El Papa reivindica en Valencia la "insustituible" familia tradicional
Benedicto XVI se muestra conciliador con el Gobierno, pero su portavoz amonesta a Zapatero
Benedicto XVI llev¨® a Valencia un mensaje de apoyo a la familia tradicional y no ocult¨® sus diferencias con la pol¨ªtica del Gobierno espa?ol. Pero envolvi¨® sus palabras en seda y evit¨® los tonos pol¨¦micos. Cuando abord¨® la cuesti¨®n crucial, el rechazo cat¨®lico a la institucionalizaci¨®n de formas de convivencia distintas a la uni¨®n sacramental entre hombre y mujer, lo hizo con una suave "invitaci¨®n a la reflexi¨®n" dirigida de forma gen¨¦rica "a los gobernantes". Y en su encuentro con la vicepresidenta, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, ofreci¨® una rama de olivo: "S¨¦ que a usted le corresponde coordinar nuestras relaciones y ahora s¨¦ que estamos en buenas manos", dijo. La aspereza correspondi¨® al portavoz papal, Joaqu¨ªn Navarro-Valls, quien compar¨® desfavorablemente a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero con varios dictadores por no asistir a la misa de hoy.
"Ahora s¨¦ que estamos en buenas manos", dijo el Pont¨ªfice a De la Vega
Navarro-Valls recuerda que Castro, Ortega y Jaruzelski s¨ª asistieron a misa con el Papa
Navarro-Valls, un hombre de verbo habitualmente aterciopelado, asumi¨® la tarea de subrayar el descontento papal por el hecho de que Zapatero no se quedara en Valencia para la misa. En el vuelo que trasladaba a Benedicto XVI y su comitiva hacia Valencia, el portavoz de la Santa Sede record¨® que Fidel Castro en La Habana, Daniel Ortega en Managua y Wojciech Jaruzelski en Varsovia s¨ª hab¨ªan acompa?ado al Papa en la celebraci¨®n eucar¨ªstica. "La misa es un acto p¨²blico, va quien quiere ir y nadie est¨¢ obligado", matiz¨®. Un periodista le record¨® que tampoco Jacques Chirac particip¨® en 1997 en la gran misa de Juan Pablo II en Par¨ªs, y que en 1999 el presidente Bill Clinton hab¨ªa delegado en su vicepresidente, Al Gore, la representaci¨®n del gobierno de Washington en una ceremonia religiosa, pero el portavoz prefiri¨® no debatir. Quiz¨¢ percibi¨® que hab¨ªa exagerado un poco al comparar a Zapatero con tres dictadores m¨¢s o menos comunistas (que en su momento fueron acusados de cinismo y oportunismo precisamente por sentarse junto al altar) y, en cualquier caso, la se?al de malhumor hab¨ªa quedado ya clara.
El propio Benedicto XVI, en la escalerilla del avi¨®n, habl¨® con franqueza de los desacuerdos de fondo con el Gobierno espa?ol. Reconoci¨® que algunas leyes de la Administraci¨®n socialista, en referencia al matrimonio y el derecho de adopci¨®n por parte de homosexuales, suscitaban "problemas": "Hay puntos ante los que la iglesia debe decir no", subray¨®. "La iglesia cat¨®lica no puede aceptar determinadas cosas, pero no nos centremos en los elementos negativos, porque veo muchas familias unidas y debemos resaltar esa realidad", dijo.
Ese enfoque positivo fue el que mantuvo durante su primera jornada en Valencia. El Papa, que tem¨ªa el calor y lo sufri¨® en varios momentos, parec¨ªa de buen humor y encantado por el recibimiento. Valencia estaba espl¨¦ndida y abarrotada de gente que vitoreaba al Pont¨ªfice. "Es una l¨¢stima que el viaje dure solamente un d¨ªa, habr¨¢ otras ocasiones", indic¨® con una sonrisa antes de iniciar un recorrido por la ciudad que le llev¨®, en primer lugar, a la boca de entrada de la estaci¨®n de metro de Jes¨²s, s¨ªmbolo de la tragedia de esta semana. Hab¨ªa un reclinatorio dispuesto, pero fue retirado a toda prisa. Benedicto XVI, recibido por el pr¨ªncipe Felipe y do?a Leticia, prefiri¨® rezar en pie unos instantes y depositar sobre una barandilla una corona de flores que qued¨® all¨ª, solitaria, cuando el papam¨®vil y su comitiva siguieron adelante.
Al llegar a la catedral, el Papa entreg¨® a los obispos espa?oles una carta de ¨¢nimo en la que, sin veladuras ni envolturas diplom¨¢ticas, les exhort¨® a luchar contra el relativismo, el gran enemigo actual de un catolicismo que cree en las verdades absolutas: "Sab¨¦is que sigo de cerca y con mucho inter¨¦s los acontecimientos de la iglesia en vuestro pa¨ªs", "conozco y aliento el impulso que est¨¢is dando a la acci¨®n pastoral en un tiempo de r¨¢pida secularizaci¨®n, que a veces afecta incluso a la vida interna de las comunidades cristianas: seguid, pues, proclamando sin des¨¢nimo que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ¨¢mbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad".
