero centro. Siempre en el Atlante, de Ciudad de M¨¦xico.
P. ?Y qu¨¦ pas¨®? ?Se lesion¨®?
R. No, me pegu¨¦ con todo el mundo. Con el due?o del equipo, con la federaci¨®n, con un ¨¢rbitro..., con todos. Mire, yo fui jesuita antes de jugar al f¨²tbol. Sal¨ª del convento para patear la bola. A los 15 d¨ªas me contrat¨® el Atlante, a los tres meses fui titular, a los nueve meses disput¨¦ los Juegos Ol¨ªmpicos y al a?o y medio el Mundial. No tuve tiempo de entender el mundo. Lo mejor que pude hacer fue irme del f¨²tbol. Adem¨¢s, no se ganaban las cifras que se ganan hoy.
P. Si lo hubiera previsto, ?se habr¨ªa retirado?
R. No. Me habr¨ªa quedado y hoy ser¨ªa un hombre rico.
P. El primer partido no lo jug¨®.
R. Lo vi desde el banquillo. Un empate con la URSS. A m¨ª me sucedi¨® que el mejor jugador mexicano del momento, Alberto Onofre, se fractur¨® el martes anterior a la inauguraci¨®n. ?l prefer¨ªa jugar conmigo de nueve que con otros. Hab¨ªamos conseguido la titularidad, ¨¦l por s¨ª mismo y yo por ¨¦l. Y como no estaba, el primer partido no lo empec¨¦, el segundo jugu¨¦ 13 minutos, el tercero 45 y el cuarto, el que perdimos con Italia, nada. Afortunadamente.
P. ?Qu¨¦ pens¨® cuando le dijeron que entrase en la cancha?
R. Que mi debut era un poco presionado, en los ¨²ltimos minutos, con el partido resuelto [El Salvador perd¨ªa 3-0]... De todos modos, no soy un hombre muy emotivo. Cuando met¨ª el gol, no sent¨ª nada. Para eso entr¨¦, para meter un gol. Lo met¨ª como los metes en los entrenamientos.
P. Ya que era jesuita, al menos dar¨ªa las gracias a Dios.
R. No; se las di a mis compa?eros. En realidad, fue una jugada muy casual. El portero de El Salvador, al que le dec¨ªan La Ara?a Maga?a, ten¨ªa como caracter¨ªstica salir a pelear balones al bander¨ªn de c¨®rner. ?Ja, ja, ja! Era un kamikaze. Y en una perdi¨® la pelota, que vino rebotada hacia m¨ª y tir¨¦ a gol sin portero.
P. ?Qu¨¦ le dijo el seleccionador?
R. Ra¨²l C¨¢rdenas no me felicit¨® mucho y al siguiente partido tampoco me puso de titular. Jugu¨¦ la segunda parte y lo hice muy bien. Todos los compa?eros pensaban que me iban a poner a m¨ª de inicio, pero...
P. Debe de ser duro ver caer en tu pa¨ªs en los cuartos calentando banquillo [4-1 ante Italia].
R. Yo estaba fatal. No hab¨ªa empezado el partido y cre¨ªa que lo merec¨ªa. Cuando el entrenador hizo los cambios... ??l mismo hab¨ªa dicho que eran los que menos nivel ten¨ªan! ?Hasta hab¨ªa pensado sacar de la selecci¨®n a Borja y D¨ªaz! Estaba cubriendo su nombre en vez de intentar ganar. Ya ten¨ªa a qui¨¦n culpar. Cayeron el tercero y el cuarto, y habr¨ªan sido diez, porque M¨¦xico estaba descompuesto. Pr¨¢cticamente, jug¨¢bamos con nueve.
P. El regusto de la derrota s¨ª que fue amargo.
R. Jugu¨¦ con una gran devoci¨®n ese Mundial. Estuve concentrado seis meses sin ir a mi casa, como todos mis compa?eros. No contradije ninguna orden. Me esforc¨¦ por hacer grupo... Ven¨ªa de un convento, sab¨ªa c¨®mo hay que comportarse entre hermanos. Y, cuando vi que me hab¨ªan tomado de comparsa...
P. ?Y la familia?
R. Hablaba con ellos por tel¨¦fono.
P. O sea, que nada de alcohol, vida sana... Como si no hubiera salido del monasterio.
R. Yo no ten¨ªa vicios. Ninguno. Esos no los extra?¨¦, pero s¨ª extra?¨¦ a mi esposa. La ve¨ªa alguna que otra tarde, cuando ven¨ªa a visitarme a la concentraci¨®n. Pero no ¨ªbamos a la casa...
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