Una sopa de letras
La carrera no encuentra su patr¨®n en la primera etapa seria, la contrarreloj de 52 kil¨®metros, ganada por Gonchar
"Ll¨¢menme Gonchar, Sergu¨¦i Gonchar". El nuevo l¨ªder del Tour de la renovaci¨®n tiene 36 a?os y un problema de identidad irreparable que le obliga a terminar todas sus conferencias de prensa explicando la misma historia: cuando lleg¨® de Ucrania a Italia, a mediados de los a?os 90, el funcionario que transcribi¨® sus papeles del cir¨ªlico al alfabeto latino se equivoc¨®, confundi¨® la G con la H, y ¨¦l, esclavo de la burocracia, qued¨® convertido en horroroso Honchar para pasmo de su abuelo, barbudo sacerdote ortodoxo en las afueras de Kiev, que no lleg¨® a entender c¨®mo en la Europa occidental tiene m¨¢s valor el doy fe de un funcionario que la ley divina, la sangre que se transmite de una generaci¨®n a otra, el apellido heredado.
Los 17 primeros, incluido Sastre, est¨¢n separados por s¨®lo dos minutos y medio
Si el abuelo del maillot amarillo, si es que vive, se pasara estos d¨ªas por el Tour, entender¨ªa mejor la peripecia identitaria de su nieto, par¨¢bola clara del Tour 2006. Le bastar¨ªa al cura con repasar las p¨¢ginas amarillas de la clasificaci¨®n de la carrera. Comprender¨ªa entonces que tambi¨¦n la grande boucle sufre un problema de identidad, que la general es una pura sopa de letras, un galimat¨ªas complicado de desentra?ar, un pasatiempo dominical casi indescifrable. La primera contrarreloj larga, la que habitualmente clarificaba el panorama, tampoco ha descubierto qui¨¦n puede ser el patr¨®n del Tour.
Qu¨¦ horror. Qu¨¦ nombres. Qu¨¦ contrarreloj. Dolorosa para Julich -se cay¨® en el kil¨®metro y medio, caderazo tremendo contra el asfalto, ambulancia y fin-; penosa para Leipheimer, el californiano que se agarra, subiendo, que nunca se suelta y que choc¨® contra el viento; gris para Mayo -82?, a 5m 37s de Gonchar-, y ah¨ª se acaban los adjetivos definidos.
El resto es un magma, una zona borrosa en la que se colocaron todos los que se creen, y son muchos, que pueden ganar el Tour, una lista que, desgranada por orden de aparici¨®n en la general y con su correspondiente glosa, reza as¨ª de absurda: Gonchar -el ucranio de los desarrollos imposibles, que pedalea como uno que quisiera hacer un hoyo en el suelo con cada pisada y que tiene a gala correr pr¨¢cticamente en apnea los ¨²ltimos kil¨®metros-, Floyd Landis -el menonita que quiere ser un huevo, ¨®valo perfecto, aerodin¨¢mico, cuando corre las contrarreloj y por eso dobla los brazos y abraza un manillar casi vertical como un artr¨ªtico su bast¨®n: dicen que tiene un gran motor, pero el a?o pasado se distingui¨® en el Tour por su tenacidad para seguir la rueda de los dem¨¢s-, Patrik Sinkewitz -otro del T-Mobile, como Gonchar, alem¨¢n que gan¨® la Vuelta a Alemania 2004, que tiene 27 a?os y no es mal escalador, por lo que es m¨¢s sorprendente a¨²n su prestaci¨®n, sorprendente y a tono con su equipo, al que dej¨® hu¨¦rfano Ullrich y que coloc¨® a seis de sus siete corredores entre los 16 primeros-, Andreas Kl?den -otro alem¨¢n, otro T-Mobile, segundo en el Tour de hace dos a?os, otro que se cree con plenos derechos hereditarios-, Vladimir Karpets -un gigante de San Petersburgo que vive en Pamplona, que no puede usar bicis de carbono porque las rompe con su tremenda fuerza y que odia a las personas que hablan mucho, es decir, sencillamente a los que hablan: "Jo", le dijo a su director, Eusebio Unzue, el otro d¨ªa, "se ha ca¨ªdo Valverde y ya han venido cinco periodistas a verme, con lo a gusto que estaba cuando nadie sab¨ªa que exist¨ªa..."-, Cadel Evans -un australiano que fue campe¨®n de mountain bike, que gan¨® el Tour de Romand¨ªa y que cuenta en su biograf¨ªa con unas cuantas semanas en coma a los 14 a?os a ra¨ªz de recibir la coz de una mula en su cabeza-, Denis Menchov -otro ruso de Pamplona, que alcanz¨® la madurez mental la pasada Vuelta, que gan¨® finalmente por descalificaci¨®n de Heras- y est¨¢n tambi¨¦n Christophe Moreau, Paolo Savoldelli, Carlos Sastre -el primer espa?ol, el 16? de la general- y hasta George Hincapi¨¦. Todos, y son muchos, est¨¢n comprimidos en 2m 30s. El Tour deber¨¢ esperar al mi¨¦rcoles y el jueves, a los Pirineos, para empezar a aclarar su vida y encontrar su identidad perdida.
Por lo menos Honchar, perd¨®n, Gonchar, pudo dar una respuesta a los que se preguntan c¨®mo el T-Mobile, el equipo m¨¢s rico del mundo, pudo haberle fichado el invierno pasado, a los 35 a?os, veterano en un equipo italiano del mont¨®n. Un problema menos.
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