Minutos despu¨¦s, ante el altar de la Bas¨ªlica de la Virgen de los Desamparados, se reuni¨® con familiares de las v¨ªctimas del accidente del metro. Fue un momento sobrio, emotivo, muy digno. El Papa se acerc¨® a los familiares, unos 180, y mantuvo con varios de ellos breves conversaciones.
Luego se retir¨® al Palacio Arzobispal para un almuerzo privado y una hora de descanso, antes de acudir al Palacio de la Generalitat para encontrarse con los reyes de Espa?a. En su discurso de bienvenida en el aeropuerto de Manises, don Juan Carlos hab¨ªa recordado "la intensidad y profundidad de los lazos que, desde hace tantos siglos, vinculan a la Iglesia y a Espa?a", hab¨ªa hablado de la "vocaci¨®n abierta y solidaria que anima a la juventud espa?ola" y hab¨ªa introducido en la jornada (como se sabe, los discursos del monarca son redactados o supervisados por el gobierno) un elemento de reflexi¨®n social con el que Benedicto XVI no pod¨ªa sino estar de acuerdo: "Desde el respeto a la dignidad humana, no podemos permanecer impasibles ante las guerras, el terrorismo, la violencia, el hambre, la pobreza, la injusticia, la violaci¨®n de los derechos humanos o la falta de libertad". La reuni¨®n del Papa con los Reyes fue, como se esperaba, protocolaria y cordial.
Tras los monarcas, tocaba el turno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, a quien el Papa recibi¨® en el Palacio Arzobispal. La calle esperaba bronca, a juzgar por los silbidos y los gritos de "fuera, fuera" con que fueron acogidos por el p¨²blico el presidente del Gobierno, su familia y la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega. Ni la parte vaticana ni la parte espa?ola quer¨ªan, sin embargo, tensar las cosas, y los 10 minutos de audiencia familiar concedidos a los Rodr¨ªguez Zapatero transcurrieron entre sonrisas. Cuando la familia se retir¨® y la vicepresidenta, a la que el Papa hab¨ªa querido conocer personalmente por su condici¨®n de gran coordinadora de las relaciones Estado-Iglesia, se abordaron (con toda la profundidad que permiten 10 minutos) las cuatro cuestiones consideradas prioritarias en la relaci¨®n bilateral: la inmigraci¨®n africana hacia Espa?a, la construcci¨®n europea, educaci¨®n y las pol¨ªticas familiares. Fuentes gubernamentales indicaron que se trat¨® de un repaso de cuestiones a profundizar, efectuado en "un ambiente amable". Otras fuentes de m¨¢xima solvencia se?alaron que el Papa hab¨ªa propuesto con franqueza la necesidad de acabar con los conflictos, en un momento en que se negociaban cuestiones tan importantes como el desarrollo de las leyes educativas y la revisi¨®n de los mecanismos de financiaci¨®n de la iglesia: "Colaboremos, encontremos una soluci¨®n justa", dijo Joseph Ratzinger.
La primera visita de Benedicto XVI a Espa?a respond¨ªa al Encuentro Mundial de las Familias, asignado a Valencia por su predecesor, Juan Pablo II. Desde un punto de vista pastoral, por tanto, el momento culminante del d¨ªa de ayer era el encuentro del Papa con miles de familias reunidas en la Ciudad de las Artes y las Ciencias valenciana. Fue una multitudinaria ceremonia nocturna, pr¨®logo de la misa de hoy, en la que el jefe de la iglesia cat¨®lica volvi¨® a hablar en t¨¦rminos positivos, sin enconar el desencuentro con el Gobierno socialista. Dijo que la familia "es un bien necesario para los pueblos y un fundamento indispensable para la sociedad", que la familia "es una instituci¨®n intermedia entre el individuo y la sociedad y nada la puede suplir totalmente". "Este encuentro", proclam¨®, "da nuevo aliento para seguir anunciando el Evangelio de la familia" y "contrarresta un hedonismo muy difundido, que banaliza las relaciones humanas y las vac¨ªa de su genuino valor y belleza".
Cuando se dirigi¨® al Gobierno, el Papa lo hizo con la m¨¢xima delicadeza: "Invito, pues, a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y armon¨ªa aseguran al hombre y a la familia, centro neur¨¢lgico de la sociedad". Las familias que hab¨ªan peregrinado a Valencia le dispensaron una formidable ovaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Declaraciones prensa
- VIII Legislatura Espa?a
- Doctrina social
- Vicepresidencia Gobierno
- Visitas oficiales
- Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega Sanz
- Viajes oficiales
- Benedicto XVI
- Reina Sof¨ªa
- Joaqu¨ªn Navarro Valls
- Iglesia Cat¨®lica espa?ola
- Presidencia Gobierno
- Gobierno de Espa?a
- Contactos oficiales
- Actos p¨²blicos
- Valencia
- Juan Carlos I
- Papa
- PSOE
- Ciudad del Vaticano
- Clero
- Comunidad Valenciana
- Legislaturas pol¨ªticas
- Iglesia cat¨®lica