Un ecosistema en la puerta de casa
Las balsas de Salburua forman parte del anillo verde de Vitoria, compuesto por siete parques
Cientos de vitorianos pasean y corren a lo largo del d¨ªa por los nueve kil¨®metros de caminos que circundan y cruzan el humedal de Salburua, el espacio natural en el que fue hallado el viernes de la semana pasada el cad¨¢ver de la primera ave contagiada en nuestro pa¨ªs con el virus H5N1. Se trata de una zona pegada a Vitoria, de 173,5 hect¨¢reas de extensi¨®n, ubicada entre la carretera N-1, al este de la ciudad, un barrio de nueva creaci¨®n llamado precisamente Salburua, y la zona industrial y de servicios en la que se levanta el pabell¨®n de deportes donde juega el equipo de baloncesto de Vitoria, el Tau Baskonia.
Pese a su car¨¢cter casi urbano, es un ecosistema primordial para especies amenazadas, algunas de las cuales viven en ¨¦l la mayor parte del a?o. Quiz¨¢s por el hecho de que no es una zona de especial presi¨®n migratoria de aves, el Ministerio de Agricultura y los responsables auton¨®micos de salud animal no incluyeron el pasado octubre este humedal en la lista de los que consideraban de riesgo.
Las granjas situadas a a tres kil¨®metros est¨¢n aisladas, y las que est¨¢n a 10, vigiladas
Esta zona h¨²meda est¨¢ formada por varias lagunas (Arcaute y Beto?o son las principales), espacios de praderas y un peque?o robledal. Desecada siglos atr¨¢s para transformar la zona en campos de cultivo, los trabajos de recuperaci¨®n iniciados en 1994 han revertido esta situaci¨®n y en la actualidad Salburua es uno de los humedales continentales m¨¢s valiosos del Pa¨ªs Vasco.
Los seis humedales vascos incluidos en la lista Ramsar (el convenio internacional que regula la protecci¨®n de estas zonas naturales) quedaron fuera: el humedal de Vitoria, el de Urdaibai, en Vizcaya, el de Lagunas de Laguardia, en ?lava, las ¨¢reas h¨²medas de Txingudi, en Guip¨²zcoa, y los del embalse de Ullibarri, y el de Salinas de A?ana, tambi¨¦n en ?lava.
En el humedal de Salburua viven, entre otras especies de aves, el porr¨®n europeo, las gaviotas reidoras, el carricer¨ªn cejudo, la focha y el menos conocido hasta ayer, el somormujo lavanco.
El Gobierno y la Diputaci¨®n ya han puesto en marcha a sus equipos t¨¦cnicos para instaurar un r¨¦gimen especial de limpieza, bioseguridad, desinfecci¨®n y confinamiento de aves de corral dentro del per¨ªmetro. Pero lo m¨¢s complicado ser¨¢ hacer un seguimiento activo de las aves silvestres, especialmente de las acu¨¢ticas. Deber¨¢n de censarse todos los huevos y no podr¨¢ salir ning¨²n material biol¨®gico de la zona, ni esti¨¦rcol, ni plumas, ni por supuesto ninguno de los animales. "Es una pena porque precisamente ahora es cuando m¨¢s visitantes est¨¢n recibiendo los humedales", declar¨® ayer uno de los guardas del parque. "Aunque no haya peligro para la gente, seguro que va a retraer a muchas personas", augur¨®. Muchos de los 281.858 visitantes que acudieron en el pasado a Salburua es seguro que ahora se lo pensar¨¢n.
El humedal forma parte del denominado Anillo Verde, una circunferencia de siete espacios naturales que rodea Vitoria (los otros seis son Alegr¨ªa, Armentia, Errekaleor, Lasarte, Olarizu, Zabalgana y Zadorra). A todos se puede llegar desde el centro por caminos radiales que tienen m¨¢s de 80 kil¨®metros. El pasado a?o alrededor de 600.000 personas disfrutaron del Anillo, y casi la mitad eligieron Salburua.
Los veinte minutos andando que separan el humedal del centro de Vitoria tienen un cierto parecido con los 20 kil¨®metros que hay entre la capital y el techo de ?lava, el monte Gorbea. En los dos lugares es posible ver a grupos de ciervos paseando.
Pero en Salburua, adem¨¢s de los ciervos -que fueron trasladados al humedal hace cinco a?os por el Centro de Estudios Ambientales para que limpiaran las plantas que caen al agua- se pueden ver erizos, visones europeos, ranas, reptiles y gal¨¢pagos.
Aunque se trata de un humedal natural, en 1857 se procedi¨® al desecado parcial de las balsas, para poder dedicar esas tierras a la agricultura y en 1955 se culmin¨® el proceso al evacuar todo el agua. S¨®lo en 1994 se empez¨® a vislumbrar la posibilidad de devolver las aguas a su sitio. Entonces se desalojaron las huertas y las casetas que se hab¨ªan construido en las d¨¦cadas anteriores -hab¨ªa zonas de chabolismo- y se trat¨® de frenar el drenaje de los principales r¨ªos para devolverle su aspecto original.
Adem¨¢s se construyeron peque?as compuertas para acumular el agua que alimentan las balsas. Poco a poco, las aves comenzaron a anidar y las balsas de Beto?o, Durnzarra, Larregana y Arkaute recuperaron la naturaleza que tuvieron anteriormente.
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