Jos¨¦ Luis Felis Garc¨ªa, magistrado
El juez que se disculpaba ante los ciudadanos por los retrasos en los juicios
Jos¨¦ Luis Felis Garc¨ªa ten¨ªa la costumbre de hacer pasar a los ciudadanos a su despacho para explicarles los motivos que le hab¨ªan llevado a suspender un juicio tras haberles hecho esperar, a veces, hasta una hora. No le importaba incluso pedir disculpas al justiciable por lo ocurrido o instar a los abogados a actuar en ese mismo sentido cuando eran ellos los responsables de la suspensi¨®n. Era la manera humana que ten¨ªa de entender la justicia.
Su primer destino fue Manacor, despu¨¦s Sant Boi de Llobregat y m¨¢s tarde, durante a?os, en el Juzgado Penal 8 de Barcelona. Felis explicaba que ten¨ªa intenci¨®n de no cambiar m¨¢s de destino y de jubilarse en la Secci¨®n Novena de la Audiencia de Barcelona, donde estaba destinado desde hac¨ªa un a?o, "siempre que la siga presidiendo Gerard Thomas". No es f¨¢cil, en un tribunal colegiado, encontrar sinton¨ªa entre los magistrados y Felis la ten¨ªa, y mucha, con Thomas, con Gregorio Callejo y con Carmen S¨¢nchez-Albornoz. Ellos redactaron cuatro l¨ªneas para recordarle y evocar que Felis "siempre interpret¨® el derecho para favorecer a los m¨¢s desfavorecidos". Como ellos. "Los jueces no estamos para crear m¨¢s problemas, estamos para resolverlos", le gustaba decir en las deliberaciones apunt¨¢ndoles con el dedo. Siempre huy¨® del formalismo. Y eso no es f¨¢cil porque, como recuerdan sus compa?eros, "las relaciones jur¨ªdicas a veces son tremendamente injustas". Y m¨¢s si se trata de Derecho Penal, en el que se hab¨ªa volcado Felis desde hac¨ªa a?os.
El suyo no era un progresismo de apariencia y siempre tuvo muy arraigadas sus convicciones, sin hacer gala. Proced¨ªa de esa inagotable cantera de abogados laboralistas a los que, al inicio de la transici¨®n, los obreros pagaban c¨®mo y cuando pod¨ªan, pero sin quedar nunca indefensos. Tras 15 a?os decidi¨® cambiar de toga para impartir justicia, que no para defender los intereses de empresas y empresarios. Con su experiencia y la ley en la mano, Felis podr¨ªa haber accedido a la judicatura por el cuarto turno, reservado a los juristas con experiencia, pero decidi¨® encerrarse parar superar las oposiciones.
Llevaba a?os de cierto desencanto, aunque el destino en la Audiencia de Barcelona le reactiv¨® las ganas por implicarse m¨¢s en los debates de la comisi¨®n de derecho penal de Jueces para la Democracia, su asociaci¨®n de toda la vida. "Nos ha dejado siendo tan querido y tan necesario para nosotros", afirman sus compa?eros del tribunal. Su guitarra, la ¨²ltima c¨¢mara digital que adquiri¨® y su moto de gran cilindrada con la que le encantaba perderse por carreteras secundarias tambi¨¦n se han quedado solas. El s¨¢bado fue enterrado en su Burriana natal, donde se escapaba siempre que pod¨ªa.
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