"Aquel triunfo pacific¨® Italia"
Fueron tiempos muy convulsos para Italia. Mandaba la Democracia Cristiana con el sustento de la Iglesia cat¨®lica. Y, enfrente, el partido comunista m¨¢s fuerte de Europa. En este contexto, el Mundial de M¨¦xico 70 ten¨ªa reservada una fecha que quedar¨ªa para siempre en el imaginario colectivo italiano: 17 de junio de 1970, en el estadio Azteca. Italia venci¨® a Alemania 4-3 tras una pr¨®rroga enloquecida en lo que se llam¨® despu¨¦s La partita del secolo. Se adelant¨® Boninsegna, empat¨® Schnellinger en el descuento. Ya en la pr¨®rroga, anotaron M¨¹ller, Burnich, Riva, otra vez M¨¹ller, y el gol definitivo de Rivera. Han pasado 36 a?os y siguen apareciendo libros, pel¨ªculas y un sinf¨ªn de peque?as historias. La ¨²ltima la revel¨® estos d¨ªas el delantero zurdo Boninsegna: "Cuando Schnellinger marc¨® el 1-1 en el descuento, volvi¨® al centro del campo y Rivera, su compa?ero en el Milan, le dijo: 'Cuando vuelvas a Mil¨¢n, te volamos el coche". Gianni Rivera fue el jugador de m¨¢s talento de aquella selecci¨®n. Un media punta fr¨ªo que pod¨ªa dar un dar un pase preciso de 30 metros sin pesta?ear. Ven¨ªa de ser Bal¨®n de Oro un a?o antes, pero el seleccionador, Ferruccio Valcareggi, s¨®lo le concedi¨® seis minutos en la final que gan¨® Brasil (4-1). Valcareggi fue recibido a tomatazos en su regreso a casa. Rivera result¨® el gran triunfador de aquella Copa del Mundo. Despu¨¦s fue viceministro socialdem¨®crata del Deporte y ahora es asesor del alcalde de Roma, Walter Veltroni. Ayer habl¨® desde Roma por tel¨¦fono con este peri¨®dico.
"Conmigo en el palo, encajamos el 3-3. Mi impulso fue driblar a todos y marcar"
"La federaci¨®n decidi¨® que jug¨¢ramos una parte Mazzola y otra yo. Era lo pol¨ªticamente correcto"
Pregunta. ?Qu¨¦ signific¨® para Italia aquel partido?
Respuesta. Cuando volvimos de M¨¦xico nos dimos cuenta de que hubo una pacificaci¨®n general. Salieron juntos todos a festejar, de izquierdas y de derechas, ricos y pobres, racistas y no racistas, todos compartieron la misma alegr¨ªa.
P. ?Sirvi¨® para acabar con el complejo de inferioridad?
R. Para aquellos que lo tuvieran s¨ª. Yo nunca lo tuve. Dentro del campo no era inferior a nadie. Para m¨ª, personalmente, fue una victoria m¨¢s en mi carrera.
P. ?C¨®mo recuerda aquel d¨ªa?
R. No fue especialmente caluroso. Lo que s¨ª afectaba a algunos jugadores era la altitud, la falta de ox¨ªgeno. A m¨ª no me afect¨®, pero s¨ª a los que fumaban m¨¢s como Riva o Albertosi. Claro que Domenghini era de los m¨¢s fumadores y estuvo muy bien f¨ªsicamente.
P. ?Fue el partido del siglo?
R. No lo creo. En realidad fueron 30 minutos muy vividos, los de la pr¨®rroga, de m¨¢xima tensi¨®n.
P. Marc¨® el gol decisivo, el 4-3. ?C¨®mo fue?
R. Acab¨¢bamos de encajar el 3-3, conmigo en el palo. El primer impulso, para rehacerme, fue regatear a todos y marcar. Pero veo un muro blanco de alemanes y decido que es mejor acompa?ar la acci¨®n. De Sisti le pasa a Facchetti, ¨¦ste a Bonisegna, que se pega una carrera por la izquierda y centra al punto de penalti. Le pego de primeras al bal¨®n, el portero Maier se hab¨ªa ya tirado, parece que pueda atraparlo, pero no lo consigue.
P. ?Era un desastre como defensa?
R. ?Lo dice por el 3-3? Yo estaba cubriendo el palo por el que ven¨ªa el remate tras un c¨®rner. El cabezazo de M¨¹ller lo habr¨ªa podido parar con la mano, como algunos dijeron, pero eso no entra dentro de mi cultura futbol¨ªstica. Con la mano, nunca, as¨ª que prefer¨ª intentarlo con la cadera. No pod¨ªa haber hecho m¨¢s que lo que hice.
P. Sin embargo, el portero Albertini dice que le insult¨® como nunca hab¨ªa insultado a un compa?ero.
R. M¨¢s que insultarme, protest¨® por el gol. Como yo, tambi¨¦n estaba enfadado.
P. Y entonces le dijo a Albertosi: 'tranquilo: ahora voy y marco'.
R. 'Tranquilo' no le dije, pero s¨ª que no me quedaba m¨¢s remedio que ir a marcar para resarcirme. Fue una veleidad. No cre¨ªa realmente que pudiera marcar, y menos de inmediato, como sucedi¨®. A los 60 segundos.
P. Entr¨® sustituyendo a Mazzola. La famosa staffeta (relevo) por la que entraba uno y se iba el otro. ?No pod¨ªan jugar juntos los dos de m¨¢s talento?
R. Eso mismo nos pregunt¨¢bamos nosotros. Fue una decisi¨®n m¨¢s pol¨ªtica que t¨¦cnica. La prensa estaba dividida entre quienes no quer¨ªan que jugara yo, y los que no quer¨ªan que jugara Mazzola. La federaci¨®n era muy permeable a estas presiones y decidi¨® que jug¨¢ramos una parte cada uno. Era lo pol¨ªticamente correcto.
P. ?Por qu¨¦ Italia siempre cuestiona a sus futbolistas de m¨¢s calidad?
R. No s¨¦ si sucede s¨®lo en Italia, pero los ¨²ltimos seleccionadores han tenido la suficiente personalidad para no dejarse influir por las presiones de la prensa. Ni Enzo Bearzot en 1982 ni Marcello Lippi ahora ceden a las presiones.
P. ?C¨®mo jugaba aquella Italia?
R. Ganamos la Eurocopa dos a?os antes. ?ramos un grupo que arranc¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1960 y que se prolong¨® hasta 1974, cuando ya lleg¨® gente nueva.
P. Lleg¨® la final contra Brasil y usted s¨®lo particip¨® seis minutos. ?Por qu¨¦?
R. Nunca lo sabremos. Valcareggi est¨¢ ya muerto. Fue una l¨¢stima para m¨ª. Aunque aqu¨¦l Brasil era superior a todos, debimos haber hecho algo m¨¢s en la final.
P. ?C¨®mo debe jugar Italia para ganar a Alemania?
R. Ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de lo que podemos imaginar. Han cambiado las cosas desde el amistoso que les ganamos hace unos meses. Hay que ocupar el verde del campo de la mejor manera posible.
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