El preciso director de la grey cat¨®lica
El contacto con las masas es la prueba de fuego para Benedicto XVI, un estudioso sin las tablas medi¨¢ticas de su predecesor
Los gestos suaves pero en¨¦rgicos con los que el papa Benedicto XVI contesta, brazos en alto, a los saludos de las multitudes recuerdan a los de un director de orquesta. Estamos, despu¨¦s de todo, ante un papa b¨¢varo criado en una atm¨®sfera de devoci¨®n musical. Su hermano mayor, Georg, tambi¨¦n sacerdote, fue durante a?os director musical de la catedral de Regensburg; ¨¦l mismo es un amante de Mozart y consumado pianista. A Benedicto XVI le gusta por eso la precisi¨®n, clave de toda armon¨ªa, aunque, al menos en p¨²blico, nunca ha dado muestras de exasperaci¨®n por los errores humanos de la gigantesca orquesta cat¨®lica que dirige.
Hasta el momento, Joseph Ratzinger, que cumpli¨® en abril 79 a?os, ha dado pruebas de enorme paciencia y de gran sentido de la instituci¨®n milenaria que dirige. Ha aceptado los compromisos de su antecesor, Juan Pablo II, amante de los ba?os de multitudes, adapt¨¢ndose a ellos con buena voluntad. Las diferencias con el fallecido Karol Wojtyla son enormes. En su viaje a Polonia, a finales de mayo, Benedicto XVI congreg¨® a dos millones de personas en los diversos actos que presidi¨®. Sus discursos fueron perfectas piezas de oratoria (especialmente el que ley¨® en Auschwitz), pero los j¨®venes que acudieron en masa a escucharle (como les ocurri¨® a los que participaron en Colonia el verano pasado en la XX Jornada Mundial de la Juventud) no encontraron la menor complicidad. Ni una frase improvisada, ni un gesto de m¨¢s.
Benedicto XVI no puede competir en proximidad humana, ni en tablas medi¨¢ticas con su predecesor, pero tampoco lo pretende. Sabe quien es. Conoce sus limitaciones y sus puntos fuertes. Su vida y su carrera eclesi¨¢stica son un ejemplo de ¨¦xito absoluto. Sacerdote en 1951, te¨®logo consultor del arzobispo de Colonia, Joseph Frings, en el Concilio Vaticano II, profesor en la universidad de Tubinga, estudioso aplaudido y reconocido en su pa¨ªs y en el ¨¢mbito de la iglesia universal, arzobispo de Munich en 1977, y ese mismo a?o cardenal por decisi¨®n de Pablo VI.
Ratzinger ha sido una figura importante con tres papas. Con Juan XXIII, por sus aportaciones al debate teol¨®gico en el Concilio Vaticano II, con Pablo VI, que le ascendi¨® a lo m¨¢s alto del escalaf¨®n eclesi¨¢stico, y con Juan Pablo II, que se lo llev¨® a Roma en 1981 para que se hiciera cargo de la custodia de las esencias dogm¨¢ticas, al ponerlo al frente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. El Papa polaco le entreg¨®, de alguna forma, el testigo. Y contra todo pron¨®stico, el 19 de abril de 2005, se convirti¨® en su sucesor al frente de la Iglesia cat¨®lica.
En sus 14 meses de pontificado, Benedicto XVI ha conquistado a muchos de sus cr¨ªticos o, al menos, les ha obligado a suavizar sus posturas, empezando por su ex colega Hans K¨¹ng. Consciente de que no corren buenos tiempos para la Iglesia, es el primero en recomendar a sacerdotes y fieles que se armen de paciencia. Asumiendo que la gran orquesta puede quedar en cuarteto de c¨¢mara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.