La corte de Camelot
Con treinta a?os nada m¨¢s, o nada menos, este escritor cordob¨¦s de amplios registros no deja de dar sorpresas. Caliente todav¨ªa su poemario El jersey rojo, Premio Loewe a la Creaci¨®n Joven, jersey rojo como el de Luz, hermosa hero¨ªna, a la que el cabello suelto le tapa el lado izquierdo de la cara, a lo Ver¨®nica Lake, Luz, la chica de El gran Felton, novela tambi¨¦n caliente, como caliente es la publicaci¨®n de uno de esos encargos auton¨®micos, Lucena, sefardita. La ciudad de los poetas, un apasionado viaje al pasado literario y cultural de esta ciudad cordobesa. Dejando a un lado su interesante ascensi¨®n po¨¦tica, quisiera dedicar el resto del espacio a saludar con satisfacci¨®n su segunda novela, y la satisfacci¨®n se da, en primer lugar, por la calidad de la historia y, en segundo lugar, dado que hace un par de a?os me ocup¨¦ aqu¨ª de su primera novela, Am¨¦rica, porque intu¨ª entonces, pese a algunas carencias que pueden remediarse con la experiencia, que est¨¢bamos ante alguien de prometedor porvenir. Y, afortunadamente, no me he equivocado. El gran Felton le debe mucho a Am¨¦rica, y tambi¨¦n a ese primer libro de relatos Carta a Isadora (Ediciones B), y all¨ª, entonces, y en Am¨¦rica, despu¨¦s, y ahora en ¨¦sta insiste Aza¨²stre en encomendarse a aquella hermosa pareja de la Era del Jazz, a aquella generaci¨®n perdida, a Scott y Zelda Fitzgerald, y a ese otro grand¨ªsimo: el viejo Hemingway. La obsesi¨®n literaria de Aza¨²stre le ha llevado a zarandear, tray¨¦ndole y llev¨¢ndole de sus relatos a sus novelas, a un (in)existente Robert Felton, que vivi¨®, desde la discreci¨®n de la mediocridad aquellos a?os. Si en Am¨¦rica se mov¨ªa alguna baldosa -fruto de la impericia del autor- al pisar el suelo en el que se mezclaban ficciones y realidades, ahora apenas percibimos ese chasquido al pisar una baldosa suelta. Aza¨²stre ha escrito una novela llena de pasi¨®n por los pasadizos secretos que se disimulan tras una hilera de libros de una librer¨ªa, la m¨ªtica Gotham Book Mart, presente en todas sus prosas, o pueden esconderse tras una biblioteca, como la del malvado y un tanto inveros¨ªmilmente desmesurado poeta sin ¨¦xito y con obra Javier Elejalde. La idea de que Fitzgerald no muriera en 1940, sino en 1992 y que hubiera escrito otros libros con seud¨®nimo y que existiera una versi¨®n completa de El ¨²ltimo magnate, y que hubiera podido ser la primera pel¨ªcula de Orson Welles y las consiguientes idas y venidas literario-detectivescas no era todo ello, en principio, algo excesivamente original. El manuscrito perdido es casi un subg¨¦nero literario y escribir la novela sobre la marcha de la peripecia detectivesca es casi un t¨®pico; y con todo El gran Felton es una novela muy bien construida, bien escrita, que se lee de un tir¨®n y con la que Aza¨²stre sigue a buen paso su ascendente trayectoria literaria.
EL GRAN FELTON
Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre
Seix-Barral. Barcelona, 2006
448 p¨¢ginas. 20 euros
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