Pirlo, el arquitecto
Los t¨¦cnicos y compa?eros del jugador italiano destacan su importancia en el juego colectivo
Tuvo que ser Carlo Mazzone, el entrenador que m¨¢s partidos ha dirigido en la Serie A italiana, todo un personaje y un viejo sabio del calcio, el que diera con la clave. Hasta que el t¨¦cnico romano aterriz¨® en el Brescia, Andrea Pirlo (Flero, 1979) era lo que en Italia se conoce como trescuartista, un fantasista. As¨ª llaman a los que, como ¨¦l, se mueven por detr¨¢s de los puntas, como enganche creativo entre el centro del campo y la delantera. Ah¨ª viv¨ªa Pirlo en los campos de f¨²tbol y no le iba mal.
Pirlo volvi¨® a casa, cedido por el Inter, en enero de 2001 y en su vida se cruz¨® Carletto, que le retras¨® la posici¨®n. "Fue como poner a Zico a jugar por delante de la defensa", reconoci¨® Giovanni Trapattoni, entonces seleccionador italiano y primero en convocar a campanellino -la campanilla, como le conocen desde cr¨ªo- para la azzurra. Entonces, Pirlo se convirti¨® en el arquitecto. Ya no hubo camino de vuelta.
Nacido en un pueblecito cercano a Brescia, Pirlo creci¨® en las divisiones inferiores del conjunto escapulado, so?ando con dar los pases que ve¨ªa dar a Baggio y Guardiola, tratando de aprender a jugar y a hacer jugar; as¨ª de simple, as¨ª de complicado. Nunca lleg¨® a jugar con ellos. Cuando sus ¨ªdolos ficharon por el Brescia, ¨¦l hab¨ªa hecho las maletas dos a?os antes rumbo a Mil¨¢n para fichar por el Inter.
No le fue nada bien de azul y negro, as¨ª que le cedieron al Reggina una temporada. Pese a que los milaneses le reclamaron, nunca lleg¨® a ser titular, por lo que el ¨²ltimo tramo del curso 2000-01 jug¨® cedido en el Brescia. Fue entonces cuando retras¨® su posici¨®n y le fich¨® el Milan. Despu¨¦s de cinco temporadas en rojo y negro, el presidente Galliani le ha reconocido: "Puede que no sea el mejor, pero es insustituible".
Por su car¨¢cter -dicen que es tranquilo como un gato, animal al que adora-, Pirlo no tiene el tir¨®n de Totti entre los aficionados. "Es un l¨ªder que habla con los pies", le reconoce Marcello Lippi, el seleccionador, que, en el Mundial, lo ha alineado en seis partidos, 547 minutos. Ha marcado un gol y ha dado dos asistencias. Su rendimiento ha sido tan alto que est¨¢ nominado para mejor jugador del torneo.
Seguramente m¨¢s ¨²til que aparente, Javier Irureta, cuando era entrenador del Deportivo y su equipo viaj¨® a Mil¨¢n para jugar un partido de la Champions, dej¨® una frase en honor del arquitecto bresciano: "Vosotros -dijo a los periodistas- hablad de Schevchenko y de Inzaghi, que yo ya me preocupar¨¦ de frenar a Pirlo".
Incluso Johan Cruyff le ha reconocido su grandeza y su importancia en el juego colectivo: "Sabe jugar el bal¨®n y, adem¨¢s, ayudar al compa?ero", dijo de ¨¦l. Los elogios los recibe tambi¨¦n de sus compa?eros. Por ejemplo, de Gilardino, con quien gan¨® la medalla de bronce en Atenas 2004 y juega en el Milan: "Sin sus pases, no soy nada. Es fundamental para m¨ª".
?l, hombre de principios, ve al calcio en los juzgados por culpa de Moggi y siente verg¨¹enza. "Me gustar¨ªa volver a jugar al f¨²tbol de la infancia, un f¨²tbol puro y limpio", ha dicho. Mientras, a un d¨ªa de la final, sue?a en su mejor pase, ¨¦se que habr¨ªan firmado Baggio o el mism¨ªsimo Guardiola.
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